El 3 de julio de 2004 el mundo de la crónica social se sacudió como un auténtico tsunami. De forma trágica e inesperada, la que fuera la absoluta reina del corazón en su época dorada fallecía en su casa de Madrid. Carmina Ordóñez había cumplido los 49 años y nos dejaba para siempre. Cumplía así su propia profecía: "No llegaré a los 50", manifestó en más de una ocasión.

Y es que Carmina fue siempre un espíritu libre. Desde que salió de su casa a los 17 años para casarse con el torero Paquirri, vivió como quiso, disfrutando intensamente de los mayores placeres de la vida, pero también sufriendo malos tratos (según sus propia confesión y la de su entorno) y padeciendo adicciones que la deterioraron los últimos años y precipitaron su prematura muerte.

Las personas que encontraron el cadáver de Carmina Ordóñez

Ese fatídico 23 de julio su asistenta, Luisa Vivanco, llegó a la casa sobre las 11.30 de la mañana. Llamó a la puerta de la habitación, pero Carmina no le contestó, aunque ella al oír correr el agua pensó que se estaba bañando y continuó con sus tareas sin preocuparse.

Poco después llegó a la casa Eva Carreño, íntima amiga de Carmina, quien al ver que tampoco a ella le contestaba decidió forzar la puerta del dormitorio. Eran las 12:23 del mediodía cuando encontró su cuerpo sin vida dentro de la bañera, que no se había desbordado de agua.

Estaba tendida en posición de cúbito supino, tenía un fuerte golpe en la cabeza y en su mano todavía sujetaba una esponja. En la habitación, que tenía el televisor encendido, también se encontraban pastillas, restos de estupefacientes y una tarjeta de crédito.

Carmen Ordóñez

La muerte de Carmen Ordóñez hace 20 años fue una conmoción.

Gtres

Los servicios de emergencia y la policía 

Inmediatamente llamaron a los servicios de emergencia, que no pudieron hacer nada por reanimarla. También llegó al domicilio una dotación policial del grupo de homicidios que descartó la posibilidad de una muerte violenta. El cuerpo fue trasladado al Instituto Anatómico Forense donde le realizaron la autopsia.

También lo primero que hizo Eva fue llamar al periodista Álvaro García Pelayo, que  era íntimo amigo y representante de Carmina, quien se encargó de dar la terrible noticia a la familia, comenzando por sus tres hijos.

Sus tres hijos, destrozados ante la tragedia

En pleno periodo vacacional, ninguno de sus hijos se encontraba en Madrid. Francisco vino desde Marbella, Cayetano desde campo y Julián desde Huelva con su padre, Julián Contreras, todos rotos de dolor y sin poder asimilar la tragedia.

Carmen Ordóñez

Carmen Ordóñez y sus tres hijos: Francisco, Cayetano y Julián.

Gtres

La última persona que vio con vida a Carmina fue su asistente, Luisa: "Le dejé hecha una tortilla de patata y una crema fría. Me pidió que la despertara pronto porque tenía que ir a la tele, y le preparé la bolsa de viaje. Al salir de Telecinco se iba a ver a su amigo Tomás, el modisto, a Granada", aseguró. Eran las 20:30 horas y Carmen se quedó sola en su casa.

Sin embargo, parece que después llegaron a su domicilio unas personas y organizaron una pequeña fiesta y la propia Carmina estuvo mandando mensajes a varios amigos para que se unieran, pero, según sus propias confesiones posteriormente, ninguno se acercó a la reunión en el domicilio del número 9 la calle Estaban Palacios, en el barrio de Hortaleza de Madrid .

Las informaciones de la época hablan de un hombre y una mujer con los que tenía contacto habitual y que formaban parte de ese peligroso entorno con el que solía perder el control en la última época de su vida, aunque nunca trascendió la identidad. 

La causa oficial de la muerte nunca ha llegado a hacerse pública porque su familia prefirió mantener en privado el resultado de la autopsia. Aunque mucho se ha especulado sobre los motivos, la investigación de la policía concluyó que había sido una muerte accidental.

Portada Semana

Portada de SEMANA de la muerte de Carmen Ordóñez.

Semana

¿Qué sucedió realmente desde la madrugada cuando Carmen envió los últimos sms a su amiga Eva Carreño hasta que se certificó su defunción a las ocho de la mañana de ese viernes 23 de julio de 2004? ¿Quiénes fueron sus acompañantes en esa reunión de su casa esa noche? Veinte años después muchas incógnitas siguen rodeando a su muerte.

La decadencia de los últimos años de Carmina Ordóñez

Lo único claro es que sus últimos años fueron devastadores y la llevaron a un declive en todos los aspectos, que la alejaron de algunas de sus amistades de toda la vida por otras compañías muy poco recomendables. Incluso estaba distanciada de sus tres hijos, su auténtica devoción. Carmen se encontraba en un tratamiento ambulatorio para superar las adicciones (pero lo había dejado), tras haber estado ingresada en una clínica en febrero de ese año. 

Carmen, Carmina o Carmuca (como la llamaba cariñosamente su padre, el mítico torero Antonio Ordóñez) fue una mujer espectacularmente bella, indómita, libre, generosa, divertida, cariñosa... Todos la que la conocieron coinciden en que era muy buena gente y que solo se hizo daño a sí misma.

Las cenizas esparcidas en los dos escenarios de su vida

Sentía pasión por la vida y en dos de esos escenarios en los que tanto disfrutó y que la marcaron para siempre fueron esparcidas sus cenizas. Una parte en Tánger, donde en los últimos años de su vida pasó temporadas reseteando y recargando energía (también durante su matrimonio con Julián Contreras residió varios años en Marrakech, algunos de los mejores de su vida). La otra en las marismas de Doñana, en la aldea de  El Rocío, muy cerca de su virgen, por la que sentía auténtica devoción. 

Carmen Ordóñez

Carmen Ordóñez  era una enamorada de Marruecos.

Gtres

Así se unió para siempre a los dos lugares donde fue más feliz: Marruecos y El Rocío, en su querida Andalucía, la tierra donde había nacido, concretamente en Sevilla, el 2 de mayo de 1955. Precisamente en una de sus muchas entrevistas con la revista SEMANA declaró que no se hacía musulmana porque en esa religión no tenían a la Virgen de El Rocío. Genio y figura.

La vida después de Carmina Ordóñez

Desde la prematura muerte de ‘La divina’, el apelativo con el que la bautizaron los medios, para los suyos, pero también para el mundo del corazón, nada volvió a ser lo mismo.

Su hijos, que fueron su verdadera pasión, están hoy más distanciados que nunca. Julián no tiene relación con sus hermanos Francisco y Cayetano, y estos dos últimos mantienen una relación con altibajos, que ahora no está pasando por su mejor momento. El mundo de la crónica social todavía sigue huérfano de un personaje con el carisma y la intensa vida de Carmina Ordóñez, que llenó durante décadas las páginas del papel couché.