Es una de las cantantes más cotizadas tanto de nuestro país como de fuera de nuestras fronteras. Sin embargo, también es una gran desconocida. Y es que es difícil que Rosalía encuentre un hueco en su apretada agenda para ser entrevistada. Pero lo cierto es que cuando lo hace, lo hace de verdad, a corazón abierto, sin dobleces ni artificios. Así fue la entrevista que la popular artista catalana concedió a Borja Voces en el programa Primer impacto (Televisa Univisión). Disfruten de Rosalía en estado puro hablando de su pasión por el flamenco, su cariño por su familia y su amor por su pareja, el cantante puertorriqueño Rauw Alejandro.
Tus puestas en escena son un espectáculo. ¿De dónde salen tus ideas?
De un trabajazo de meses y meses y meses. Cuanto más honesta soy con la música que
hago y más transparente soy, más conecta la gente.
Hay momentos en los que te emocionas en el escenario...
Sí, cuando canto flamenco. Tener la suerte de poder hacerlo por el mundo entero, aún a
día de hoy, me sigue chocando. Siempre, antes de salir al escenario, rezo mi Padre Nuestro para ser consciente de la suerte que tengo de poder dedicarme a lo que más me gusta sin tener que hacer ninguna concesión.
Estás dejando atrás muchas cosas por cumplir tu sueño. ¿Qué es lo que más te duele de pasar tanto tiempo lejos de tu tierra y tu gente?
¡Madre mía! ¿Por dónde empezar? No poderme comer la tortilla de patatas que me hace
mi madre (risas). Hay tantas cosas que uno se pierde por estar lejos... Elegí una vida que
es muy nómada e intento no aferrarme a esas cosas que me anclan y que tanta falta me
hacen, que es el sitio en el que nací y mi familia, mis seres queridos, mis amistades, que
son muy importantes para mí. Al final, es un sacrificio constante al, a lo mejor, no estar donde querrías o no estar con quien querrías. Pero siempre intento que viajen conmigo o yo volver cuando puedo.
¿Por qué son tan importantes para ti?
Porque pienso que esta vida no tiene gracia si no es compartida con la gente que quieres y que los momentos que son de disfrute si no los festejo con la gente que quiero, no son una celebración. El oficio de un músico es de estar muy solo, practicando, ensayando y escribiendo, pero, si por mí fuera, estaría siempre rodeada de gente, porque lo que más disfruto es estar con los míos.
Y entre esas personas, está tu abuelita Rosalía. ¿Por qué es tan importante en tu vida?
Bueno, mi abuela Lucrecia y mi abuela Rosalía, las dos, porque las quiero mucho. Son parte de mi vida, desde que nací han estado ahí. Ellas me han enseñado y me han cuidado.
¿Son conscientes de todo el éxito que has conseguido?
Creo que sí. Cuando estoy en el sofá con ellas, me hace mucha ilusión que me digan que han leído una entrevista mía o que han escuchado una de mis canciones, porque se la
ve con mucha alegría. Recuerdo que cuando estaba en Estados Unidos, mi abuela Rosalía me mandaba notas de voz y me decía cosas increíbles, como: “Lo primero, Dios y luego, la familia”, mensaje que metí en mi disco. Definitivamente, mi disco Motomami no sería el que es si no hubiera tenido que pasar dos años lejos de mi familia. Porque me decían: “Si vuelves para Barcelona, puede ser que no puedas volver a ir a Estados Unidos”.
¿Cómo es un día en la vida de Rosalía?
Depende del día. Si es un día de ir al estudio, me levanto a las 8:00 h, me voy a correr o al gimnasio, después desayuno, me marcho para el estudio y ya ahí no sé cuándo voy a volver. Me he llegado a quedar allí 15 y 16 horas. Y si es un día de concierto, es diferente, porque duermo diez horas para tener la voz bien y no llego a casa hasta después del concierto.
De pronto, suena un teléfono móvil. Es el de Rosalía. “Es Rauw, mi bebé. Luego le llamo. Voy a ponerlo en modo avión (risas)”, dice Rosalía antes de continuar con la entrevista.
Aprovechando esta llamada de tu novio, ¿cómo se lleva una relación con otro artista?
La verdad, no es fácil, porque la agenda de él también es complicadísima, pero creo que siempre encontramos la manera de vernos. Cuando no viaja él para donde estoy yo, viajo yo donde está él.
Lo bueno es que os apoyáis mutuamente en vuestras carreras y decisiones.
Me encanta saber qué piensa, igual que él, que siempre me pregunta. La opinión de
mi madre, de mi hermana y de Rauw son de peso para mí.
¿Crees en el matrimonio?
Claro que sí. Mi referente, al final, son las personas de mi familia o que yo, cuando he crecido, he visto. Es muy bonito llegar a comprometerse a ese nivel, el nivel de amor más alto que existe. Es como decir: “Ok, no me marcho, aquí me quedo”. Creo que hay algo muy hermoso en eso y muy sagrado también.
¿Estarías dispuesta a ceder más y abandonar temporalmente la música, por el deseo de ser mamá?
Eso es una cosa que en el futuro se verá, pero sí que te puedo decir que tengo una ilusión muy grande de tener muchos hijos. Me encantaría.
¿Familia numerosa?
Sí, me encantaría, pero también sé que eso entra un poco en contradicción con lo que es mi vida ahora mismo, entonces ya se verá en el futuro.
Pero está claro que quieres el equipo de fútbol (risas)...
Mira, lo que Dios quiera, pero me haría mucha ilusión.
Si tuvieras la oportunidad de encontrarte cara a cara con la niña que fuiste, ¿qué le dirías?
Le diría que lo disfrutara, que todo llega, que fluyera, que no tuviera miedo. Porque, al final, yo creo que el plan de Dios es perfecto y, a lo mejor, uno se imagina una cosa para el futuro, pero lo importante es estar en el presente. Me hubiera encantado que alguien me dijera: “Todo va a ir bien”.