Rosario Porto ha vuelto a convertirse en el punto de mira tras el estreno de 'El caso Asunta', una serie de Netflix protagonizada por Candela Peña y Tristán Ulloa en los papeles de Rosario y Alfonso Basterra. La abogada gallega, acusada del asesinato de su hija Asunta, estuvo en la cárcel hasta 2020, cuando se quitó la vida. Hasta entonces pasó siete años encerrada en los que hubo varios intentos de suicidio. Ahora, en 'Y ahora Sonsoles' han desvelado cómo lo vivió Nuria, una mujer que convivió durante 8 meses con ella como su compañera en la prisión.
"En el tiempo que estuvimos allí juntas, Rosario daba una imagen de una persona mortificada por la situación y hablaba de la niña con mucho orgullo y diciendo siempre cosas buenas de ella. Se mostraba muy amante de su hija, hablaba de ella como una niña muy querida, muy deseada", asegura, "los días señalados como cumpleaños, Navidades... eran momentos muy duros para ella y no hacía más que llorar", añade.
Con Nuria y algunas compañeras más, tuvo una muy buena relación, pero no fue igual con todas. "El trato con nosotras era cercano y amable, pero pasó momentos muy duros. Cada vez que bajaba al patio había otras internas que la insultaban, la vejaban, eso no es agradable y más cuando ella no se reconocía culpable", cuenta, "yo no puedo hablar más que maravillas, teníamos una relación muy buena. Era una persona muy culta, hablábamos de libros, pintura, historia, viajes...", añade Nuria.
La expresidiaria asegura que "yo no puedo decir que ella fuera culpable porque ella no se ponía como culpable. Charo siempre luchó por salir y porque saliera a la luz la verdad". Nuria ha dejado claro que Rosario Porto siempre se mantuvo fiel a la defensa de su inocencia: "Nosotras allí no hablamos de nuestras condenas, pero ella decía que iba a luchar hasta el fin para encontrar al asesino de su hija, y que todo lo que tenía lo iba a dedicar a eso".
Además, no ha dudado en hablar de cómo afrontaba Rosario Porto su relación con Alfonso Basterra: "Ella no quería saber nada, dijo que Alfonso era el error de su vida según ella, y no quería hablar de él". Nuria cree, incluso, que "pudo llegar a ser violencia vicaria".
La monja confesora de Rosario: "Era una desequilibrada"
Nuria no fue la única con quien Rosario se sinceró durante su estancia en la cárcel. Los meses previos a quitarse la vida, la madre de la pequeña Asunta se confesó con una monja, la misma que ahora ha roto su silencio en un programa de televisión. "Allí se habla de todo, ella se comunicaba con las muchachas, pero las consideraba inferiores. Era una mujer desequilibrada, tal vez el entorno familiar o social la hacían parecer la persona adecuada. Estuvo en la Robleda, un sanatorio psiquiátrico aquí en Santiago de Compostela, en Galicia", explicaba la religiosa en una entrevista para 'Mañaneros', en Televisión Española".
La monja asegura que eran pocas las amigas de Rosario: "No tenía muchas amistades o simpatías", recuerda. Una soledad que intentó paliar con horas de su música gracias a unos cascos de los que no se separaba. "Tenía ganas de cariño, pobrecita. Creo que no tenía ganas de morir, tenía ganas de hacerse notar", señala.
Fue la misma a quien se confesaba Alfonso Basterra, aunque él "era absolutamente ajeno a mi presencia", apunta. "Alfonso Basterra se quiere bastante a sí mismo, no creo que sea capaz de quitarse la vida", apunta. A pesar de lo que él aseguró en una carta que recientemente vio la luz, su entorno no le da crédito a sus palabras. Fue él mismo quien en una misiva anunció que cuando cumpliera su condena se quitaría la vida: "Para terminar le haré una confesión: cuando recupere mi libertad, tengo el firme propósito de desaparecer, nadie volverá a saber de mí, ni tan siquiera Rosario Porto. Solo tengo una razón para seguir con vida, que no es otra que volver a ser un hombre libre y reunirme con mi niña, nunca antes. De hecho, ya tengo pensado el cómo y el dónde, tan solo me falta el cuándo pero todo llega", dice Alfonso.
Será en el año 2031 cuando él cumpla la totalidad de su condena, un total de 18 años, los mismos a los que se enfrentaba Rosario Porto. Aunque solicitó el tercer grado penitenciario este año, este se le denegó al no mostrar arrepentimiento y al negarse a admitir su culpabilidad.