La boda flamenca de Carolina Trillo, hija de Encarna Salazar

La iglesia San Francisco de Borja, ubicada en plena calle Serrano de Madrid, ha sido el escenario de la boda entre Carolina Trillo, la única hija de Encarna Salazar (Azúcar Moreno), y su novio Javier Rojas. Un enlace con sabor flamenco que ha reunido a toda la familia, por supuesto, no ha faltado su tíos, Toñi, Juan y José Salazar, estos últimos del grupo 'Los Chunguitos'. Entre los invitados, algunos rostros conocidos como la bailaora Cecilia Gómez.

La orgullosa novia ha cumplido con la tradición y se ha hecho esperar unos minutos. Llegaba a la iglesia del brazo de su padre, el argentino Mauricio Trillo. Carolina Trillo, de 30 años, ha confiado en la firma Navascués para su primer vestido de novia destinado al momento de la ceremonia religiosa. La abogada, que ha heredado la belleza de su madre con quien guarda un gran parecido, estaba radiante con un vestido de escote cuadrado y manga larga transparente de estilo farol. Un diseño de corte clásico que ha llevado con el cabello semirrecogido. A destacar el pasador joya que lucía en el cabello y que recogía un largo velo. Como ramo ha optado por flores blancas. "Estoy muy feliz y muy nerviosa", eran sus palabras al llegar a la boda.

Los nervios de Encarna Salazar

La madre de la novia ha sido unas de las mujeres más elegantes de la ceremonia con un vestido largo en tono rosa confeccionado en gasa con capa. No ocultaba que se trataba de un día muy especial, también que los nervios estaban a flor de piel instantes antes de la llegada de la novia. Como era de esperar, el flamenco ha estado muy presente. El clan de artistas aprovechaba la espera para bailar por bulerías y tocar palmas a las puertas del templo.

Carolina Trillo se dio a conocer públicamente en 2019 cuando ejerció como defensora de su progenitora en el  plató de 'Supervivientes 2019'. Graduada en derecho por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Acceso a la Abogacía por el Centro de Estudios Financieros (CEF), actualmente trabaja como abogada en el bufete Martínez-Echevarría. En alguna ocasión ha hecho sus pinitos en el mundo de la moda y ha trabajado para el diseñador Francis Montesinos.