Nuestro protagonista también es uno de los pocos afortunados que viven en el cielo de Madrid. Luis Mottola, conocido por participar en series como El Internado u Hospital Central, nos recibe en su casa y la química enseguida se hace palpable. Tenía ganas de sincerarse y contarnos pinceladas de su vida que no conocíamos. Nos cuenta que, tras más de 20 años en la capital, siente que su ciclo aquí ha terminado y nos habla con sinceridad de la fama, sus ambiciones y del amor de su vida: sus dos hijos; Aitana y Tiago. Unos hijos a los que, por cierto, les cocina de maravilla…
Nos has dicho que pasas mucho tiempo en el sofá estudiándote los guiones, pero nos ha chivado un pajarito que donde realmente te veríamos es en la cocina.
Soy un apasionado de la cocina y se me da muy bien, sí. Es lo que más me relaja. A mis hijos les cocino mucho. Durante la pandemia creé Mottola en la cocina, un programa de YouTube que funcionó muy bien porque hacia comida sencilla, guerrera y fácil de hacer.
¿Te atreverías a participar en un Masterchef?
Es lo primero que haría. Si me ofrecen eso, me tiro de cabeza, pero porque quiero seguir aprendiendo.
Dices que cocinas para tus hijos y a mí lo que me encantaría con esta entrevista es conocer tu parte personal. Apenas hay información acerca de tu vida.
Soy una persona muy familiar. Aunque llevo 22 años en este país, los sigo extrañando. Los tengo a todos en Argentina. Yo me vine aquí y no volví más.
¿Te costó mucho adaptarte a nuestro país?
A los dos días ya estaba adaptado (risas). Vengo de una madre gallega, guerrera y de posguerra, y es verdad que quería venir aquí. Era mi deseo y no me equivoqué. Hoy por hoy digo: “Lo hiciste bien, Luis”. Este es el lugar en el que quiero estar. Eso sí, creo que ya cumplí un ciclo en Madrid.
Luis Mottola dejó su país de origen siendo famosos: "Nadie entendía por qué me iba y cuando llegué aquí, no me conocía ni el Tato"
¿Por qué?
En este momento de mi vida estoy haciendo un balance de afianzar ciertas cosas. Por ejemplo, si entro en MasterChef, eso me acomodaría para hacer otras muchas otras, porque quiero elegir otro lugar en el mundo dentro de España, pero poder venir a trabajar a la gran capital. Ahora me apetece vivir en la naturaleza, que es realmente lo que a mí me gusta.
Pero tuvo que ser duro dejar tu país...
Sí, muy duro. Pero ¿sabes por qué? Acababa de hacer un personaje maravilloso en el canal más visto de Argentina y me fui en el avión a España firmando autógrafos. Nadie entendía por qué me iba y cuando llegué aquí, no me conocía ni el Tato.
¿Y tu familia cómo lo vivió?
Maravilloso. Ellos lo entendieron. Mi padre era marino mercante, mi madre, como te decía, venía de una posguerra y con ganas de conquistar las Américas. Ella me dijo: “Nene, vuela”. Pero llegar aquí y de repente ser una persona anónima fue un contraste fuerte.
¿Y eso cómo lo llevaste?
Había que empezar otra vez y no pasaba nada. Lo llevé con naturalidad.
Pero al final lo lograste y triunfaste.
Bueno, estoy en ello. Estoy caminando (risas). Si triunfar es la popularidad creo que me faltan dos pasos para terminar la escalera. Ahora, si triunfar es estar sano, contento, alegre y seguir en la profesión, sí, he triunfado.
'El internado' le devolvió la popularidad en España: "Ya han pasado 11 años y la gente me sigue reconociendo"
¿Podríamos decir que fue tu papel en El internado el que te devolvió la popularidad en nuestro país?
Todos tenemos un papel que marca nuestra carrera y el mío fue ese. Ya han pasado 11 años y la gente me sigue reconociendo (risas).
¿Y ese momento que la gente te empezaba a reconocer por la calle cómo lo vivías?
En mi cabeza me dije: “Ya está sucediendo lo mismo que en Argentina”. Estaba otra vez cómodo y pensé que el camino era maravilloso. Ahora estoy cansado y no tengo ganas de volver a empezar, es decir, no me iría ahora a África a empezar de nuevo (risas).
Aquí además has formado una familia. Tienes dos hijos a los que adoras. ¿Se les ha pegado el gusanillo de la interpretación?
Tengo una nena que se llama Aitana, que tiene 14 años y es una amante de la danza. Luego tengo al otro enano, Tiago, que tiene 11 y que juega en el Getafe. Va a ser un futbolista maravilloso.
La cara de padre orgulloso que se te está poniendo ahora mismo...
Claro. Son mis caramelillos, mis maravillas del mundo. Por ellos sería capaz de cualquier cosa.
¿Y ellos te ven en el teatro?
Recorren muchos teatros conmigo, porque quiero hacerlos partícipes de mi carrera. Y aparte tienen que ver estas cosas como yo estoy viendo las de ellos. La nena está empezando a ver El internado y todos sus amigos del colegio me esperan a la puerta del instituto porque quieren sacarse fotos conmigo. Ella flipa, claro.
Luis Mottola nos confiesa el sueño que le queda por cumplir
El Internado te ha dado muchas cosas bonitas, allí coincidiste con Elena Furiase y durante años trabajaste en diferentes obras con su madre, Lolita Flores.
Hemos hecho tres obras de teatro y recorrido toda España con esas funciones. Ella es maravillosa y una gran persona. El adjetivo que la definiría es la generosidad.
¿Qué sueños te quedan por cumplir?
Tantas cosas… Me encantaría terminar esos dos escalones que faltan de la escalera.
¿El de ser popular?
Sí, porque la popularidad también te aporta tranquilidad. Te relaja, porque el bolsillo lo tengo para que no le falte de nada a los peques, que es lo que más me interesa. Si no les falta nada a ellos, es porque no me está faltando nada a mí.
Qué honesto eres.
El que me diga que el actor no quiere reconocimiento es una mentira. Lo que queremos todos es vivir de esto y, si eso va con el reconocimiento, provoca que haya otra cadena de trabajos.
Sabemos que tienes hijos, pero desconocemos si estás soltero. ¿Si alguna señora está leyendo está entrevista y está sintiendo un flechazo, ¿tendría la puerta abierta?
No le cortemos la fantasía a la gente (risas). Hay una cosa muy bonita que hacía Paul Newman, que era mirar y seducir, y yo la seducción la defiendo a muerte. O sea, lector de SEMANA, si estás en este momento leyendo esto y te gusto, fantasea lo que quieras, que para eso estamos. Ahora mismo me pueden ver en el microteatro y con mi nueva obra de teatro, El submarino.
¿Dónde lo puede ir a ver ahora la gente?
El 28 de junio estamos en Estepona, en el auditorio de Fernando VI y el 30, en el Palau de Altea. Esto será el pistoletazo de salida. Ahora estamos con una reunión importante y hay teatros, como Las Vegas, que están muy interesados.
Te noto feliz.
Estoy en un momento muy lindo. Estoy con el inicio de la gira teatral y comenzando un montón de cosas paralelas a nivel personal. Estoy descubriendo cosas de mí que antes desconocía. No solo a nivel actoral, que me encuentro en un momento más maduro porque los años pasan para todos, sino también respecto a quién soy yo. Digamos que estoy aprovechando este tirón, porque después me voy a hacer más viejito.
La edad la tendrás en el DNI, porque físicamente estás espectacular.
Soy del 68, pero tengo muy buena genética.