Lleva más de 40 años dando a conocer la marca España por todo el mundo y es que, si de algo puede presumir Joaquín Cortés (56), es de ser uno de los bailarines más internacionales de todos los tiempos. Muestra de ello, además de sus muchos premios, ha sido el nombramiento como Embajador por la Paz por la Unesco por su extraordinaria contribución a la preservación y promoción del patrimonio folclórico y artístico del pueblo gitano.
Sin embargo, el cordobés ha esperado casi seis años para subirse nuevamente a un escenario y presentarnos Esencia, seis años en los que la vida le ha cambiado mucho. Convertido en padre de dos niños y felizmente unido a Mónica Moreno, Joaquín nos habla de su presente y de su pasado. La mirada le brilla, pero nos confiesa que, desgraciadamente, estuvo a punto de perder ese brillo…
Joaquín Cortés durante su entrevista con SEMANA
Alberto Bernárdez
¿Hay un Joaquín antes y después de convertirse en padre?
Sí, pero me ha cambiado para bien, porque me levanto todos los días aprendiendo de mis hijos. Me dan lecciones y, a veces, me emociono porque es increíble lo que una cosa así, tan pequeñita, te puede enseñar y te puede aportar.
¿Qué estás aprendiendo de ellos?
Mucho. Me están dando lecciones constantes a pesar de la edad que tengo. Me sigo sorprendiendo de que un niño como Leone, de 4 años, de pronto me deje paralizado con lo que dice. Y Romeo, de seis, también. Romeo y Leone son dos regalos de Dios.
Has tardado bastante en convertirte en padre…
Yo lo advertía. A mí me preguntaban desde los 20 que cuando iba a sentar la cabeza, tener hijos y casarme y yo siempre decía lo mismo, que sería padre, pero más tarde. Es que tenía muchos sueños por cumplir y, además, me pasaba el día viajando.
Me imagino que todavía no serán conscientes de quién es su papá.
Todavía son pequeños, pero cuando me paran para hacerse fotos, ellos se quedan extrañados y preguntándose porque la gente hace eso con su papá.
Joaquín Cortés: "Cuando perdí a mi madre yo tenía 39 años y se me apagó la luz de mis ojos"
Joaquín Cortés charla con SEMANA
Alberto Bernárdez
¿Y si el día de mañana quieren seguir tus pasos?
Lo que ellos quieran, lo que tienen que hacer los padres es apoyar a sus hijos en lo que quieran ser.
Se te iluminan los ojos hablando de ellos...
Mira, cuando perdí a mi madre yo tenía 39 años y se me apagó la luz de mis ojos, el brillo, me morí, nunca mejor dicho. Estuve a punto, además, incluso de irme con ella…
¡Qué duro! No lo sabía…
Fíjate el amor tan grande que sentía por mi madre y cuando nació mi hijo, Romeo, recuperé el brillo de mis ojos... O sea, imagínate el amor, porque ese es el amor verdadero, el amor de verdad. Mis hijos me han devuelto el brillo de mi mirada.
Me imagino que ellos siempre sabrán por ti de su abuela.
Les diré que fue una mujer maravillosa y que, gracias a ella, yo estoy aquí. Por su tesón y por su lucha.
¿Hablas de tu carrera profesional?
Piensa que, en aquella época, cuando yo empecé a bailar, los hombres no bailaban porque estaba mal visto, se acababa de morir Franco. Pasaron 4 o 5 años y España era muy machista. Yo iba a una escuela de ballet y había 30 niñas y un niño, y ese niño era yo. Mi madre luchó mucho por mí.
Joaquín Cortés nos habla de su mujer, Mónica Moreno
Joaquín Cortés habla de sus dos hijos con SEMANA
Alberto Bernárdez
Estaría orgullosa de ver todo lo que has conseguido.
Tú no sabes lo que hacía yo con ella, yo me la llevaba con Giorgio Armani a Milán para que me vistiera. Él también la vestía a ella, a mis hermanas, mi sobrino, a todo el mundo, porque Giorgio era mi amigo y yo fui su muso durante 10 años. En esa época también me criticaban porque un bailarín no podía ir vestido a la moda y ahora todo el mundo se quiere vestir de diseño. A lo que iba, entonces yo la sentaba en primera fila y le pedía que no derramara ni una lágrima. Ella era una gitana muy guapa y con mucho arte y sabía que eso a mí me molestaba, yo no quería que fuese simplemente la madre del artista.
Hablamos de tus hijos, pero también has encontrado la estabilidad gracias a tu pareja.
Sí, bueno, gracias a Dios he encontrado una compañera de viaje que me ha dado dos regalos de Dios que son mis hijos. Y de momento estamos ahí, como todas las parejas, momentos mejores, peores, pero estamos bien. Tenemos dos hijos maravillosos y estamos ayudándolos a crecer en esencia.
Ahora te vas de gira con tu nuevo espectáculo, Esencia, me imagino que siendo papá te va a costar un poquito más separarte.
No, porque lo que hago es que me los llevo de vez en cuando, siempre que el colegio me dé su aprobación, sino me muero.
Regresas después de seis años de parón con este nuevo espectáculo.
En este espectáculo van a ver, además de a Joaquín Cortés, un gran musical de flamenco. Son 17 músicos en vivo con todo tipo de instrumentos, ocho bailarinas, un bailarín de contemporáneo francés maravilloso. En definitiva, una superproducción. Yo he sido el pionero en la fusión, que ahora está de moda, pues yo hace 30 años ya me ponía mi bata de cola y me criticaban y hoy en día se pone todo el mundo bata de cola y es algo de lo más normal. Antes no había tanta libertad como ahora.
¿Te han criticado mucho?
A mí me han criticado, me han dicho de todo, pero bueno, yo seguía con mi arte. Yo siempre he dicho que el arte es ambiguo, no hay sexo. He tenido la suerte de que empecé con 12 años, tuve maestros, pedagogos maravillosos. Luego entré en el Ballet Nacional y aprendí muchísimas cosas. Mi primera obra fue con 20 años, monté Pasión gitana, que es la obra española más vista del mundo y sigue siéndola después de 30 años.
Joaquín Cortés: "Me moriré con las botas puestas en el escenario"
Joaquín Cortés posa para SEMANA
Alberto Bernárdez
¿Cómo vivías aquel momento mediático?
Lo llevé bien, pero a esa edad cualquiera se habría podido volver loco. No quiero decir que fuera muy maduro, sino que supe digerir y masticar el éxito muy temprano. Pero no fue fácil.
¿Eres de los que se retirará encima de un escenario?
Me moriré con las botas puestas en el escenario, porque cuando naces artista, mueres artista. Eso no se puede evitar.
¿España sabe valorar a sus artistas?
No lo sé. Yo creo que esa pregunta había que hacerla al revés, ¿por qué a artistas españoles que triunfan en el mundo no les damos lo que se merece? Yo llevo 40 años, me he recorrido más de ochenta países y he cruzado los cinco continentes.
¿Te sientes querido por tu público?
Lo que es el público, el pueblo en general, sí, las instituciones, no. Pero me da igual. A mí lo que me importa es que, a día de hoy, con 56 años, me sigo emocionando, sigo aprendiendo, sigo creciendo, sigo queriendo subir a un escenario y sigo con la misma ilusión de ese niño que empezaba a bailar.
Acabas de cumplir años, ¿Cómo llevas el paso del tiempo?
No me preocupa, porque lo único que me faltaba por hacer era tener a mis dos hijos y ya los tengo, eso es un regalo de Dios. Ahora mismo, me siento un hombre muy afortunado y pletórico en todos los sentidos.