Máxim Huerta fue el ministro más breve en su cargo en España. Desde su dimisión, el escritor se ha mantenido en silencio y ha evitado hablar sobre su renuncia como titular del Ministerio de Cultura y Deporte. Diez meses después, ha roto su silencio reconociendo que lo ha pasado mal.Leer más: "Ana Rosa Quintana y Màxim Huerta vuelven a hacer equipo"
"Ha sido como una enfermedad"
"Ha sido como una enfermedad. Ha habido dolor físico, había y hay médicos, y no encontraba la salida. Pero los amigos, la familia, el mar, dibujar y reírme fueron ayudándome a salir", confiesa en una entrevista a El País.
Aceptó sin pensárselo
El periodista y escritor reconoce que se encontraba desayunando con una amiga cuando Pedro Sánchez le llamó para ofrecerle el cargo. "Me lo dijo claramente: 'No cuelgo. Tienes que decirme si aceptas'. Acepté. Y no pude terminar el desayuno. "Sabía que todo iba a cambiar, pero las ganas y la ilusión me pudieron. En todos los ministros que aceptan creo que debe haber algo de inconsciencia porque el encargo es tan grande… Pero la responsabilidad te puede", relata.
"Noté ciertos prejuicios"
"Desde las televisiones que van de progresistas y maestras del periodismo trataron mi nombramiento con un fondo de burla. Y no tan fondo. Me di cuenta de que para algunos era un intruso. No soy gilipollas, soy mayor y tengo años, y hubo recochineo. Puedo asegurarte que en aquel momento sentí la pérdida de la inocencia. Llegué a sentir que preferían a Wert, mi antecesor en el cargo", confiesa Huerta.
Su pasado con Ana Rosa Quintana
"Se satanizaba de dónde venía, que para casi todo el mundo no era otro sitio que el sofá de Ana Rosa, del que me siento muy orgulloso y en el que aprendí muchísimo. Yo era fácil de ridiculizar, por maricón, por venir de la tele, por asuntos varios...", recalca el que fuera colaborador del programa de Telecinco.
Varias ofertas laborales
"Me ofrecieron colaboraciones fijas si daba una entrevista, temporadas completas en algunos programas a cambio de hablar, pero preferí el silencio", añade.