Cuando nació su hija Miranda (10) decidió irse a vivir a un céntrico chalet cerca del centro de Madrid. “Por favor, no os fijéis mucho en las paredes que están por pintar”, nos dice al entrar en el enorme salón, decorado con fotos de la pequeña.
Luján Argüelles (48) nos ha invitado a su hogar para presentarnos uno de los sus libros más especiales, 'El regalo de Miranda', una historia de crianza y maternidad en la que la presentadora asturiana se abre por completo. Mientras nos tomamos un café hablamos no solo del libro, sino de todo lo que le ha tenido que pasar hasta llegar a escribirlo.
¿Llevas mucho tiempo viviendo aquí?
Me vine justo cuando nació mi hija Miranda. Yo vivía en una casa que había construido, enorme y muy bonita, moderna, con escaleras voladas, techos altísimos…. Finalmente llegué a la conclusión de que todo aquello era inviable para un niño. Además, también estaba en una zona complicada para que la niña pudiera tener sus comunicaciones y esas cosas. Estando embarazada puse la casa a la venta y me vine aquí cuando Miranda tenía cuatro meses.
Esta casa es un hogar.
Era exactamente lo que yo quería para ella. Al margen de que tuviera más capacidad para organizarme yo como madre, porque está más cerca de Madrid, lo hice para que tuviese un colegio cerca y que tuviese un entorno donde pudiera relacionarse con la gente, con más niños, porque era hija única.
Fotos: Joan Crisol
¿Acierto si digo que te encuentro en un momento estable de tu vida?
Con honestidad te diré que estás con una Lujan menos serena que hace tres años (risas), porque ahora tengo una agenda con demasiadas cosas y voy a tener que tomar decisiones y empezar a vaciar (risas). Y, por otro lado, con ganas de cambios, porque Miranda ya no es un bebé, es una preadolescente prácticamente, porque tiene diez años. Por tanto, es más autónoma y hay cosas que yo quiero recuperar.
Es decir, que quieres poner el foco en ti.
Sí, porque creo, además, que ella me enseña un montón de cosas y hay otras cosas que son importantes que ella ya puede encajar. Miranda tiene una madre con unas determinadas características y que aspira y quiere y necesita hacer cosas para tener plenitud y para que su yo esencial se sienta feliz con ella.
¿Por qué has llegado a decir que el 2018 fue un palo caótico en tu vida?
Aquel momento lo recuerdo como una cloaca emocional. Entendí cosas que no entendía y empecé a vivir de una manera diferente, porque yo estaba muy anclada en el pesimismo. Había sido educada con la mejor intención siempre por parte de mis padres, pero desde sus herramientas y que había sido con una manera de entender que no se alineaba con mi ser. En ese momento también me quedé parada profesionalmente, era como la protagonista de 'Dirty Dancing', sentada en una silla en un rincón, esperando a que apareciera Patrick Swayze. Pero no apareció nadie. Yo estaba totalmente arrinconada profesionalmente, sentía que no valía nada. Y me perdí. Además todo ello se juntó poco después con la pandemia con lo que eso suponía.
Fotos: Joan Crisol
Me imagino que todo lo que ocurrió fue un periodo de reflexión.
Y yo cuando reflexiono soy muy peligrosa. Luego, además, también el padre de Miranda y yo tomamos una decisión que era muy difícil para los dos y que había que encajar para los tres.
Vuestra separación…
Lo digo en este libro. Tuvimos que entender que éramos un triángulo indivisible, pero un triángulo incompatible, en tanto en cuanto papá y mamá ya no estaban enamorados. Lo más bonito de su vida era tenerla a ella, pero ya no estábamos enamorados el uno del otro, lo que no significa que no estemos enamorados de lo que somos los tres.
Y Miranda, ¿cómo lo gestionó?
Entonces, ella tenía solo cuatro años. Nosotros hemos mantenido una actitud muy responsable ante eso y para que el que iba a ser el amor para toda la vida no sea luego tu mayor enemigo con el que mantienes unas contiendas y unas guerras constantes que solo tienen una víctima, que es el producto de ese amor, los hijos. Entonces ahí fuimos muy responsables.
¿Cómo surgió escribir este libro tan personal?
Hablando con la editora de mi libro anterior salió el tema de los haters y de repente me di cuenta que de alguna manera todo esto de los haters podemos encontrarlo ya en el mundo infantil, en el patio del cole. El niño empieza el proceso de etiquetar al otro de una manera inocente. Empiezan con, este es rubio, este es moreno, este es alto, este es bajo, este come diferente porque es celíaco… Finalmente me llamaron porque les pareció curioso la manera en la que educaba a mi hija.
Fotos: Joan Crisol
¿Y cuáles son las bases de esa educación?
Realmente lo único que intento es escucharla y observarla para en base a lo que ella me va diciendo y cómo se va comportando y cómo va actuando, intentar entenderla y acompañarla en este proceso de desarrollo como ser humano de la mejor manera para ella. Y bueno, empezamos a hablar y me convencieron para escribir 'El regalo de Miranda'.
Dejas claro que esto no es un manual para educar a los hijos.
Claro, no es un manual para educar a tu hijo, es cómo mi hija me enseña a mí cómo es ella, cómo ella entiende la vida como yo la puedo acompañar, como yo puedo ser mejor en muchos momentos, porque me doy cuenta de que algo que le estoy diciendo que es una verdad absoluta, una verdad incontestable, termina siendo una verdad limitante porque para ella no lo es.
¿Cómo haces para no proyectar en tu hija cosas que te gustarían a ti?
Paz Calap (coach y experta en mindfulness) me enseñó mucho a entender mi propio proceso de vida. Y luego me di cuenta, a través de la observación de Miranda, que ella reclama eso también como ser humano y me hizo entender que un hijo no es de tu propiedad. Un hijo es un ser humano que llega aquí a vivir su propia experiencia. Tú le has dado vida y a partir de ahí tu responsabilidad es acompañarle en este proceso, pero no teledirigirle...
¿Cómo se tomaría ella que por ejemplo le trajeras un novio a casa?
Creo que en este momento lo podría encajar mejor. Antes era mucho más pequeña y reclamaba mucho de mí.
Fotos: Joan Crisol
Me decías antes que tienes ganas también de poner el foco en ti… ¿Encontrar pareja estaría entre esos planes?
Me encantaría. Además, el amor es la energía más elevada en todas sus versiones. A mí me encantan las relaciones de amor y las relaciones de pareja. Porque las entiendo como relaciones de entendimiento, relaciones de honestidad, de lealtad, de almas que comulgan y caminan juntas, almas que se fortalecen la una a la otra desde el respeto. Por lo tanto, me parece una definición tan bonita que, ¿quién no va a querer eso?
Y profesionalmente, ¿en qué punto te encuentras?
Pues ahora mismo tengo mil ideas en la cabeza, como siempre, porque todo me interesa. Lo más inmediato será un proyecto con Mediaset para los próximos meses. Además, desde hace unos años, también estoy dentro de una productora.