Lydia Lozano vivió el confinamiento desde un modo extremo. La colaboradora tuvo que ponerse en cuarentena y estuvo recluida 36 días en su hogar. Se reincorporó a su puesto de trabajo a mediados de abril, un momento que ella vivió con especial ilusión. Tanto es así que gritó de la emoción en el instante en el que, por fin, pudo poner un pie en los estudios de Mediaset. "¡Qué subidón! ¡Ver a gente que conozco! ¡Qué alegría veros, no os lo podéis imaginar! Llevaba 35 días sin ponerme tacones", espetó en 'Sálvame'. La periodista ansiaba ese momento y su regreso era tremendamente esperado, pero semanas después le tocaba adaptarse a la 'nueva normalidad'. Así lo demuestra que, pese a haber sido pillada los primeros días con guantes y mascarilla, no ha convertido estos productos en imprescindibles. Al menos, para pasear a su mascota.

Lydia Lozano

Lydia Lozano ha sido vista este fin de semana junto a su perro Bali, su fiel compañero durante esta cuarentena además de su pareja, Charly. Con un look deportivo y de lo más cómodo, la contertulia tomó el aire con su can en las inmediaciones de su barrio situado en en los antiguos terrenos del extinto pueblo de Chamartín de la Rosa (Madrid). Aunque no contaba con el equipo de protección de seguridad, sí que guardó la distancia de seguridad cuando se reencontró con unos amigos. Más de un metro, ya que no convive con ellos de manera habitual y muy pendiente de su bichón habanero, el cual, por cierto, lucía una particular correa que acaparaba todas las miradas. Repleta de salchichas y con aspecto muy divertido, Lydia demostró que está a la última no solo en sus cuestiones estilísticas, también en las de su perro. Ella siempre va a la última y estas imágenes tan solo son una prueba de ello.

Lydia Lozano

A pesar de que en algunas páginas web aparece agotada, hemos encontrado que su precio es un poco menor a 25 euros y que es uno de los diseños más desternillantes en este tipo de productos. Además de ser cómoda, es segura y así lo aseguran en la Red. No obstante, no es el primer rostro conocido que la luce. Carolina de Mónaco ha sido 'pillada' con esta original correa, un complemento muy llamativo allá donde vaya.

Bali y ella llevan más de una década juntos, por lo que tienen una fantástica relación. Aunque fue ella quien se lo regaló a su marido después de que falleciera su socio y gran amigo, ambos han forjado un vínculo muy especial. Sin embargo, este no es el único detalle que convierte su llegada en un hecho emotivo. La búsqueda de su nombre también lo fue y es que el nombre de esta isla de Indonesia no corresponde a otra cosa que el lugar en el que Lydia se refugió cuando falleció su padre. A más de 13.000 kilómetros la colaboradora encontró un punto en el mapa que, según sus palabras, le dio tanto buen rollo en un momento tan delicado.