El pasado 6 de octubre, José Luis Martínez-Almeida y Teresa Urquijo celebraban seis meses como 'marido y mujer'. Un evento en el que reunieron a más de 600 personas, entre las que se encontraban numerosas personalidades de todos los ámbitos del panorama nacional, desde artistas hasta políticos o monarcas. El alcalde de Madrid dio el 'sí, quiero' a la joven en la iglesia del Sagrado Corazón y San Francisco de Borja de Madrid bajo la atenta mirada de rostros como el rey Juan Carlos, las infantas Elena y Cristina, Fernando Fitz-James Stuart y Solís, Sofía Palazuelo, José María Aznar o Esperanza Aguirre. Desde entonces su vida ha cambiado. Ahora, como hombre casado, se siente más feliz que nunca, y así lo ha desvelado él mismo.
Almeida se ha sentado junto a Vicky Martín Berrocal en su pódcast 'A solas con...' a charlar sobre la vida y a dejarse conocer más allá de su faceta política: "Me viene muy bien hablar de algo que no sea la política de vez en cuando", comienza agradeciéndole a la diseñadora, a quien le ha confesado, se siente una persona "feliz" sobre todo después de haber vivido, recientemente, un acontecimiento que "yo ya casi había descartado que se diera en mi vida". Se refiere, precisamente, a su boda con Teresa Urquijo, que acaba de cumplir 28 años.
"La gente me pregunta cómo lo llevo, y yo creía que me iba a costar mucho más... así que es mérito de ella. Yo ya cumplo 50, y cuando te casas tan mayor y has cogido tantas manías ya en la vida... debe ser mérito de ella porque yo me siento muy cómodo al llegar a casa todos los días y ver a Teresa", confiesa el político, que se ha deshecho en halagos hacia su mujer cuando Vicky le preguntaba qué tiene Teresa para que haya dado este paso tan importante en su vida: "Yo diría qué no tiene. Es que lo tiene todo para mí. Ella es mi tranquilidad, es mi refugio en la vida, tener ahí una persona que siempre va a apoyarme y estar conmigo, al igual que yo para ella".
Como marido, confiesa, "trato de ser el mejor marido posible para estar a su altura", pero no es fácil. Teresa trabaja como analista de inversión en Merlin Properties y viaja mucho por motivos laborales; "Ella tiene un trabajo exigente y mi vida no es fácil con los compromisos que llenan la agenda... pero el tiempo que estamos juntos es de calidad", asegura. Bromea, además, con que Teresa es "quien trae el dinero a casa".
El alcalde asegura que le ha costado encontrar a esa persona con la que casarse: "No quiere decir que no haya tenido otras novias... pero sabía que había alguien ahí fuera, que tenía que ser ella. Poco antes de conocer a Teresa dije que en esto de ser soltero conviene no precipitarse, pero tampoco resignarse", comienza explicando, "y llegó ella". "Yo me he casado para toda la vida, al menos esa es la intención", confiesa.
Sobre sus planes de paternidad, asegura que "no puedo tardar mucho, a ver si voy a ser padre-abuelo", bromea, "nunca se sabe, nosotros ponemos de nuestra parte, pero me encantará ser padre", aunque confiesa "me hubiera gustado ser padre antes, por cuestiones biológicas me voy a perder muchas cosas de mis hijos y no voy a vivir muchas cosas que mis padres vivieron conmigo".
Almeida confiesa qué es lo que le faltó en su gran día junto a Teresa
El alcalde de Madrid ha desvelado que echó mucho de menos a sus padres en su boda. "Ellos se hubieran alegrado mucho... Hubieran estado felices. Está muy bien el tema profesional y que salgas adelante, pero tener una vida buena, una familia... eso era muy importante para ellos. Sé que están muy felices ahí arriba en el cielo. Ellos adorarían a Teresa. Estarían encantados, diciéndome 'no sabes, chaval, la suerte que has tenido, pellízcate'", asegura Almeida.
Eso sí, "mi madre chocaría con Teresa en tema futbolístico, Teresa es muy del Real Madrid y mi madre era del Atlético a muerte. Chocarían en eso, pero en lo demás mi madre diría que tiene la mejor nuera del mundo", confiesa en tono jocoso.
De sus padres aprendió mucho, así lo ha confesado él mismo, "mi madre era una mujer de carácter, de perseguir sus metas", cuenta, "de mi padre he sacado la disciplina y también tenía una cosa que era lo más importante, el sentido del humor. Esa capacidad de reírse de uno mismo y de que cualquier situación de la vida se encara mejor con una sonrisa", apunta.
"Lo peor que me ha pasado en la vida fue la muerte de mis padres", asegura, "lo de mi padre fue de repente, mi madre sí que estaba enferma, pero cuando murió dijo que lo único que quería era verme convertido en alcalde. No lo hizo. Yo era su ojito derecho, solo me vio de candidato, pero de alcalde no", ha desvelado emocionado.
Es el pequeño de seis hermanos y, bromea, "el mimado y el favorito" de sus padres. "Mis hermanos tuvieron que librar bastante más batallas que yo con mis padres, yo llegué con el terreno aplanado", confiesa. Tiene claro que los problemas de la vida "hay que afrontarlos" y se confiesa un hombre "sin complejos" más allá de su deseo de hablar mejor inglés, una tarea que aún tiene pendiente y por la que está trabajando.