Nuestra invitada es, sin duda alguna, una de las mejores actrices dentro y fuera de nuestras fronteras. La artista colombo-española, que llegó a nuestro país hace 23 años y en donde ha transcurrido toda su carrera, ha conseguido labrarse una de las carreras cinematográficas y televisivas más respetadas, con varios premios a sus espaldas, incluida una nominación a los Goya. Juana Acosta tan solo tenía 16 años cuando le comunicaron que su padre había sido asesinado en Cali (Colombia). Un crimen impune que borraron de un plumazo su gran pasión, las ganas de bailar. La artista nos ha abierto las puertas de su casa para hablar de ese terrible suceso y de ‘El perdón’, una pieza autobiográfica escrita por Juan Carlos Rubio que podemos ver en el Teatro Bellas Artes de Madrid.
Muchas gracias por recibirnos en tu hogar ¿Te has encargado tú de la decoración de tu casa?
Sí, me gusta mucho. Mi madre fue anticuaria muchísimos años. Yo crecí en un anticuario que además tenía taller de restauración y siempre me he sentido muy atraída por la decoración, por los muebles antiguos y por las antigüedades.
Llevas 23 años triunfando en nuestro país y en el resto del mundo, pero ¿qué fue lo que te hizo decidirte venirte a vivir a España?
Juan Carlos Coraza es la razón por la que yo vivo en este país. Cuando llegué tenía 23 años. O sea, la mitad de mi vida la he pasado aquí. Yo me vine porque quería estudiar con él y él ha sido mi maestro. Hoy en día es uno de mis grandes amigos y me preparo absolutamente todos los personajes con él. Para mí es un maestro único, un maestro con una sabiduría y una claridad descomunal.
¿Tuviste que enfrentarte a los típicos clichés de mujer latina al llegar a España?
Pero eso ya se superó hace muchos años. Yo creo que cuando eres un actor comprometido, dedicado, serio con tu trabajo, pues esos estados, esos estereotipos, los vas rompiendo y los vas tumbando uno por uno.
Mucha gente desconocía de ti el cruel episodio al que tuviste que enfrentarte siendo una adolescente ya que con 16 años tu vida se rompió en dos al recibir una llamada en el que se te comunicaba que habían asesinado a tu padre.
Es un punto de inflexión en mi vida. Fue todo muy fuerte. Yo estaba lista para salir a mis clases de danza, esas clases a las que iba prácticamente todos los días. Adoraba bailar. Y era mi primera gran vocación. Entonces, cuando estaba a punto de salir, sonó el teléfono y era la esposa de mi hermano dándome la terrible noticia de que mi padre había sido asesinado. (Suspira hondo) Nunca más volví a ponerme esa ropa de danza y nunca más volví a bailar sin ser consciente.
¿Asociaste una cosa con la otra y te traumatizó?
Durante muchos años no entendía por qué no había vuelto a bailar, no entendía por qué no había vuelto a tener ese impulso, esas ganas, esa necesidad. Y tuvieron que pasar muchísimos años hasta que en una terapia entendí que el trauma se me había incrustado en la danza, precisamente por haber recibido esa noticia en ese momento.
¿Qué tuvo que suceder para que se te quitara ese trauma por la danza?
Era algo que me había preguntado muchísimas veces, ¿qué pasó? ¿Por qué dejé de bailar con lo que me gustaba? Fue ahí cuando tuve un impulso misterioso. Lo digo porque es verdad. No sé muy bien de dónde me vino y ahora creo que tiene que ver con que yo de alguna manera no había terminado de elaborar el asunto de mi padre.
¿No habías pasado el duelo?
No. El duelo sí lo había pasado, porque ya habían pasado 30 años. Yo he hecho mucha terapia. Eso me ayudó a poder sobreponerme y me ayudó a poder ir hacia la vida y no quedarme anclada a la muerte y al odio.
¿Te tuviste que hacer mayor de golpe?
Sí, ahora lo pienso mucho. Y cuando pasó esto yo tenía exactamente la edad que tiene mi hija ahora. Y la verdad es que yo cuando la veo a ella pienso en lo joven estaba yo cuando me pasó esto tan duro.
Juana, ¿verdaderamente se pueden perdonar a los asesinos de tu padre?
Yo lo primero que tuve que hacer fue perdonarme a mí misma.
Explícate, por favor.
Sí. A mí misma por haber pensado y sentido cosas tan terribles cuando tenía 16 años al recibir esta terrible noticia. Eso es lo primero. Ese fue mi primer paso y sí, si se puede perdonar. Lo que a mí me pasó me generó mucha violencia y me vi con unos pensamientos que me asustaron cuando yo tenía 16 años. Somos humanos y hay un impulso animal humano de devolver con la misma moneda. Y el asunto está en ver qué haces con eso, qué haces con esa conexión y con ese impulso. En mi caso me asustó muchísimo por la edad que tenía y por el momento de fragilidad tan grande por el que estaba pasando.
¿Te protegió tu familia?
Afortunadamente tengo una familia que siempre me apoyó y me contuvo. Mi madre es una mujer muy fuerte e inteligente, a quien le agradeceré siempre el haberme sostenido y protegido en esos momentos tan difíciles y no solo en ese proceso sino a lo largo de mi vida.
Ahora estás en el teatro de Las Bellas Artes de Madrid interpretando este capítulo de tu vida con ‘El Perdón’ ¿Cómo ha sido tu reencuentro con la danza?
Volver a conectar con la danza es algo que no quiero perder. La técnica de alguna manera está alojada en algún lugar del cuerpo y eso es una sensación indescriptible. Me he tenido que preparar mucho físicamente para este espectáculo. Estoy con pilates, gimnasio y con un fisio que todas las semanas me va acomodando y que, además, es el fisio de la selección española de fútbol.
Esta obra ha tenido una gran acogida de crítica y público.
Sí, la verdad es que estamos muy felices. Llevamos ya medio año de gira. Siempre le dije a Juan Carlos Rubio, mi director, que lo que yo quería era poder volver en otoño. Realmente era mi sueño. Ya hemos hecho casi 30 funciones, entre ellas, hemos estado en el Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá. Es muy emocionante poder volver sabiendo que la gente ha conectado tanto.
Podemos decir que esta obra te has dejado una parte muy importante de ti.
Ha sido una obra muy catártica, sobre todo porque es testimonial y yo creo que ese es uno de los asuntos que más le impacta al público. Es como si el público sobrepasara al actor y se acercase al humano. En mi caso el personaje soy yo. ‘El Perdón’ no es un psicodrama ni un espectáculo panfletario, es un espectáculo donde usamos mi experiencia personal como punto de partida para reflexionar acerca de cómo cortar el círculo de la violencia. Una violencia que genera violencia.
¿Tu hija te pregunta por su abuelo y por tu experiencia?
Si. Las veces que ha venido a verme ha estado muy tocada y emocionada. Más que por lo que me tocó vivir, por lo orgullosa que se siente de ver a su madre subida en el escenario y contando esto tan personal.
Recientemente has vuelto a tus orígenes, a Colombia ¿Cómo se ha tomado tu familia revivir este capítulo de tu vida?
Lo más impactante para mí fue representar esta función delante de ellos. Yo entrevisté a mis hermanos y a los hermanos de mi padre para reconstruir la figura de mi padre a través del recuerdo de todos sus seres más queridos. Todos mis hermanos estuvieron muy agradecidos y ese acto tan catártico y sanador también ayudó en la sanación de ellos.
Hablando de familia. Una de las cosas que me ha llamado la atención ha sido la productora que has montado con tu hermana, Valentina.
Es una empresa que surgió después del confinamiento. Yo empecé a darme cuenta de que las actrices americanas se vinculaban a los proyectos como productoras ejecutivas y de esta manera podían tener más voz y voto dentro de los proyectos. Yo llevo ya más de 25 años en esta profesión, y empecé a sentir la necesidad de contar mis propias historias con mi hermana Valentina. Las dos empezamos a buscar historias para llevarlas al audiovisual, historias de mujeres. Nos interesa mucho las voces femeninas latinoamericanas. Ya hemos comprado los derechos de tres libros y en este momento estamos rodamos nuestra primera película como productoras con HBO en Colombia. Se llama ‘Del otro lado del jardín’, también estamos produciendo ‘El perdón’, con algunos proyectos de series originales creadas por nosotras y otras de otros derechos de libros que hemos comprado.
¿Cómo es trabajar con una hermana?
Estamos felices, nos complementamos muy bien las dos. En este momento todavía estamos en la fase en que participamos las dos en todas las fases, no en todas las fases de desarrollo, porque nuestra empresa es una empresa de desarrollo, de contenido audiovisual y teatral.
Iván Reboso/ Fotos: Alberto Bernárdez
Maquillaje: Lancome
Peluquería: Gabriel Llano
Estilismo: Kouples
Calzado: H&m