Luis Medina, hijo del desaparecido duque de Feria y Naty Abascal, se enfrenta a una querella de la Fiscalía Anticorrupción por supuestos delitos de estafa agravada, falsedad en documento mercantil y blanqueo de capitales.
Se avecinan tiempos complicados para Luis Medina. El hijo pequeño de Nati Abascal se enfrenta a la demanda de la Fiscalía Anticorrupción, que se ha querellado contra el hijo del desaparecido duque de Feria y contra el empresario Alberto Luceño, a los que acusa de «obtener un exagerado e injustificado beneficio económico» por la compra de material sanitario -mascarillas, guantes y test- que ambos distribuirían al Ayuntamiento de Madrid al comienzo de la pandemia del coronavirus.
La querella se ha presentado por la presunta comisión de delitos de estafa agravada, falsedad en documento mercantil y blanqueo de capitales. Medina se habría beneficiado de una comisión astronómica con la que, según la Fiscalía, se compró un yate modelo Eagle 44, llamado Feria y por el que pagó 325.515 euros. Por su parte, su socio elevó presuntamente las mordidas a 4,6 millones, de los cuales tres millones fueron blanqueados presuntamente con la adquisición de nueve vehículos de alta gama, relojes Rolex, ocio vacacional y una vivienda de lujo en Pozuelo de Alarcón, la ciudad madrileña con mayor renta por habitante. Un asunto bastante turbio por el que el aristócrata y su colega deberán enfrentarse a la justicia.
En el escrito que se ha hecho público este miércoles, el fiscal apunta en un primer momento hacia el marqués de Villalba, quien según revela que ganó cerca un millón de euros por haberse aprovechado de «su condición de personaje conocido en la vida pública» para obtener un contacto en el Área de Hacienda y Personal del Consistorio de la capital, encargado de centralizar la compra de este material en la crisis sanitaria cuando estos productos escaseaban.
Al hijo del fallecido duque de Feria y a su amigo Alberto Luceño se les acusa de cobrar comisiones millonarias al «inflar» el precio de la compra de material sanitario para la pandemia. La partida supuso un coste de 10,8 millones de euros al Ayuntamiento de Madrid tras firmar tres contratos con la Empresa de Servicios Funerarios y Cementerios, de titularidad pública.
El escrito de la Fiscalía Anticorrupción tiene su origen en las diligencias de investigación incoadas por la Fiscalía el 19 de noviembre del 2020. El relato arranca en marzo de ese año, tras la declaración del Estado de Alarma por parte del Gobierno, cuando el Ayuntamiento de Madrid suscribió un convenio con la citada empresa pública para que se comprometiera a garantizar el suministro de material sanitario y de seguridad para el personal municipal.
Anticorrupción sostiene que Medina también se sirvió de «su amistad con un familiar del alcalde de Madrid», José Luis Martínez-Almeida, para realizar esta operación. Se trataría de un primo abogado del primer edil, Carlos Martínez-Almeida. «Mi familiar no conocía a Luis Medina, le contacta una amiga común. Él le da un correo electrónico y le indica que ese es el cauce oficial para realizar estas cosas», aseguró este miércoles el regidor, quien ha adelantado que el Ayuntamiento de Madrid se personará en la causa como afectado en la investigación relativa a la compraventa de un millón de mascarillas, un total de 2,5 millones de guantes y 250.000 test de autodiagnóstico rápido.
Según Anticorrupción, Alberto Luceño fue el encargado de gestionar las operaciones. Al parecer, este se presentó a los responsables del Consistorio como un «experto en importación de productos procedentes del mercado asiático", con excelentes contactos en fábricas en China, e incluso acreditándose "como agente exclusivo de la empresa malaya EEE, a través de la cual se iba a realizar la importación». Al parecer, el amigo de Luis Medina aseguró que su deseo era «colaborar en la lucha contra la pandemia».
Pero, tal y como destaca el documento del fiscal, «en realidad, ni tenía experiencia significativa en negocios de importación ni disponía de fábricas en China, del mismo modo que tampoco era agente exclusivo de ninguna empresa malaya ni actuaba movido por ninguna intención altruista, como se verá a continuación». Anticorrupción cree que Medina y su socio actuaron «de común acuerdo y con ánimo de obtener un exagerado e injustificado beneficio económico» para aprovecharse de una situación de necesidad en la Sanidad Pública.
Según detalla la querella de este organismo, las transferencias recibidas por el hijo de Naty Abascal corresponden a la comisión pactada entre la empresa asiática y él de un dólar por cada mascarilla (un millón de dólares en total: 915.000 euros). «De esto se infiere que el precio real de venta de las mascarillas era de 2.689.300 dólares -2.460.647,16 euros- y que los querellados lo inflaron artificialmente para llevarse como beneficio neto, solo con las mascarillas, 4.000.000 dólares; es decir, el 148 % del precio real del producto», destaca el escrito.
Luis Medina, marqués de Villalba, es el hijo pequeño de Naty Abascal y del fallecido Rafael de Medina y Fernández de Córdoba, y a su vez hermano del actual duque de Feria, Rafael Medina. De su trayectoria profesional se conoce que ha hecho pinitos como modelo y que fue embajador de la firma italiana Dolce&Gabbana. Desde hace años mantiene una vida discreta, alejada del foco mediático.