Si cuando leas esta estrofa "amigo Félix, cuando llegues al cielo, amigo Félix, hazme solo un favor, quiero ir contigo a jugar un ratito con el osito de la Osa Mayor..." vuelves la vista atrás con nostalgia, y también con un poco de tristeza, es que eres uno de esos niños de los 80 (y no solo niños) que se quedó conmocionado con la muerte de Félix Rodríguez de la Fuente.
La canción interpretada por Enrique y Ana, con letra de la poetisa Gloria Fuertes, se convirtió en un himno para todos los miles de seguidores que lloraron su inesperada pérdida. Con ella se quería explicar a los más pequeños la pérdida de aquel hombre amigo de los animales, que se había convertido en uno más de la familia gracias a la televisión.
Han pasado 45 años desde aquel fatídico 14 de marzo de 1980, en el que el naturalista falleció en un accidente de avioneta en Alaska, junto a dos cámaras de TVE y el piloto, mientras estaban filmando una carrera de trineos para la mítica serie documental 'El hombre y la Tierra', elegida en el 2000 como la mejor producción de la historia de la tele en España.
Félix Rodríguez de la Fuente se hizo muy popular en la España de los 70 con el programa 'El hombre y la Tierra'.
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La avioneta en la que viajaba Félix Rodríguez de la Fuente cayó en picado
La avioneta en la que viajaban, una Cesna 185, cayó en picado repentinamente desde una altura de unos 200 metros, mientras el resto del equipo, cinco personas que viajaban en otra avioneta, presenciaron la tragedia.
Minutos antes de despegar en la avioneta en la que perdió la vida.
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El impacto fue brutal y los cuatro ocupantes murieron en el acto: "Nos dirigíamos a un poblado a filmar la llegada de la carrera de trineos. Vimos cómo el aparato caía en picado, pero no pudimos hacer nada. Nuestro piloto no se dio cuenta porque estaba mirando para otro lado. Fuimos corriendo, a pesar de la nieve, pero cuando llegamos, desgraciadamente, ya estaban muertos", afirmaba el productor Juan Mauricio Matías Herrera al relatar la tragedia.
Cuando falleció estaba rodando una carrera de trineos en Alaska.
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En esos momentos de tensión, nerviosismo y confusión, unos esquimales con sus trineos llevaron los cuerpos hasta el poblado de Shaktoolik y, desde allí, los cuerpos envueltos en pieles, los trasladaron a la ciudad de Nome.
En una época en la que no existían los teléfonos móviles y las comunicaciones no eran tan fáciles, el equipo de televisión tuvo que ir a un pueblo cercano, donde solo existía un teléfono, para dar la noticia en España.
Un trágico accidente inexplicable
El accidente se produjo a la una del mediodía en Alaska (una de la madrugada en España), con unas condiciones climatológicas excelentes, el cielo totalmente despejado y con un sol radiante. Una comisión Internacional abrió una investigación, pero nunca se determinaron las causas.
En 2020, después de una demanda de un abogado, la Audiencia Nacional abrió una investigación para esclarecer los motivos del accidente, pero fue archivada. A lo largo de estos años han sido muchas las teorías, desde el fatal accidente a un posible atentado, aunque nunca se ha podido esclarecer la verdad.
La muerte del naturalista fue portada de la Revista SEMANA.
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El traslado del cuerpo a España
Tras los trámites pertinentes, el cuerpo de Félix Rodríguez de la Fuente fue trasladado a España. Era el 18 de marzo y alrededor de un millar de personas se congregaron en la terminal de carga del aeropuerto de Barajas para recibir su féretro y los de los dos cámaras.
Los tres fueron trasladados al Ministerio de Cultura, donde se instaló la capilla ardiente, por la que desfilaron más de 10.000 personas para dar el último adiós al querido naturalista.
Fue enterrado en su pueblo natal, Poza de la Sal, en Burgos.
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Al día siguiente se celebró una misa y, a continuación, Félix fue trasladado a su pueblo natal de Poza de la Sal (Burgos), pequeña localidad rodeada de montañas donde fue enterrado y donde desde muy pequeño comenzó a amar la naturaleza y a los animales.
El dolor de su viuda, Marcelle Parmentier
Pocos días después de su muerte, su viuda, Marcelle Parmentier, recibió a la revista SEMANA en su casa y nos relataba así el momento más duro de su vida: "A las ocho de la mañana yo estaba en la cama descansando, cuando sonó el teléfono. Pensé que era él, pues habíamos quedado en hablarnos para que las niñas le felicitaran, era su cumpleaños y las chicas querían felicitarle. Sin embargo, oí la voz de una señora que, tras muchos rodeos, me dijo que Félix había tenido un accidente y había muerto. En un principio pensé que era una broma de mal gusto, pues no era la primera vez que me llamaban para algo así. A los pocos minutos me llamaron de TVE para confirmarme la noticia".
Se habían casado en 1966 y eran padres de tres hijas: "Días antes de marcharse a Alaska me habló de que este sería su último viaje. Quería descansar una larga temporada. Prefiero pensar que se ha ido de viaje. Mi vida ha sido una continua espera y este ha sido un viaje más", nos decía su viuda sin poder contener las lágrimas.
En su casa, junto a su mujer, Marcelle Parmentier, y sus tres hijas: Mercedes, Leticia y Odile.
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La última imagen del naturalista había sido el 2 de marzo, cuando despidió la temporada de su programa 'El hombre y la Tierra', para comenzar la aventura en Alaska: "No nos vamos para siempre, quizás hasta dentro de ocho meses o un año"... Aunque tristemente la despedida fue definitiva.
Sus estudios y comienzos en televisión
Félix Rodríguez de la Fuente estudió estomatología en la Universidad de Valladolid, pero la belleza del paisaje en el que se crio, donde habitaban buitres, águilas reales, lobos... despertó desde muy pronto su vocación por la naturaleza y los animales.
Se trasladó a Madrid, donde trabajaba como ayudante de un odontólogo, pero, a la vez, seguía con su pasión por la naturaleza y se hizo maestro cetrero. Precisamente uno de sus halcones consiguió el campeonato del mundo y le llamaron de Televisión Española. Era el año 1962 y fueron solo dos minutos, pero le cambiaron la vida para siempre.
Sus tres hijas delante del monumento funerario en memoria de su padre en el cementerio de Burgos, donde reposan sus restos desde 1981.
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A partir de aquí comenzó todo, hasta convertirse en uno de los personajes más populares y queridos de la España de los 70 con su serie de documentales 'El hombre y la Tierra', en una época en la que en nuestro país nadie hablaba de conservación de la naturaleza y respeto por los animales: "Tarde o temprano todos seremos ecologista", afirmaba ya él en los 70.