En SEMANA mostramos la última entrevista que Laura Boyer concedió antes de su muerte. 15 días antes de su último suspiro, la hija de Miguel Boyer quiso contar su verdad y destapar el papel que tuvo, según su versión, Isabel Preysler en el distanciamiento con su padre. También aportar datos desconocidos sobre la herencia de su progenitor, a la cual ella nos aseguró que renunció "porque solo le pedían dinero". Una entrevista en la que Laura Boyer reveló con todo detalle qué sucedió tras la muerte del exministro en el año 2014. Ahora esta revista ha querido ir más allá y desgranar cuál fue el reparto de su patrimonio, el cual se resolvió cuatro años después del fallecimiento de Miguel Boyer. Muchos desacuerdos y una tensión evidente se convirtieron en el día a día de sus herederos hasta que en febrero del año 2018 cumplieron con la voluntad del socialista.
"Se ha cumplido el cuarto aniversario de la muerte con todo cerrado", dijo en aquel momento el despacho de abogados encargado de representar a Christian Boyer, hermano del economista, que actuó como albacea. Pero, ¿qué bienes había a repartir? Tres automóviles antiguos, 6.000 libros en tres lotes, cuadros que había heredado de su familia, un busto y cuentas en las que apenas quedaba dinero debido a los altísimos gastos médicos que generaba la enfermedad de Boyer, según dijo Preysler. "Entre el gasto de llevármelo y los gastos médicos que me reclamaban, decidí ir a un notario y firmar la renuncia", dijo Laura Boyer a SEMANA, entrevista póstuma que ha visto la luz este miércoles 1 de marzo.
Los bienes tuvieron que ser tasados, aunque no todos estuvieron de acuerdo con el inventario. "La enfermedad y rehabilitación del Don Miguel Boyer supuso un inmenso caudal de gastos, que en gran medida sufragó la Señora Preysler, por no haber fondos en las cuentas de su esposo", son palabras del abogado de Isabel Preysler tras los numerosos escándalos que la herencia ha traído consigo. De este modo, explicaron que las cuentas corrientes de Boyer estuvieran vacías después de su muerte. Rehabilitación, cuidados e ingresos hospitalarios habrían provocado que se quedara casi en números rojos. Unos cuidados, por cierto, a los que Laura alude en este medio: "En mi opinión ella no cuidó nada, le puso un montón de gente para cuidarla".
Fue antes de su muerte y después de sufrir el ictus cuando Miguel Boyer decidió cambiar su testamento para que hubiera una partición exactamente igual para sus tres hijos. Sin mejoras y queriendo ser equitativo con ellos. Las graves secuelas que le acompañaban no evitaron que tuviera claro qué quería incluir o cambiar en el que fue su último testamento, el cual firmó el 24 de julio de 2012. En él dejó fijado que el tercio de mejora y de legítima fuera para sus tres hijos, pero Laura una vez que faltó su padre rechazó su tercio en favor de sus cuatro hijos. Si bien el tiempo corría en contra de la familia debido a una cláusula que Boyer incluyó -todo debía estar repartido en un plazo de 5 años-, lo cierto es que los herederos de Boyer estuvieron cerca de agotarlo.
A Laura le correspondió una escultura que el valenciano Benlliure hizo de Amós Salvador, bisabuelo de Boyer y que fue ministro de Hacienda de la reina María Cristina, así como algún libro. Precisamente este objeto aparece en la charla mantenida con esta revista hace algunos días: "Me daban un busto y unas guías de Madrid". A su hermano Miguel Boyer Jr. le dejó algunos volúmenes de la biblioteca que su padre había atesorado en vida y tres coches ya antiguos. Se trataba de un Audi que ya tenía algunos años y otros dos que también resultaban caros de mantener. A Ana, hija también de Isabel Preysler, "cosas menores también de poco valor". Fue precisamente la herencia el último de los asuntos que trataron entre las hermanas, un tema espinoso que tampoco sirvió para que se pusieran de acuerdo Ana y Laura. Tal y como recuerda esta última a SEMANA: "Hablamos por la herencia de mi padre. Hablamos poco, pero se puso de parte de su madre".
Isabel, por su parte, aseguró que tan solo recibió "lo que dice la Ley para cualquier viuda", además de algunos libros que ella disfruta en usufructo, al igual que otros bienes. Negó ser la gran beneficiaria e insistió haberse ceñido a lo que su marido dejó por escrito antes de morir. Fue mejorada con el tercio de libre disposición, decisión que Miguel Boyer tomó dos años antes de morir.
La casa del lujoso barrio de Madrid, situada en Puerta Hierro, en la que sigue viviendo Isabel Preysler no formaba parte de este reparto. Valorada en la actualidad en casi 10 millones de euros, según expertos inmobiliarios consultados, estaba a nombre de la reina de corazones, lo que la dejaba fuera de la ecuación. El entorno de Miguel Boyer ha relatado cómo se gestó la compra de la misma, dando detalles de algunos movimientos del pasado. "Él fue quien compró a Fernando Fernández-Tapias la finca de Puerta de Hierro y fue él quien pagó la construcción de la casa, valorada hoy en más de nueve millones de euros, aunque todo lo puso a nombre de Isabel", dijo un familiar a 'El Mundo'. Una enorme casa que tenía importantes gastos y que, a día de hoy, sigue siendo su hogar, al igual que el de Ana Boyer y Fernando Verdasco. Pagó 90 millones de pesetas de la época en la década de los 80 por el terreno, cifra a la que había que sumar la construcción del inmueble. Sus hijos comprobaron tras la partida de Miguel Boyer que su padre no tenía ningún inmueble a su nombre en el Registro de la Propiedad, por lo que no había casas que repartir, tampoco grandes piezas de arte.