Dada la repercusión que ha tenido la serie ‘El caso Asunta’ en Netflix, el asesinato de Asunta Basterra ha vuelto a copar titulares. Muchas son las personas que se han interesado por la actitud de Rosario Porto en vida y también por la de Alfonso Basterra, que aún continúa en la cárcel. Es por ello que piezas clave en sus vidas, como Marifé Rodríguez, han acaparado la primera plana mediática. La monja que acudió al centro penitenciario en el que estuvo el matrimonio les ha calificado como personas altivas, y por si fuera poco, ha sacado a relucir detalles que les dejan en muy mal lugar. Aún más si cabe.

Rosario Porto en una foto de archivo

Rosario Porto en una foto de archivo.

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La monja confesora de Rosario Porto se sincera: "Alguna vez ha querido que yo hiciera algo por ella indebido"

Como misionera del centro penitenciario en el que estuvieron Rosario y Alfonso, Marifé ha asegurado que la madre de Asunta era “cabizbaja” y “retraída”. Aún así, se sentía “superior” al resto y “lo hacía notar”. Unas declaraciones que ha revelado para ‘TardeAR’: “Se preocupaba más de que los medios la tenían marginada, que la habían juzgado ya porque estaba sin juzgar”, ha indicado, dejando entrever que, para ella, la muerte de su hija había pasado a un segundo plano y solo le importaba el qué dirán.

De hecho, la monja ha asegurado que Rosario Porto le hizo un encargo que no pudo realizar por cuestiones éticas: “Alguna vez ha querido que yo hiciera algo por ella indebido y no lo hice”. Y es que, para ella, se trata de una “narcisista total”, y su marido está “subido de tono”. De hecho, ha indicado que los funcionarios creen que les mira “por encima del hombro”, creyéndose mejor que ellos en algunos aspectos como la inteligencia o la cultura.

Sin embargo, si algo tiene claro Marifé, es que Porto ha estado sublevada a los deseos de su exmarido: “Puede ser que el que llevaba las riendas de los caballos sea su marido, puede ser fácilmente una persona que tiene depresiones, que está necesitada de cariño, como era el caso de Rosario. Es vulnerable al 100%”, ha añadido, para después señalar que, sus intentos de suicidio, eran “una llamada de atención” tanto para los medios como para el resto de reclusas. Pero lo cierto es que, finalmente, terminó quitándose la vida y, por ende, poniendo fin a siete años en prisión.

Marifé Rodríguez habla en 'TardeAR'

Marifé Rodríguez habla en 'TardeAR'.

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Esta no es la primera vez que la religiosa ofrece una entrevista televisiva. Hace apenas unas horas aparecía en ‘Mañaneros’, en Televisión Española: “Allí se hablaba de todo, ella se comunicaba con las muchachas, pero las consideraba inferiores. Era una mujer desequilibrada, tal vez el entorno familiar o social la hacían parecer la persona adecuada. Estuvo en la Robleda, un sanatorio psiquiátrico aquí en Santiago de Compostela, en Galicia”, comenzaba explicando. Unas declaraciones que dejaban entrever que “no tenía muchas amistades o simpatías”, pese a que había intentado ganárselas haciéndoles favores económicos. 

Marifé Rodríguez, sobre la madre de Asunta: "No tenía ganas de morir, tenía ganas de hacerse notar"

Según pudo apreciar durante el tiempo que estuvo en la prisión con Rosario, la monja sacó una conclusión clara: “Tenía ganas de cariño, pobrecita. Creo que no tenía ganas de morir, tenía ganas de hacerse notar”. Con estas palabras, Marifé tan solo deja constancia del afán de protagonismo con el que contaba Porto, que durante su estancia en la cárcel, apenas se acordó del que fuera su marido.

Del mismo modo, esta monja también ejerció como confesora de Alfonso Basterra. Este estaba mucho menos dispuesto a abrirse con ella, a diferencia de su ex: “No me ha tratado, era absolutamente ajeno a mi presencia. A Santiago no vendrá porque lo matan a tomates (…) Me dijo: ‘Buenos días, hermana’. Antes pasaba como si fuera una sombra”, recuerda la religiosa, haciendo hincapié en la frialdad con la que le trataba el padre adoptivo de Asunta.

Por el contrario, Marifé Rodríguez cree que Alfonso no se quitaría la vida, tal y como hizo Rosario: “Alfonso Basterra se quiere bastante a sí mismo, no creo que sea capaz de quitarse la vida”. No obstante, en una carta que recientemente vio la luz, él indicó que se quitaría la vida en cuanto cumpliera su condena: “Para terminar le haré una confesión: cuando recupere mi libertad, tengo el firme propósito de desaparecer, nadie volverá a saber de mí, ni tan siquiera Rosario Porto. Solo tengo una razón para seguir con vida, que no es otra que volver a ser un hombre libre y reunirme con mi niña, nunca antes. De hecho, ya tengo pensado el cómo y el dónde, tan solo me falta el cuándo, pero todo llega”.