Dicen que el dinero no da la felicidad, pero esta realidad tan solo la entienden los que están podridos de dinero y no echan cuentas a final de mes para ver cómo pueden afrontar los últimos días. Si no, que se lo digan a Paris Hilton, la heredera de un imperio hostelero, que ha ofrecido unas duras declaraciones que están causando un ácido debate en las redes sociales. Unos están de acuerdo con ella, mientras que otros critican que su privilegiada visión no le permite valorar lo verdaderamente importante que ofrece la vida.
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Paris Hilton presume de muchas cosas, además de tener una cuenta corriente plagada de ceros. Dice ser la precursora del selfie, haber puesto de moda entre las celebrities el cobrar por ir a fiestas y el hecho de tener como becaria a personas tan importantes en el mundo del espectáculo como a Kim Kardashian. Sin embargo, pese a toda esta fortuna, siente un vacío profundo en su alma que no logra llenar.
Ella se siente sola. Está constantemente rodeada de gente, pero no se siente rodeada. Un principio que el director de cine Bert Marcus ha querido retratar en un documental que lleva por título ‘The American Meme’, que recoge la frivolidad de las influencers y la vanidad que esconden sus vidas. Un documental en el que ha participado Paris Hilton y en el que ha confesado que cambiaría su estilo de vida, sus millones y su carrera como Dj por cumplir el sueño de ser madre y crear una familia propia. Lo que ella define como “felicidad real”.
Paris Hilton confiesa estar aburrida de tanto lujo, de tanta frivolidad y del bombo que siempre la rodea. Para ello, está tratando de darle un giro a su existencia, la cual pasa por casarse con su novio, el actor Chris Zylka, quien le pidió matrimonio a través de una romántica pedida de mano que conquistó las redes sociales y con la nieve de Aspen como telón de fondo. Después de la boda, quiere ser madre. ¿Estamos ante una retirada del estrellato de Paris Hilton? Ella, responde: “¡Qué diablos! ¡No!”.