Nada queda de la pareja idílica que formaban Iñaki Urdangarin y la Infanta Cristina, una matrimonio que luchó contra viento y marea desde que estalló el Caso Nóos. 2004, año en el que el exjugador de balonmano comenzó a presidir el Instituto Nóos, fue el principio del fin. El caso de corrupción salpicó por completo a toda la Familia Real y los hijos del entonces matrimonio, Juan, Pablo, Miguel e Irene, tuvieron que sufrir en primera persona un auténtico calvario

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Cuando comienza a haber indicios de que Iñaki Urdangarin podría estar implicado en un caso de desvío de dinero público, el Rey Juan Carlos se ve obligado a pedirles a su hija y a su yerno que pongan tierra de por medio. Así lo hacen. En 2009, el matrimonio y sus hijos se mudan a Washington, provocando así un auténtico cisma para los pequeños, quienes tienes que decir adiós a su vida para comenzar una nueva al otro lado del charco. Un cambio de lo más significativo que les afectó por completo a nivel psicológico

Después de vivir tres años en Estados Unidos, regresan a España después de que Urdangarin pidiera una excedencia a raíz de que el procedimiento judicial en el que estaba en curso seguía abierto. El matrimonio y sus hijos volvieron a instalarse en Barcelona, pero el estallido del Caso Nóos y la polémica que suscitó provocó que la Infanta Cristina pusiera tierra de por medio. Entonces, la hija de los Reyes de España volvió a mudarse con sus hijos. En esta ocasión a Ginebra. Un nuevo cambio al que los pequeños tuvieron que hacer frente en poco tiempo y que llegaba mientras que estaban en el centro del huracán mediático. Los cuatro, a una edad muy temprana, tuvieron que enfrentarse al escrutinio público y al cambio radical en su vida cotidiana en la que estaban protegidos y tenían una situación privilegiada. 

Como decíamos, uno de los cambios más significativos fue el de su residencia. Con la intención de proteger a sus hijos del huracán mediático, el matrimonio toma una decisión estratégica para alejar a los cuatro del foco de atención en España y se mudan a Suiza para que puedan llevar una vida tranquila, con normalidad. Pero nuevamente esto supuso un nuevo desafío para ellos, ya no solo por el cambio, también por la adaptación que tuvieron que hacer a la cultura y al idioma. Una nueva vida para ellos en la que también se estaban enfrentando a la incertidumbre que había sobre el futuro de su padre. 

El Caso Nóos cambió el carácter de los hijos de Iñaki Urdangarin y la Infanta Cristina

La Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin ya han firmado su divorcio

Iñaki Urdangarin y la Infanta Cristina acudieron a una notaría sin sus hijos. Foto: Gtres.

El Caso Nóos les perseguía allá donde fueran, a pesar de los deseos de la Infanta Cristina por hacer que estuvieran al margen de la situación. El escrutinio público y la persecución mediática del momento les afectó de lleno en sus relaciones sociales y en su desarrollo emocional. Indirectamente, el escándalo de corrupción les había salpicado por completo, aunque no estuvieran envueltos. Juan, Pablo, Miguel e Irene tuvieron que hacer frente a la condena de su padre a prisión en 2018. Esto provocó una nueva separación en sus padres, puesto que fue cuando el exduque de Palma comenzó a cumplir su condena en la prisión de Brieva, otro golpe emocional para ellos. 

A pesar de que estuvieron arropados por los diferentes miembros de la Familia Real, lo cierto es que el Caso Nóos marcó por completo el carácter de los cuatro a raíz de la magnitud del asunto. Se adaptaron a las nuevas circunstancias y demostraron su fortaleza emocional, al menos públicamente, ante las situaciones adversas por las que estaban pasando. Se volvieron más resilientes y con la idea clara de estar lejos del foco mediático pese a saber que son los sobrinos de los Reyes de España. 

Urdangarin y la Infanta Cristina junto a sus hijos en Ginebra

Urdangarin y la Infanta Cristina junto a sus hijos en Ginebra

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Juan Valentín Urdangarin y Borbón fue el que más sufrió los estragos del caso Nóos. En aquel entonces, el ojo derecho de la Reina Sofía tenía tan solo 10 años. Dijo adiós a Barcelona, a todos los amigos que había hecho en el colegio, en el Liceo francés, y, junto a sus hermanos, tuvo que empezar de cero en Washington y después en Ginebra. El escándalo marcó su carácter y ha crecido queriendo tener una vida discreta. De él, poco o nada se sabe más allá de que vive en Madrid. Se tomó un año sabático para colaborar con una ONG en Camboya y en 2018 se matriculó en la Universidad de Essex para cursar Relaciones Internacionales y Economía. 

De todos los hermanos, Pablo Urdangarin es el que más repercusión mediática ha ganado. El hijo de los exduques de Palma siguió los pasos de su padre y se ha convertido en una de las grandes promesas del balonmano. El joven se centró en el deporte para poder hacer así frente al calvario que vivieron en el seno de su familia. A pesar de su juventud, el joven puede presumir de una intensa trayectoria deportiva. Eso sí, siguiendo los consejos de sus padres, se matriculó en la EU Business School, una escuela privada en donde estudió empresariales. 

La Infanta Cristina, Miguel Urdangarin e Irene Urdangarin

La Infanta Cristina, Miguel Urdangarin e Irene Urdangarin.

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Por su parte, Miguel Urdangarin estudió Biología Marina en Reino Unido y tras un año sabático comenzó un curso de instructor de esquí en Suiza. Aunque un fuerte accidente le obligó a paralizarla y a pasar por quirófano debido a su lesión en la rodilla. La pequeña del clan, Irene, se graduó recientemente tras el último curso de Bachillerato e hizo un voluntariado en Camboya. Los dos hermanos, según pudo saber SEMANA en exclusiva, se han instalado en Zarzuela con su abuela.