Kiko Matamoros es conocedor de que la fama es una moneda de doble cara y si sabe disfrutar de la cara amable y de los beneficios de ser un personaje ampliamente conocido por todos, también sabe lo que es sufrir por la cruz de ser reconocido por todos. Así lo ha plasmado en la tarde de este martes en ‘Sálvame’ exponiendo para ello un suceso que le amargó la existencia cuando trataba de buscar desesperadamente una casa en la que formar su nidito de amor con Marta López y poder con ello abandonar la habitación de hotel que había convertido en su hogar tras su divorcio de Makoke. Un proceso que se vio complicado precisamente por la fama que arrastra tras años frente a las cámaras de televisión.

El colaborador y su joven novia ya pueden decir que son felices en su palacio del siglo XVIII, situado en el centro de Madrid, y del que informó la revista SEMANA en exclusiva. Pero hasta llegar aquí han tenido que sudar la gota gorda al encontrarse con incómodos impedimentos para encontrar la casa perfecta que se ajustase a sus exclusivas necesidades y en la que protegerse de miradas indiscretas. “Cuando me separé me fui a vivir a un hotel y luego estuve en otro. Al lado del último hotel en el que estaba vi una casa maravillosa, cerca del Paseo de la Castellana y que encajaba perfectamente con mis necesidades y las de mi pareja, además de un arquitecto bastante reconocido y con un diseño estupendo”, comenzaba a relatar Kiko Matamoros cómo se enamoró de una mansión idónea para él y Marta López, pero que no pudo ser suya por culpa de su propia fama y las consecuencias negativas que hay tras ellas.

Kiko Matamoros sufre los estragos de la fama: así perdió la casa de sus sueños
Telecinco

Kiko Matamoros buscaba una casa de alquiler que se ajustase a sus necesidades y creía haberla encontrado cuando la visitó junto a Marta López. La pareja se citó con el matrimonio que buscaba inquilinos para su inversión y todo parecía ir sobre ruedas y que la comprobación física de la vivienda era meramente una formalidad antes de firmar el acuerdo, pero este se echó por tierra de manera inesperada. “Yo estaba encantado y los dueños también encantadísimos. Pero la segunda vez que fuimos a ver la casa para medir ya y pedir los muebles, había dos paparazzi en la puerta y la presidenta de la comunidad llamó al propietario y le dijo que ‘nos va a jorobar la vida a todos, vamos a tener los paparazzi en la puerta y no vamos a poder tener intimidad’ y me dijeron que no”, se lamentaba Kiko Matamoros, aunque ahora sin el dolor latente, pues gracias a perder esta oportunidad ahora disfruta de las estancias de un lujoso palacete del siglo XVIII en pleno corazón de Madrid. Aquí puedes ver los vecinos que tiene ahora la pareja.