Después de un 2024 cargado de compromisos oficiales, los Reyes de España y sus hijas están a punto de comenzar sus tradicionales días en Mallorca. La Primera Familia traslada temporalmente su corte al Palacio de Marivent, su residencia para estos días de verano. Analizamos su distribución.

Como bien sabemos los Españoles, este hermoso inmueble es, además, el recinto favorito de la Reina Sofía. La emérita encuentra en sus instalaciones una paz especial que no encuentra en Zarzuela, y no es de extrañar porque se trata de una edificación tremendamente hermosa de increíbles vistas, ya que está construida sobre el acantilado de Cala Mayor y dispone, además, de 33.000 hectáreas de extensión.

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El espectacular complejo cuenta con unas vistas únicas

Varios palacios en uno

En el complejo se levantan varias construcciones: tres edificios principales y pequeñas viviendas para el personal de servicio y seguridad. Como puede observarse en las imágenes, también cuenta con un helipuerto privado. Todos los años, el palacio vive una pequeña revolución cuando un contingente de La Zarzuela desembarca allí para acondicionarlo. Construido en 1923 por Guillem Fortesa, esta edificación era un museo de arte levantado por el matrimonio formado por Juan de Saridakis y madame Mounier. Su viuda lo cedió a la Diputación Provincial de Baleares en 1966 y en 1973, se cedió a don Juan Carlos y a doña Sofía para que pasaran en él sus vacaciones de verano.

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Los Reyes, en Marivent junto a Pedro Sánchez y Begoña

El Palacio en sí mismo, el que conocemos por los posados de verano, con esas escaleras tan icónicas, es en realidad el que se utiliza como centro de trabajo y en donde se aloja doña Sofía, pero no es donde se hacen vida cotidiana Felipe y Letizia.

Doña Sofía decoró el edificio principal

Este edificio principal emerge ante los visitantes con una emblemática fachada principal cubierta de hiedra. Cuenta con dos plantas y ha sido decorado personalmente por Doña Sofía inspirado en Tatoi, su añorado hogar ateniense.

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Doña Sofía se encargó de la decoración del palacio

En la planta baja se localiza el salón principal, que cuenta con una amplia terraza con vistas al mar, el comedor, la biblioteca, el dormitorio principal, la cocina y varios servicios. Por otra parte, la primera planta alberga cuatro dormitorios, además de algunos baños y dos salones.

La Reina Emérita acondicionó el espacio para garantizar la desconexión y sentir el verano. Le encanta caminar descalza por sus estancias y, por ese motivo, varios salones cuentan con moqueta. Las habitaciones privadas de la madre de Felipe VI reproducen el aspecto de un bazar y, en ellas, se amontonan sus joyas y pañuelos. Doña Sofía pintó las puertas de blanco y colocó una mesa de ping pong en el vestíbulo.

'Son Vent', el área privada de Felipe, Letizia y sus hijas

Don Felipe, doña Letizia y sus dos hijas hacen vida en una construcción anexa que recibe el nombre de ‘Son Vent’.  La masía tiene un sótano, una buhardilla y dos plantas donde se distribuyen los ocho dormitorios, tres baños, el comedor, el recibidor, la cocina, una biblioteca y un amplio salón abovedado.

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Felipe y Letizia hacen vida cotidiana en una construcción distinta del palacio principal

Para la decoración, la pareja real ha apostado por muebles de estilo mallorquín, sofás tapizados en azul y cortinas de roba de llengües, un ikat típico adquirido en el taller familiar Artesanía Textil Bujosa. Esta construcción cuenta con una sala abovedada con marés hace las veces de salón y una casa de aperos especialmente reformada sirve de cocina.

Este rincón privilegiado del Mediterráneo cuenta con unas vistas espectaculares que permite a los Reyes y a sus hijas disfrutar de paz y tranquilidad. La casa cuenta, además, con poche y una piscina situada junto a un pozo.

Los otros pabellones

Al lado de Son Vent se encuentran los pabellones que en tiempos utilizaron las hermanas del actual Rey, Elena y Cristina. Se comenta que en la anterior etapa de la Familia a Iñaki Urdangarín le encantaba disfrutar del retiro mallorquín.

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En los 80 y 90 era habitual que los Eméritos recibiesen invitados ilustres

A pesar de que actualmente no es habitual que reciban invitados, en los años ochenta y noventa el palacio acogía a visitantes ilustres como los príncipes Carlos y Diana de Gales. Cuando hay visitas nunca faltan frutas frescas, bombones y una bandeja con productos de baño de The Body Shop en cada habitación.

El día a día en el Palacio

Los días de la Primera Familia en esta residencia están centrados en el descanso absoluto cuando la agenda lo permite. En 2017, la revista Vanity Fair, publicaba que ahí “nadie madruga, por eso el desayuno se sirve en la terraza hasta bien entrada la mañana”. Sofía disfruta disponiendo de un buffet libre para que cada uno de los huéspedes pueda tomar lo que desee en cada momento. Esta opción, de nuevo, se repite a la hora de la cena.

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El edificio principal del complejo

Jardines de ensueño

El gran valor de este recinto se encuentra en sus jardines, que desde 2017 se pueden visitar.  Cuentan con una gran variedad de flora y allí podemos encontrar plantas de todo tipo (bugambillas, rosales, setos…) árboles frutales y un precioso y cuidadísimo bosque que llega hasta el mar, donde hay playa y embarcadero.

La única área que se ha mantenido sin cambio a lo largo de los años ha sido el huerto del palacio, que surte de productos a sus inquilinos. Este cuenta, más allá de los tratamientos ecológicos continuos, con una zona de árboles frutales, entre los que destacan limoneros, higueras, mangos, granados, kiwis y el conocido como árbol de la inmortalidad.

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Los jardines de Marivent son visitables cuando no se encuentra alojado ningún miembro de la Familia Real

A este vergel se suma otro de dimensiones más pequeñas, ubicado en los aledaños de Son Vent. Paloma Barrientos contaba en Vanitatis el verano pasado que cuando la Reina Letizia se incorporó a la familia real española, mandó acotar una zona para su huerta particular. Allí se plantaron tomates, lechugas, berenjenas, vainas, guisantes, cebollas y demás productos de estación. En ella también hay un olivo centenario, que fue regalo de bodas del Ayuntamiento de Palma.

Esta maravillosa joya paisajista cuenta, además, con 12 magníficas esculturas que la fundación Joan Miró cedió al espacio para completar el sueño de su creador.