No conocía a Pelayo Díaz hasta ayer. Había coincidido en la distancia en algún desfile y solo conocía su blog, que en muchos casos había despertado comentarios más que jocosos en las redes sociales. De vez en cuando he echado un ojo a 'Cámbiame', donde, además de dar consejos sobre estilismos, es como una especie de libro de autoayuda para las personas que acuden al espacio de Tele 5 buscando, quizás, una vida mejor a través de una imagen nueva.
Pelayo Díaz es muy profesional y, como Isabel Preysler, se aprende tu nombre para interpelarte durante la entrevista. Mira a los ojos con una mirada que rezuma ternura y sus respuestas tienen un punto naif. A ratos me recuerda a Mario Vaquerizo, en apariencia ingenuo, pero un lince y no precisamente de los que están en peligro de extinción.
El diseñador no va de guapo, o al menos eso parece, tampoco da la impresión de ser un 'fashionista', aunque ha sucumbido a los 'ugly shoes', una de las últimas tendencias, y ha desarrollado la cualidad de marcar su espacio sin que apenas se note. Lo más sorprendente: que se emociona con tanta facilidad como Carlota Corredera, la presentadora suplente de 'Sálvame'.
Mucha gente está descubriendo ahora que eres diseñador...
Esta faceta es menos conocida si no sabes mi trayectoria. La verdad es que me gradué en Central Saint Martins, que muy pocos españoles pueden decir eso y trabajé con diseñadores como Alessander MacQueen, desde atrás, y luego en España trabajé como director de accesorios con David Delfín… Luego como estudiante diseñé unas camisetas… No sé si lo que quieres es que te diga tu trayectoria…
No, la idea era que me contaras cómo afrontas que ahora mucha gente descubra que eres diseñador, pero sigue…
¡Ah! Bueno, también como estudiante vestí a Rihanna para uno de sus vídeos, cuando todavía no era la Rihanna que conocemos ahora, cuando estaba empezando. En realidad siempre me ha gustado estar en los procesos creativos, aunque no hayan sido cosas que haya firmado o simplemente haya sido imagen. Bulldog ha sido uno de los proyectos más excitantes, porque desde el minuto cero estaban interesados en el proceso creativo, no solo era una cuestión de imagen. Es la primera vez que reinterpretamos las copas balón. Estamos muy emocionados. Como compartíamos ADN, porque la botella de la firma rompía con lo preestablecido y con cualquier otro diseño que conocemos. Acepté encantado.
Como dices, la marca tiene mucho que ver contigo, porque eres una persona que de alguna manera intenta romper con lo convencional.
Puede ser, soy un poco indomable. La verdad es que sí, no lo hago a propósito. No quiero provocar por provocar o generar este tipo de sensaciones gratuitamente. Me gusta emocionar con lo que haga. Me gusta que la gente tenga una respuesta, una reacción. No me gusta dejar a la gente indiferente. Obviamente prefiero que sea positiva a negativa. Con cada proyecto y cada paso que doy intento que la gente tenga una emoción al verlo, que sientan algo.
De hecho, en los consejos que das en ‘Cámbiame’ van más allá del aspecto físico y enfatizas mucho el lado personal.
Sí, porque entiendo que la gente que viene a este programa pide un cambia. Nunca jamás le diría a nadie que cambiara si no lo pidiera. Cada uno tiene que ser lo más auténtico que pueda, si no estás cómodo haciendo algo, no lo hagas. Prefiero que vistas como vistas, que hables como hables, pero que seas tú. Animo a la gente a que sean creativos y diferentes. Soy el primero al que le interesa ser así. Si no la vida sería muy aburrida.
Hay algo que me llama la atención de tu trayectoria: te tomas con mucho humor las críticas, que cuando eras solo conocido por tu blog eran feroces en ocasiones…
Las críticas forman parte de la vida de todos. Ahora, en 2016, todo el mundo las puede conocer, porque son por internet y redes sociales. Todo el mundo tiene una opinión y se siente con derecho a criticar. A mí me parece perfecto. Me lo tomo como hay que tomarse la vida, con humor, con simpatía, hay que seguir tirando para adelante a pesar de cualquier cosa. Mientras estés tranquilo y haciendo algo que te guste, en armonía… ¡Qué más da lo que diga la gente!
Tu libro ‘Indomable’, que acaba de salir a la venta, ya está entre los más vendidos de la Casa del Libro, lo acabo de ver esta mañana. El título es casi una declaración de intenciones.
¡Qué bien! No lo sabía. Más que una declaración de intenciones ha sido un apodo accidental, pero me gusta y me he apropiado de él. Alguien indomable es muy fiel a su identidad, no es algo negativo. Cuando eres muy tuyo seguirás siéndolo, pase lo que pase. A mí me gusta que todos mis proyectos sean indomables y reconocibles.
En este libro encontramos desde tu carnet del Centro Asturiano, tu paso por la Escuela Oficial de Idiomas… ¿Cómo se ha visto reflejada tu familia?
Desvelo mucha intimidad en este libro, soy muy generoso en ese aspecto. Incluyo pequeños recuerdos que estarían en un cajón en cualquier familia he querido mostrarlos porque me parecía el momento de desnudarme un poco para todos los que me siguen y los que me apoyan día a día, aunque sé que hay también críticas. Creo que era el momento para ser generoso y que la gente me conociera más. Porque hay quien solo sabe de mi blog o ‘Cámbiame’. Mi familia se lo ha tomado muy bien. Es algo muy íntimo, pero he sabido medir la justa intimidad y privacidad para no desvelar demasiado. No por nada sino para no quedarme sin misterio.
Supongo que estás apoyando en estos momentos a David Delfín, quien recientemente desvelaba haber sido intervenido de un proceso maligno…
Le he apoyado siempre, siempre estaré a su lado, pero hoy estamos aquí para celebrar la colaboración que he hecho con Bullgod, que es maravillosa y para brindar. Brindo por él.
El 28 de junio cumples 30… ¿Qué va a pasar?
¡Uff! Hace cuatro días era un chaval. A ver… No tenía que haber ido por ahí, me emociono –nos dice, con los ojos súbitamente acuosos- Hace cuatro días era un chaval que se iba a Londres con una maleta llena de ilusiones, sin redes sociales, sin conocer a nadie, sin nada más que ganas de comerse el mundo y de repente cumplo 30 años. Y es fuerte…
Pero, ¿por qué te pones así si casi todo ha sido bueno?
Sí, ha sido todo bueno, pero me emociono.
Entonces digamos que tienes que dar gracias a la vida, porque en 30 años has vivido mucho más que otra gente en una entera.
La verdad que sí, estoy muy agradecido por todas las oportunidades que estoy teniendo. El año 29 ha sido muy tremendo, por todas las cosas que me ha dado. En parte puede ser miedo a que se acabe. Me gustaría que siguiera siendo tan guay como este año.
Para ti la tele ha sido todo un descubrimiento. Incluso has acabado dando las campanadas…
Es que no tenía pensado para nada dedicarme a la televisión. No le tenía miedo, pero sí mucho respeto y al final me tiré a esa piscina, que no sabía si estaba llena o vacía, y estaba a rebosar. Como tú dices, al final acabé dando las campanadas. Mi familia está orgullosa de mí. Para ellos es todo nuevo porque yo era el rebelde. De rebelde he pasado a ser indomable o a proyectos mágicos como el que hoy nos tiene sentados aquí.
¿Qué te ha ayudado a descubrir la televisión?
Me ha puesto los pies más en el suelo. Vivía muy en mi mundo, que está bien, pero no eran uy consciente de muchos problemas en España. Es fuerte, intentamos ayudar no solo con un cambio de look, pero también con consejos y actitud ante la vida. Es vital a la hora de enfrentarse a cualquier problema, con actitud, con fuerza, con deseo.
¿Cómo vieron tus padres que decidieras irte a Londres a estudiar diseño?
El mundo de la moda para una pequeña familia de Asturias es algo muy lejano. Me decían que era muy difícil, que buscara algo con más salidas porque en esto triunfan solo unos pocos. Mi madre es la más emocionada, la que más se alegra –vuelve a ponerse al borde del llanto-. Hablar de mi familia me emociona muchísimo, perdóname. No lo veían, sinceramente. Tuve que hacer un trato con mi padre, que si no entraba en Saint Martins el primer año me volvía a Asturias y trabajaba con ellos en lo que fuera… Pero entré...
Y así comenzó el sueño de Pelayo, quien se despide de nosotros con una sonrisa marca de la casa.