Lolita Flores ha sido la última invitada a Planeta Calleja, el programa de Jesús Calleja. La artista ha vivido una aventura en la isla de Madeira en la que también ha estado acompañada en algunos puntos por su hijo, Guillermo Furiase. Calleja le tenía preparado un sinfín de aventuras y entre tanto, también han tenido tiempo para que la actriz y cantante se confiese sobre algunos aspectos de su vida más personal: la muerte de su madre, Lola Flores, sus problemas de salud o los quebraderos de cabeza que le ha dado Hacienda. Lolita ha hablado alto y claro sobre todos los temas importantes de su vida.
Lolita Flores recuerda su infancia al lado de sus dos progenitores, ambos artistas
Inevitablemente, Lolita Flores no ha podido evitar hablar de su madre, Lola Flores. "Yo soy bastante admiradora de Lola Flores pero todavía más de Dolores Flores, que es mi madre. Y como madre fue la hostia", ha comenzado diciendo. "Mi madre era una sabia. Ella decía que venia de otro planeta y a mi no me extraña en absoluto", ha continuado diciendo. Tras la pregunta de Calleja, de cómo era Lola Flores cuando su hija llegaba a casa, la artista ha revelado que "a veces cuando llegaba a mi casa a veces no estaba, otras veces había fiesta en mi casa o a veces estaba en la cama con sus gafas leyendo a Lorca", ha dicho.
A pesar de que sus dos padres, ambos artistas, se pasaban largas temporadas fuera de casa, asegura que "yo no he sentido la ausencia de mis padres porque estaban por teléfono todos los días. El teléfono echaba humo", ha recordado. "Mis hermanos y yo no protestábamos, estábamos bien cuidados, había gente en casa siempre. Cuando ellos llegaban nos daban todo el amor", ha seguido diciendo. El aventurero ha querido conocer si le guarda algún reproche a su madre. Aunque Lolita Flores ha asegurado que prefiere guardárselo para ella, ha revelado uno de ellos: "Que quizá prometía que, cosa que yo también hago, y luego no las cumplía", ha dicho.Además, la cantante de 'Sarandonga' ha confesado que "me ponía celosa con ella porque a veces ella se arreglaba, se peinaba, se pintaba y venía un fotógrafo a hacerle fotos. Yo quería hablar con ella y ella no echaba cuenta. Yo me ponía muy celosa", ha dicho. "Yo he tenido que ejercer de hermana mayor. No he sido protectora porque teníamos gente en casa pero si que mi madre nos dejaba una carta escrita, que nunca abrí. En la carta ponía lo que yo tenía que hacer en el caso de que ella no hubiese vuelto. La carta la tenía desde que yo tenía 8 años. Yo nunca la abrí", recuerda. Sin embargo, asegura que ya no sabe donde está y que nunca la abrió "porque era muy obediente".