La Infanta Sofía en solo cuatro meses debe tomar una decisión patrimonial. Y decimos cuatro meses porque deberá hacerlo cuando cumpla 18 años, siendo en su mayoría de edad cuando dirá qué quiere hacer con parte de su herencia. Nos referimos a un palacete valorado en 10 millones de euros, el cual se encuentra en Menorca, y que ella heredó al igual que sus primos de un empresario llamado Juan Ignacio Balada. Es un emblemático edificio, tiene 555 metros construidos y está en desuso, por lo que no sería raro que este año colgara el cartel de 'se vende'. Pero, ¿por qué tiene tanta importancia que la Infanta decida si hacerlo o no?
Al ser la Infanta la menor de la Familia Real Española y la única de sus primos que todavía no tiene 18 años se decidió esperar a que alcanzara los 18 para que ella tuviera voz y voto sobre esta propiedad. Aunque la heredó en el año 2009 tras la generosa voluntad de Balada, la casa ha estado en desuso. Lo que sí está es bien mantenida y cuidada, pues una empresa se encarga de ello para que no sufra desperfectos.
Medios locales han contado en los últimos años que Casa Real se ha negado a que el palacete sea utilizado para otros fines, aunque sean sociales. "La respuesta es que pertenece a los nietos del emérito", explican. Una decisión que ha sido confirmada también por el Rey Felipe, quien en conversación con un periodista corroboró que el futuro dependía de la Infanta Sofía.
Aunque es pronto para saber qué harán, ya se ha puesto sobre la mesa la opción que muchos creen que tendrá lugar. Lejos de aceptar esta herencia y cobrar por el porcentaje de esta propiedad, hay quien está convencido de que renunciará a su cantidad y lo donará a la fundación Hesperia, al igual que su hermana la Princesa Leonor.
Se solicitó que el palacete de Balada fuera un centro de día para mayores, pero no hubo suerte
A pesar de que el Ayuntamiento de Ciutadella pidió en el año 2021 que el palacete de Balada se destinara a centro de día para personas mayores o que se convirtiera en una vivienda tutelada, no fue posible. Se justificó que varios de los menores eran propietarios y que debían esperar a que todos fueran mayores de edad para decidir sobre su futuro. Y es que, en el caso de no ser así, debían ser sus padres los que tomaran la decisión. Por las circunstancias debían ser la Reina Letizia y el Rey Felipe los que firmen el consentimiento, además de tener una autorización judicial, un proceso al que ambos se han negado.
Por eso, todo el peso de esta decisión recaerá únicamente sobre los ocho nietos del Rey Juan Carlos y la Reina Sofía. Serán ellos los que deberán ponerse de acuerdo entre ellos, además de con aquellos a los que se done alguna de sus partes si finalmente es así.
El palacete de Balada llama poderosamente la atención no solo por su impresionante fachada, sino también por la batalla que tantos años ha permanecido parada. Un edificio de color asalmonado, que actualmente no tiene uso y que, en muy poco tiempo, obligará a la Infanta Sofía y sus primos a ponerse de acuerdo. O al menos a hablar para poner cada uno de ellos su opinión sobre la mesa.
El empresario fallecido dejó la mitad de su herencia a los Reyes y a los ocho nietos del Rey Juan Carlos y Doña Sofía. Felipe y Letizia anunciaron que ellos renunciaban a todo derecho, donando su parte a fines sociales, gesto muy aplaudido en el año 2010.
La otra decisión que podría cambiar para siempre la vida de la Infanta Sofía
Ahora debe tomar esta y otras decisiones como, por ejemplo, a qué quiere dedicarse cuando acabe el Bachillerato en el UWC Atlantic de Gales. Recordemos que este es su segundo y último año, por lo que pronto deberá saber hacia dónde desea encaminarse. A diferencia de su hermana, la Princesa Leonor, ella podría obviar su formación militar y apostar directamente por una carrera universitaria.
Esta cuestión está siendo muy comentada fuera de nuestras fronteras, donde la Infanta Sofía está siendo muy aplaudida. Sobre todo este último año, cuando ha asumido un papel protagonista tanto en actos oficiales como en las redes sociales de Casa Real.