La vida de Gabriela Guillén (38 años) ha dado un giro radical. El pasado 31 de diciembre se convertía en madre por primera vez. Y durante su polémico embarazo y el posterior postparto, la fisioterapeuta ha tenido que lidiar con numerosos momentos complicados. Los nueve meses de embarazo ha estado realmente sola. Su madre no dudó en viajar a España para acompañarla durante la recta final de su embarazo y durante las primeras semanas de vida de su nieto.
Bertín le ofreció marcharse a Paraguay
Porque no ha recibido el apoyo que esperaba por parte de Bertín Osborne (69 años). Han sido muchos los feos que ha tenido que aguantar. El primero de ellos fue el día que anunció al presentador de televisión que estaba embarazada. Gabriela Guillén mantuvo una conversación con él y este le dijo de manera tajante que se volviera a Paraguay: "Yo me negué, mi casa está en Madrid. Me dijo que necesitaba tiempo para contarlo a su familia y no hacer de esto un show. Lo tomé de esa manera, en ningún momento pensé que quisiera ocultarme o esconderme", declaró ella.
Le animó a que no tuviera al bebé
Pero no fue lo único que hizo sentir mal a Gabriela, ya que cuando le anunció que estaba esperando un bebé, la actitud de Bertín Osborne cambió radicalmente: "Es ahí cuando me das dos opciones: 'O decides tenerlo, en todo caso voy a estar ahí y voy a apoyarte, y sino lo tienes, seguimos con la relación, nuestros planes y nuestros viajes'. Me anima a que no lo tenga. Yo le dije el nombre que había pensado para el bebé y pegó en la ventana del coche, se puso violento y me dio hasta miedo. Ahí se torció todo y se rompió la relación", explicó Gabriela.
Pero estos no son los únicos desplantes que ha sufrido Gabriela por parte del presentador de televisión. Y es que justo cuando nació su bebé, Bertín Osborne ofreció una demoledora entrevista en la que despreciaba públicamente a la venezolana y a su hijo. Y es que fue muy contundente con sus planes, entre los que que no entraba ejercer de padre de su séptimo hijo: "Ni quiero ser padre, ni quiero ejercer de padre", declaró de manera rotunda.
No quiso ejercer de padre
A sus 69 años, Bertín Osborne se negó públicamente a asumir el papel de padre. Estas palabras fueron recibidas por Gabriela con muchísima tristeza, ya que además coincidieron con el momento en que dio a luz al bebé. Eso sí, dejaba claro que "si se confirma que es mío, ayudaré", señalando que no iba a negar la manutención económica si las pruebas de paternidad revelan que hay vínculo genético entre él y el bebé, unas pruebas que se hará también por el resto de sus hijos, tal y como aseguraba en su última reaparición. "Yo tengo una responsabilidad. Tengo mucha familia. Tengo hijos, nietos... Sería una irresponsabilidad no hacérmelas".
De hecho, casi dos meses después de que Gabriela Guillén diera a luz a su bebé, Bertín aún no lo conoce. Y es que la fisioterapeuta sigue aún muy dolida con el presentador de televisión. Tanto es así que ha asegurado en alguna ocasión que no va a hacerle las pruebas de ADN a su hijo porque ella no tiene ninguna duda de que es de él y señala que el cantante también "lo sabe perfectamente", y se niega a que lleve los apellidos de Bertín Osborne.
Los que sí conocen al bebé son los amigos de Bertín Osborne. Estos han tenido ya la oportunidad de verle la carita al pequeño. La ex de Bertín salía, hace unos días, de su casa con su hijo, para reencontrarse con El Turronero y presentarle en persona al pequeño. Se vieron en el Hotel Wellington de Madrid, así lo apunta Lecturas, señalando que además fue él precisamente el primer amigo de Bertín al que Gabriela llamó cuando dio a luz.
El Turronero rechazó ser padrino del hijo de Gabriela
El Turronero se preocupó mucho por ella durante el embarazo. Esto hizo que Gabriela pensara en él como padrino para el pequeño. Eso sí, este prefirió rechazar la propuesta por la amistad que mantiene aún con Bertín Osborne. “Bertín es como si fuera mi hermano. A Gabi la conocí a través de Bertín, es una chica encantadora”, dijo en su día el empresario, dejando claro que la relación de amistad la tiene con los dos. Pero prefiere no posicionarse con ninguno de los dos justo cuando están más separados que nunca.