En el décimo episodio de 'En el nombre de Rocío', Rocío Carrasco desvela que su madre estuvo a punto de dejarla sin nada.
Una semana, más Rocío Carrasco ha vuelto a destapar episodios de su vida. En el décimo episodio de 'En el nombre de Rocío', la hija mayor de Rocío Jurado relata los detalles de la herencia de su madre. A su muerte, la cantante dejó a sus seres queridos un patrimonio que se tasó en más de 7 millones de euros, una cantidad de la que sus seres queridos recibieron parte ya sea en mayor o menor medida. La principal beneficiaria de sus bienes fue Carrasco, la heredera universal. Sin embargo, lo que ella nunca imaginó es que su madre pudo dejarla en una situación muy diferente... casi sin nada.
Y es que la tonadillera había considerado otras voluntades: había dispuesto un reparto de su herencia que nada tiene que ver con lo que luego sucedió en la realidad. Rocío Carrasco ha sacado a la luz un documento previo al testamento que convirtió en heredera universal a su hija mayor. En él había manifestado, por ejemplo, que la administradora de sus bienes fuera su hermana Gloria Mohedano hasta que los jóvenes cumplieran la mayoría de edad. "Quiere decir que yo para pagar el colegio de mis hijos le tenía que pedir dinero a Gloria", explica la madrileña en su docuserie. "Era una forma de desheredarme".
Rocío Jurado corrigió sus últimas voluntades en su testamento final
Lo que revelan las intenciones iniciales de Rocío Jurado es que a Carrasco le quedara una ínfima parte de su legado, quizás como una medida in extremis para echarle una reprimenda póstuma por algún asunto pendiente. Carrasco se llevó una gran sorpresa cuando le comunicaron que su madre, en ese escrito previo, le había dejado un legado importante a sus dos hijos menores, pero al final se retractó. Tal y como se puede observar en la documentación que ella misma ha aportado, a José Ortega Cano le cede su parte de Yerbabuena, a Rocío y David Flores les deja la casa de La Moraleja, así como otro chalet en la urbanización Cotos de Monterrey, en Madrid.
Dicho documento estipula que Gloria Mohedano se quedaría con la propiedad del chalet 'Mi abuela Rocío', así como de un dúplex que la más grande también poseía en Chipiona. Finalmente, Amador Mohedano recibiría la misma nave ubicada en San Sebastián de los Reyes y su amigo íntimo Juan de la Rosa se quedaría con la finca de los Naranjos y la mitad de la finca 'El Pinar'.
Al final, la artista reculó y decidió cambiar su herencia, cuyo reparto quedó de la siguiente manera. Rocío Carrasco fue declarada heredera universal. El resto de familiares recibieron su parte. Para Amador Mohedano y sus hijos dejó una nave industrial; a Ortega Cano le dejó ‘Yerbabuena’ y el usufructo de algunos bienes, así como el 50% de la ganadería; para Juan de la Rosa un dúplex en Chipiona; para Gloria la casa ‘Mi abuela Rocío’ y la finca ‘Los Naranjos’, que también compartía con su hermano. Asimismo, dejó escrito su deseo de que la casa de La Moraleja se vendiera venderse antes de un año de su muerte. Los beneficios de le venta tendrían que ser repartidos entre sus tres hijos: dos partes para Rocío Carrasco, otra para Gloria Camila y otra para José Fernando.
Rocío Carrasco también se quedó con un apartamento en Miami, una finca cerca de Chipiona llamada ‘El Administrador’, las joyas y vestidos de Rocío Jurado y los derechos de todos sus trabajos artísticos (27 discos y 9 películas). Con ello, la empresaria aceptó las hipotecas pendientes y, por tanto, ciertas deudas que su progenitora mantenía antes de fallecer: «Tuve que aceptar las hipotecas a las que tenía que hacer frente para hacer la aceptación de herencia. Para aceptar la herencia, yo que soy la heredera universal, tengo que hacerme cargo de todas las deudas de la herencia. Eso es por ley y yo me hago cargo».
“Si por ellos hubiese sido, yo no hubiese recibido nada de mi madre”, asegura Rocío Carrasco
"La unión que había dentro de su familia, su abuela, su abuelo, su madre, sus tíos... era una unión diferente: era una unión desinteresada. Cuando esa unión no es pura y está cimentada en el interés, esa unión no debe de ser a costa de cualquier cosa. Hubiera sido mejor que hubieran estado todos desperdigados", ha destacado Carrasco en el último episodio de su documental.
Fue precisamente Carrasco quien convocó a sus familiares en la casa de La Moraleja para que supieran qué parte del patrimonio de su madre era para cada uno de ellos: “Si por ellos hubiese sido, yo no hubiese recibido nada de mi madre”. Tal y como explica Rocío, nadie quedó conforme: «No están satisfechos con las valoraciones. No están satisfechos con Ana... No soportan que me nombre heredera universal. Gloria no lo puede soportar". Han pasado 16 años después de la muerte de Rocío Jurado, pero queda claro que las decisiones que tomó sobre el reparto de su herencia siguen incomodando a muchos.