Aunque llevas años trabajando en diferentes medios de comunicación, ha sido a partir del 2018, año en el que empezó a ejercer de copresentadora de Espejo Público, cuando nuestra protagonista comenzó a ganarse a pulso el corazón de los espectadores. Una etapa profesional en la que se encuentra feliz y satisfecha. Lorena García nos ha abierto a SEMANA su recién estrenado piso a las afueras de Madrid para enseñarnos su parte más humana. “Yo soy muy de mi casa”, nos ha explicado mientras nos mostraba orgullosa unos sillones decorados por su padre. Mamá de un niño de tres años y una niña de siete meses, Lorena se sienta por primera vez con nuestra revista para contarnos los detalles más desconocidos de su vida personal y profesional.
¿Cuánto tiempo llevas viviendo aquí?
Muy poco, porque nos mudamos en diciembre del año pasado, justo, además, la noche antes de que el niño hiciera tres años. Nos levantamos aquí el día de su cumpleaños. Era como nuestro gran proyecto: estrenar casa. Además, ha sido bonito vivirlo todo juntos, estrenar la casa, tener a la niña... O sea que estamos en unos meses muy buenos.
¿Y qué fue lo que más te atrajo de ella?
La luz. Para mí las casas tienen que ser luz.
¿Te has encargado tú de la decoración?
Me encanta la decoración porque me viene de familia. Mis padres siempre han tenido una empresa de decoración y, aunque ahora se ha jubilado, es algo que he mamado y realmente me encanta.
¿Y cómo es Lorena cuando está en su casa?
Pues soy muy amita de mi casa, muy mamá de los niños y muy controladora. Me gusta tenerlo todo controlado. Soy como mamá gallina y con los niños me pasa igual. Me gusta que esté todo en orden, que esté todo colocado. Quiero estar a gusto.
¿Te gusta cocinar?
Me gusta pero tengo poco tiempo y no cocino todo lo que me gustaría. De hecho, el que más cocina es mi marido, que se le da muy bien hacer pan, pizza... Me gustan las cocinas grandes porque te permite estar con toda la familia junta. Yo creo que es el sitio más explotado de la casa.
Tienes dos hijos, Mario, de tres y otra muy chiquitita.
Gabriela tiene siete meses. Sobre todo, mi obsesión es que sean niños felices, que se sientan queridos y que sientan que están en un ambiente donde se les quiere, se les respeta y que son lo más deseado del mundo, que es la realidad. Yo deseaba ser madre y ellos han venido a completarme al 200%. Pero con la parejita ya me paro.
Anunciaste en directo que estabas embarazada ¿Cómo recuerdas ese momento?
Era una situación muy complicada. La presión que ya de por sí tenemos las mujeres cuando estamos embarazadas, porque todo nos preocupa, se añadió el tema de la pandemia. Entonces, claro, los médicos te decían una cosa, tu ginecólogo te decía otra. Era un jaleo monumental. Era una presión añadida y ese día tenía un directo con un experto y le dije ¿Qué hacemos con las embarazadas? Yo lo llevé a lo personal porque realmente estaba preocupada como embarazada y bueno, así surgió. Y a partir de ahí, recibí muchísimos mensajes de madres que estaban como yo y reconozco que me conectó mucho con la gente y con mujeres que estaban en esa misma situación.
¿Tus hijos se llevan bien?
Muy bien. Mario tuvo un poco de celos al principio, pero adora a Gabriela y ella le adora a él porque se le ilumina la cara cuando ve a su hermano. Entiendo que hoy las relaciones con los hermanos no son perfectas. Habrá momentos de más y menos entre ellos, como todo en la vida, pero me encanta verlos juntos.
¿Te imaginabas que aquella niña a la que el profesor le animó a dedicarse a los medios de comunicación iba a estar hoy en día como está?
Nunca estudié periodismo para ser presentadora de un programa, ni mucho menos. Al final ha ido todo rodado. Yo trabajé muchos años como redactora, primero en la Cope y luego ya pasé a televisión. Ha sido un proceso progresivo, de aprendizaje constante. He sido muy feliz en todas las etapas, lo era siendo redactora y nunca me imaginé que llegaría a estar delante de la cámara.
Maquillaje y peluquería: Lorena Catena by Alberto Dugarte Institute