Como cientos de personas, anónimas y VIP, Marisa Martín-Blázquez aprovechó el pasado 31 de diciembre para despedir el 2024 con una intensa reflexión sobre su año. Lo recordaba como un año "al que le tenía mucha fe", pero, "como ocurre en la vida, los años, como algunas personas, te dan gato por liebre, que dice el dicho popular. Se presentó con cara de buena persona y ha sido un farsante", apuntaba en su perfil de Instagram, donde confesaba haber vivido un año en el que ha perdido "demasiado pronto", a grandes amigos, y en el que, además, "la salud no ha sido aliada de mi cuerpo externo". Tampoco ha sido un gran año para personas cercanas a ella, "ha habido historias terribles que he sufrido y que ha sufrido gente que quiero y hasta gente que no conozco, como todos los que han quedado devastados con la maldita Dana que asoló nuestro precioso este peninsular", algo que ha vuelto imposible  celebrarlo como un gran año.

Pero eso no ha sido todo. Solo unos días antes de aquel 31 de diciembre, concretamente el día de Navidad, sufrió un suceso terrible que ella misma califica como "algo tremendo y muy desagradable" que la ha dejado "vulnerable, a mí que soy la reina del 'no te preocupes, ocúpate'", escribe en sus redes sociales. "Pero, a veces, como en el temazo de Quique González, ‘La vida te lleva por caminos raros’ y vas y… ¡Booom! “petas” del verbo petar, –de la primera conjugación– que es una manera, muy coloquial, de decir que explotas. Y entonces, no te ves superwoman ni todopoderosa, ni empoderada, ni mierdas. Te ves pequeñita, vulnerable y casi sola", confesaba.

Ahora 'Informalia' ha desvelado qué es lo que ocurrió aquel día que tan 'pequeñita' ha dejado a la periodista. Al parecer, tal y como apunta el citado medio, Marisa y Antonio Montero sufrieron un robo en su casa. Ocurrió al llegar a su casa de Torrelodones, a las afueras de Madrid, cuando descubrieron que alguien había entrado en su hogar y estaba todo revuelto: armarios abiertos, cosas en el suelo... Un suceso que, según la propia colaboradora de Telecinco, la dejó "vulnerable" al principio. Eso sí, según ha podido saber el medio, "a pesar del susto, los periodistas se encuentran bien y no tienen miedo. Ninguno de los dos lo tiene. A Marisa no le cuesta estar sola, solo fue la impresión inicial. No tiene miedo ninguno", insisten.

Marisa Martín Blázquez, en 'Fiesta'

Marisa Martín Blázquez, en 'Fiesta'

@marisamartinblazquez

La periodista ha desvelado, además, cuál ha sido y es constantemente su consuelo, su paz y su refugio: "Menos mal que, de repente, una llamada de teléfono, un mensaje o un beso de tus hijos, te vuelven a hacer brillar y sentir que sí, que contigo no hay quien pueda y con tu sonrisa, tampoco". Con estas palabras se despedía de un 2024 que calificaba como "terrible" y daba la bienvenida a un 2025 al que esperaba "sonriente y con los brazos abiertos".

Así es la casa de Marisa Martín-Blázquez y Antonio Montero

Situada en Torrelodones, la casa en la que vive el matrimonio se encuentra en medio de la naturaleza, lo que ha llevado a Marisa Martín Blázquez a decorarla con un estilo rústico que prima tanto en el interior como en el exterior. Cuenta con una fachada de ladrillo visto, con techos altísimos y escaleras por las que puedes descubrir varias plantas, además de un impresionante jardín que es un auténtico oasis en la capital.

Amplios ventanales que dan amplitud a las estancias y que aportan una gran luminosidad, un gran porche que da paso al jardín... Todo su hogar es imponente y está decorado con estilo rústico y vintage. 

En el interior, Marisa ha optado por darle un ambiente acogedor eligiendo sofás oscuros y una mesa baja de madera como piezas centrales, rodeándolas de objetos antiguos que aportan carácter y personalidad al espacio. El toque natural lo dan las plantas, mientras que las lámparas de hierro forjado y los pájaros colgantes añaden un toque rural y elegante.

Pero del interior de su casa, lo que más llama la atención es la habitación de su hijo Nicolás. El joven no dudó en darle otro aire y reformarla gracias a sus conocimientos, y es que estudió arquitectura, y dejó atrás España para trabajar fuera. Antes de irse, quiso hacer lo que siempre había soñado y reformó la que fuera su habitación. Ahora esta habitación es una de las zonas favoritas de Marisa y es precisamente en ella donde practica una de sus grandes aficiones: el yoga.

El jardín de Marisa Martín Blázquez es un auténtico oasis. Rodeada de exuberante vegetación, su casa goza de una privacidad envidiable. Pero lo que realmente destaca es su piscina, con orilla, gravilla y piedras marcando los límites del agua para darle ese aspecto de lago natural.