Joaquín Torres no solo vive un momento complicado en cuanto a salud, sino también en el plano familiar. La situación con su hermano Julio es insostenible, motivo por el que ambos han optado por dejar el asunto en manos de la Justicia. Por ello, este mismo lunes, 27 de mayo, se han dejado ver en el juzgado de lo mercantil 7 de Madrid, ubicado en Gran Vía 52.
Acompañado de su esposa, Julio Torres ha aparecido en el enclave en cuestión con un traje azul sin corbata. Tal y como ha revelado Vanitatis, en todo momento ha intentado pasar desapercibido para los medios de comunicación, pero, teniendo en cuenta lo mediático que se ha vuelto el caso, le ha resultado imposible. Unos minutos más tarde, Joaquín Torres ha hecho lo propio, pero junto a sus otros dos hermanos, Maite y Andrés. Los tres tenían como objetivo representar los intereses de sus padres, pues el progenitor no ha podido asistir a consecuencia de las complicaciones en su estado de salud.
A través de fuentes asistentes al juicio, el medio en cuestión ha podido saber que Julio y Andrés han sido los primeros en declarar. El primero de ellos se ha defendido alegando haber seguido únicamente los pasos que su padre le había requerido al hacerle único administrador. Andrés, como encargado de las empresas familiares, ha revelado ante la Justicia las razones por las que allí compadece contra su hermano, a quien acusa de no haber cumplido sus obligaciones con Hacienda.
Las palabras de Joaquín Torres en el juicio contra su hermano Julio: "Yo quiero vivir sin odio"
Dado el importante papel del padre, Juan, el juez ha pedido que declare en un intento por aclarar el tema. Sin embargo, se ha presentado un informe médico que demuestra que no podía hacerlo hoy, así que será citado para ello en los próximos días, cuando su salud sea más favorable. Además, el letrado también ha preguntado a Joaquín sobre la posibilidad de odiar a su hermano pese al vínculo familiar que les une: “Al contrario, yo quiero vivir sin odio”, ha asegurado.
No obstante, en alguna que otra ocasión y de manera pública, Joaquín ha confesado que no está dispuesto a dar ni un solo paso atrás para favorecer a su hermano. El arquitecto permanece firme en sus convicciones, y también visiblemente dolido por la actitud de Julio: “Mi hermano desde que murió mi padre no ha cesado en intentar una reunión con mi padre evitando que nosotros estuviéramos presentes. Yo he dicho que hagan lo que quieran y al final ha habido una reunión que me interesa entre poco y nada, porque no me creo nada de mi hermano”, revelaba en ‘Y ahora Sonsoles’.
Aun así, es consciente de las últimas palabras de su madre, y por cumplirlas daría su brazo a torcer si fuera necesario: “Siempre voy a respetar la voluntad de mi madre, y si hay paz y reconciliación la querría, y yo, obviamente, aun no importándome nada mi hermano, si hay un camino para llegar a la paz, lo voy a aceptar. Aunque no se lo merezca, y por mi parte muerto”, zanjaba con rotundidad.
La pesadilla del arquitecto a consecuencia de las complicaciones en su salud
Cabe destacar que esta visita a los juzgados ha tenido lugar tan solo un mes después de que Joaquín recibiera el alta hospitalaria a consecuencia de una infección de huesos. Tras cinco operaciones, el catalán recuperaba la sonrisa y afirmaba sentirse “como Rambo” después de todo lo sucedido: “Podría haber causado incluso un cáncer de huesos y hubiera pervertido la prótesis, porque todo el mundo decía que no había nada. Pero mi médico pidió por precaución unos cultivos y ahí salió todo, un virus muy complicado”, confesaba, mucho más animado que en las semanas previas.
Y es que, los últimos meses han sido una pesadilla en toda regla para el arquitecto. Pese a haber tenido que ser intervenido en varias ocasiones, Joaquín tuvo que revivir la historia cuando recibió una llamada de su médico de nuevo: “Me llamó Raúl, mi marido, preocupado. Me dijo que volviera, que había un problema. Recibo un mensaje de Ángel que dice que hay una infección que tendremos que tratar dos semanas más con antibióticos, y tienes que estar ingresado. Es lo que sé, me he quedado un poco en shock, me puse a llorar”, aseguraba en el programa de Sonsoles Ónega. Por suerte, poco o nada queda ya de ese sufrimiento, y el arquitecto ha podido retomar incluso su trabajo con normalidad.