Rafa Nadal y Xisca Perelló todavía no han podido mudarse a la casa de sus sueños. Las obras continúan muchos meses después.
Rafa Nadal se casó hace dos años con su esposa, sin embargo, desde entonces vive con ella en casa de los padres del tensita. La pareja está a la espera de mudarse a la mansión que se están construyendo justo enfrente de la vivienda en la que residen ahora y es que las obras están tardando más de lo esperado. En concreto, será el próximo verano cuando por fin el matrimonio podrá trasladarse a esta parcela que adquirió el deportista por 4 millones de euros. Aunque ni siquiera viven allí, son muchos los vecinos que están contentos con su llegada y es que cabe señalar que varios de ellos son miembros de su familia.
No está siendo fácil tampoco afrontar los trámites burocráticos. Según Vanitatis, han tenido que sortear la Ley de Costas y otros trámites legislativos con el fin de conseguir luz verde para construir su casa. A pesar de que en un principio otros inversores se fijaron en este terreno, finalmente ha sido Rafa Nadal el que ha firmado el proyecto. Eso sí, todavía se desconoce cómo afrontará el que es su mayor quebradero de cabeza: una escalinata. Esta tiene acceso privado a la playa y cada vez son más los jóvenes que acuden allí para lanzarse al mar, algo que no termina de convencer a Nadal, según él mismo ha explicado en varios medios de comunicación. "Los chavales de Manacor se suelen tirar en verano desde un acantilado situado muy cerca de la Cova des Correu y, tanto para ir como para volver, tienen que cruzar la propiedad", dijo. Una situación incómoda que le ha obligado a hacer una pasarela para que estas personas puedan irse sin ningún problema.
Las obras se retrasan y eso es cierto, pero no se pueden comparar a otras construcciones. Se está construyendo una casa sobre un acantilado y eso no es nada fácil, pero el equipo contratado pondrá todo su empeño para que quede perfecto. Rafa Nadal tiene paciencia y esperará hasta que su mansión de lujo esté terminada, propiedad que contará con auténticos privilegios. Entre ellos, un gimnasio propio con las mejores instalaciones y máquinas del mercado, una cocina con vistas o un porche en el que compartir jornadas interminables junto a sus amigos y familia.
Derribó la casa anterior y empezó de cero
Su casa mallorquina está más cerca de ser habitable, sin embargo, todavía por unas cosas o por otras no lo es. Tiene vistas al mar en Porto Cristo (Manacor) y en su día fue el terreno de uno de los herederos de las famosísimas Cuevas del Drach. Nadal compró este terreno con una casa cuya arquitectura era mallorquina y cuyas dimensiones superaban los 1200 metros cuadrados. Era enorme, pero el deportista tenía una idea completamente distinta para su futuro hogar, por lo que derribó la casa y ha comenzado desde cero. Deseoso con que llegue ese momento y pueda empezar una nueva vida junto a su mujer, Rafa Nadal podrá muy pronto mudarse a la que es, sin duda alguna, la casa de sus sueños.