Silvia Tortosa ha muerto este sábado a los 77 años de edad. Según ha podido confirmar SEMANA, la actriz ha fallecido a primera hora de la mañana en una clínica de Barcelona donde llevaba ingresada tres meses.
A Silvia le descubrieron hace tiempo un cáncer de mama que ella ha llevado con gran discreción. Finalmente no ha podido superarlo y nos ha dicho adiós.
El comunicado oficial de su fallecimiento no tardaba en llegar
El comunicado oficial por parte de su representante y familia no ha tardado en llegar: "Amigos, compañeros y medios de comunicación, desde su agencia de representación lamentamos tener que informar que nuestra querida Silvia Tortosa ha fallecido hoy, 23 de marzo, en Barcelona, tras una dura lucha contra el cáncer, que ha llevado con máxima discreción. Queremos transmitir su agradecimiento y cariño a todos sus amigos, seres queridos, admiradores y medios de comunicación, que siempre quisieron y apoyaron a Silvia durante sus 60 años de profesión".
De este modo continuaban informando: "La capilla ardiente será el lunes 25 de marzo, de 09:30 a 12:00 h, en la Sala 6 del Tanatorio de Les Corts (Barcelona). El entierro se efectuará a las 13:30 horas en el cementerio de Montjuic, junto a sus padres, tal y como ella deseada.
D.E.P Silvia Tortosa", comunicaban consternados por la pérdida.
Toda una vida dedicada a la interpretación
Con tan solo 15 años, Silvia Tortosa debutaba en el teatro con su primer papel en la obra El mago de Oz, protagonizando a la carismática protagonista Dorothy en el mismo papel que Judy Garland ya había interpretado en la popular película de la época. Fue en 1966 cuando el empresario del mundo del artisteo Pedro Balañá, dueño de la mayor parte de los cines y plazas de toros de la Barcelona de los sesenta, le dio la oportunidad que estaba esperando con su salto a la gran pantalla con su papel en El último sábado.
En una época donde ser artista no era como lo es ahora, cuando esta les dijo a sus padres que lo suyo era estar sobre las tablas, a estos no les emocionó la idea que su hija fuera a ser parte y miembro de la entonces temida farándula. Pese a los inconvenientes y alguna que otra mala cara que le pusieron y que ella misma comentó en alguna entrevista, se decidió a dedicarse en cuerpo y alma al oficio de la interpretación, para ello se formó en la Escuela Massana y en el Institut del Teatre donde se graduó en Arte Dramático con los elogios de los maestros que impartían las clases por aquel entonces.
Años después la crítica haría lo propio con su talento, alabando su papel en películas tan ilustres como Curro Jiménez, Pánico en el Transiberiano (1972) donde actuó junto a Peter Cushing y Christopher Lee o Asignatura pendiente (1977).
El amor, protagonista en la vida de una siempre enamoradiza Silvia
En materia de amores, la actriz, bella como ella sola, siempre fue objeto de deseo del público y de los hombres más ilustres y clamados de la época. Tres han sido los afortunados que probaron las mieles del compromiso con esta guapa rubia: El actor Rafael Arcos, el músico Felipe Campuzano y el cantante José Umbral.
El primero de todos, el director teatral Hermann, que consiguió su ‘sí, quiero’ frente al altar a la temprana edad de 19 años pero con el que al parecer la cosa no cuajó cuando -tal y como informó Silvia Tostosa en alguna entrevista antigua- nunca consumaron el matrimonio, confesando lo siguiente acerca de este fracaso sentimental a los medios: "Fue un error porque me casé muy joven, era mi profesor de teatro y confundimos amistad con amor".
Rafael Arcos, el actor de teatro y doblaje, no solo fue un gran amor en la vida de Silvia “cuyo alcoholismo hizo imposible la relación”, sino su mayor duelo sentimental pues pese a estar muy enamorada, su problema con la bebida hizo que llegase un momento en que la actriz tuvo que “echarlo de su casa” porque al situación era verdaderamente insostenible. Pese al tremendo batacazo amoroso, en materia del corazón, Silvia siguió apostando todo lo que tenía con José Umbral, de esta forma tan entregada, la actriz mantuvo un matrimonio con un tipo bastante curioso. Su pareja en cuestión no solo fue un famoso cantante malagueño de la época, que llegó a ganar el prestigioso Festival de Benidorm, también trabajó como inspector de forma encubierta a la par que grababa media docena de discos.
Fue en 1985 cuando la actriz conocería a su segundo marido, un empresario americano llamado Charles Davis, dedicado a la ingeniera aeronáutica. Un romance que la vida les truncó con la trágica muerte de este, solo un tiempo después de la boda, y a consecuencia de un edema pulmonar y una miocardiopatía metabólica.
Sobreponiéndose al dolor de la pérdida, la actriz encontró refugio en un nuevo compañero de vida, el inglés Dave Harper, amigo de su esposo fallecido en el que se apoyó durante este doloroso duelo. Silvia y Dave se casaron hasta que en 2003 y tras cinco años de relación pusieron fin a su matrimonio. En 2008 se enamoró profundamente del que ha sido su actual novio y apoyo durante su enfermedad, el productor Carlos Cánovas, 23 años más joven que ella.