Linda Evangelista siempre ha gozado de título de ser una de las mujeres más hermosas del mundo, convirtiéndose gracias a ello en una de las ‘top models’ mejor pagadas de la década de los 90, siendo habitual de las pasarelas más prestigiosas del mundo. Sin embargo, ahora no está tan conforme con su aspecto físico y atraviesa una profunda depresión que arrastra desde hace más de cinco años que la mantiene encerrada en su casa como si de una prisionera en su propia casa se tratase. Pero el motivo que ha sumido en la tristeza a la maniquí no se debe a una pérdida familiar o por los estragos que la pandemia está ocasionando en la salud mental de todo el mundo, sino por una reacción inesperada a un tratamiento cosmético al que se sometió para mejorar su físico y que finalmente tuvo como resultado el desfiguramiento de su apreciado rostro.Linda Evangelista, que ahora tiene 56 años, se convirtió en una de las modelos mejor pagadas del mundo hace treinta años y famosa es su frase de que ella formaba parte de un exclusivo club de maniquíes que “no nos levantamos de la cama por menos de 10.000 dólares al día”. Pero eso es ahora cosa del pasado y, al parecer, hace cinco años su imagen física no es lo que era por culpa de los efectos secundarios de un tratamiento estético que salió mal y del que ahora se ha confesado. Lo ha hecho a través de su perfil de Instagram donde ha explicado los motivos por los que ha estado oculta del mundo en los últimos años. Una profunda depresión le impide tomar la iniciativa de salir de su casa, aunque quizá esté más cerca de la solución ahora que ha decidido dar el paso de confesar qué le sucede y el duro momento por el que atraviesa.
La modelo ha reconocido que una rara reacción a un tratamiento estético ha desfigurado sus facciones hasta el punto de que se ha visto obligada a pasar hasta en dos ocasiones por un quirófano. Ha tenido que ponerse en manos profesionales para someterse a operaciones correctivas, aunque no han surtido el efecto deseado y no han hecho más que agravar su problema. Un drama que ha sumido a Linda evangelista en la tristeza del que se ha confesado ante su casi millón de seguidores.“Hoy he dado un gran paso para reparar un daño que he sufrido y me he guardado durante cinco años”, comienza a narrar el drama sufrido Linda Evangelista. “A mis seguidores, que se han preguntado por qué he estado sin trabajar mientras la carrera de mis compañeras prosperaba: la razón es que he sido brutalmente desfigurada por el procedimiento CoolSculpting de Zeltinq, que hizo lo opuesto a lo que habían prometido”.El tratamiento cosmético al que hace alusión Linda Evangelista es la criolipólisis, que se encarga en enfriar la grasa a una temperatura concreta para que esta sea eliminada, junto a las células muertas, por el hígado de manera natural. Una alternativa a la liposucción que cuenta con muchos fieles y que ha conseguido moldear el cuerpo de cientos de mujeres en todo el mundo con buenos resultados, pero que en su caso ha resultado ser fatídico, al desfigurarle la cara hasta el punto de sumirla en una depresión por no reconocer la mujer que encuentra frente al espejo.
“Aumentó mis células grasas en vez de disminuirlas y me ha dejado permanentemente deformada, incluso tras someterme a dos dolorosas cirugías correctoras, sin éxito. Me he quedado, como han dicho algunos medios, irreconocible. He desarrollado hiperplasia adiposa paradójica o HAP, un riesgo del que no se me había informado antes del procedimiento”. El problema no es solo físico, sino que ha tenido graves consecuencias psicológicas: “El HAP no solo ha destruido mi carrera, me ha sumido en un ciclo de profunda depresión, honda tristeza y en las más bajas cotas de autodesprecio. Me he convertido en una reclusa”, confiesa con gran pesar por lo que le ha sucedido, pero a sabiendas de que este paso de hablar de lo vivido le da fuerzas para salir adelante y mostrarse un poco tras 5 años en doloroso silencio.Para finalizar, Linda Evangelista asegura que “intento pasar página para librarme de mi vergüenza y hacer pública mi historia. Estoy cansada de vivir así. Me gustaría salir por la puerta de mi casa con la cabeza bien alta, a pesar de que ya no me parezco a mí misma”, sentencia la modelo, que sabe que ya no volverá a ser la misma, que no trabajará más como reclamo publicitario de las firmas y que su vida le lleva a otro camino, pero dispuesta a recorrerlo y dejar de estar llorando su desgracia encerrada en casa.