Hace unas semanas, Oriana Marzoli tuvo la idea de organizar un sorteo en las redes sociales. No se trataba de un sorteo convencional, o habitual. En su caso, quiso sortear algo mucho más suculento. Al menos eso es lo que ella creía. Por eso, ni corta ni perezosa, animó a sus 'followers' a participar en una rifa para conseguir una operación de aumento de pechos. El revuelo que se formó entre los profesionales de la medicina estética fue tal que la plataforma Instagram decidió borrar de un plumazo todo rastro del post en el que ofertaba una cirugía.
"Quería hacer feliz a alguna chica que tuviese algún complejo", ha explicado la venezolana en el plató de 'Ya es mediodía'. Su intención, que conste, era buena. Y es que ella misma vivió con horror una malísima experiencia con una cirugía a la que se sometió para ponerse unos implantes nuevos. La pesadilla que tuvo que afrontar de consulta en consulta en los meses posteriores se le hizo tan pesada que quiso tener un detalle con alguna chica que pasara por su misma situación. Ella siempre ha tenido complejos con su pecho. Solo pretendía regalar un momento de felicidad a sus seguidoras.
"Es la tercera vez que me opero el pecho. En la segunda quería aumentar el pecho y me creó un complejo porque me quedaron bastante mal. Se me creó un seroma, tuve que entrar a la semana siguiente a drenarme líquido. Fue complicado y tuve que operarme después de cinco a seis meses. Y estaba tan contenta que dije: 'Jo'. Entendía muchísimo a las chicas que han pasado por algo parecido", ha relatado en el programa de Sonsoles Ónega.
En los últimos meses, la exconcursante de 'Supervivientes' ha tenido que hacer frente a más de un contratiempo. El principal de ellos tiene que ver con sus problemas de salud mental. El pasado mes de octubre confesó a través de su canal de 'Mtmad' que desde hace tiempo muchas dificultades a la hora de lidiar con el estrés. Por este motivo, lleva tres años en tratamiento psicológico.
"No sé gestionar el estrés" confiesa Oriana Marzoli
“Mi problema es que no sé gestionar el estrés. No soporto la incompetencia de la gente, pero ni de la gente ni la mía. Normalmente soy una persona que hace las cosas rápido y del tirón, y cuando no me sale, o la gente no puede dar el cien por cien de sí misma, me estreso, me agobio y me pongo de mala hostia”, ha detallado. Por suerte, la terapia a la que acude la ha ayudado a manejar las situaciones en las que se siente desbordada y llena de angustia. “Es un problema que todavía estoy tratando en terapia a día de hoy y tengo que aprender a ser más paciente y más tolerante, entender que no existe la perfección, ni en la gente ni en mí”, ha asegurado.