Rey y plebeya nunca podrían haberse casado y una costurera jamás podría llegar a ser reina, hasta que Sonia y Harald de Noruega se encargaron de cambiar los cánones y prejuicios de la realeza. Un 29 de agosto de 1968 se casaron para demostrarle al mundo que el amor puede derribar cualquier barrera u obstáculo que se presente. Su enlace fue histórico porque se trató de la primera vez que un príncipe europeo se casaba con una plebeya. Además, también fueron pioneros porque nunca en 700 años un heredero al trono se había casado con una mujer nacida en Noruega.
Más de medio siglo después son uno de los matrimonios más consolidados de las monarquías europeas. Para celebrar la fecha redonda volverán a la iglesia donde se dieron su ansiado ‘sí, quiero’, la catedral de Oslo, un lugar donde se juraron un amor eterno que a día de hoy cumplen religiosamente.
Nace el amor
Su idilio comenzó en 1959, cuando Harald era el soltero de oro de Noruega: guapo, rubio, con ojos azules y heredero al trono
Mil dificultades
Su historia fue un espinoso camino porque el padre de Harald, el rey Olaf V, se oponía fervientemente al enlace de su hijo con una mujer sin sangre azul. Su miedo era que un matrimonio morganático hiciera saltar por los aires la monarquía
Enamorado desde el primer momento
Nueve años tardó en convencer Harald a su padre de que Sonia, esa costurera que había conocido en un campamento de verano, era el amor de su vida
Olaf V hizo lo imposible por romper el amor
El Rey le envió a Oxford a estudiar para poner tierra de por medio y enfriar la pareja, pero sus intentos fueron en vano
Pretendiente para Sofía
Incluso, Olaf V buscó emparejarle con otras princesas europeas, entre las que destaca la reina Sofía de Grecia, pero la relación nunca llegó a cuajar. Entre otras cosas porque Sonia y Harald se amaban en secreto
Intentos de suicidio
Sonia amenazó con quitarse la vida y Harald planteó un ultimátum a su padre: o se casaba con Sonia Haraldsen o renunciaba a sus derechos dinásticos
El gran día
Finalmente, Olaf claudicó y aceptó que se consumara el matrimonio
Punto de inflexión
Su unión sirvió como ejemplo para generaciones posteriores, por ejemplo, para sus propios hijos. Primero aceptaron la unión de la Princesa Marta Luisa con el polémico periodista Ari Behn y posteriormente el del Príncipe Heredero Haakon con la escandalosa Mette-Marit Tjessem.
Paralelismos
Su historia podría llegar a recordar (ligeramente) a la de Felipe VI y Doña Letizia, un príncipe heredero y una plebeya unidos contra viento y marea
Otro ejempl
Otro ejemplo es el de la argentina Máxima Zorreguieta y Guillermo de Holanda, que se casaron en 2002, tres años después de haberse enamorado fulminantemente en la Feria de Sevilla.