Hoy, Miguel Marcos, marido de Belén Esteban, cumple 33 años. Una fecha muy señalada que la colaboradora no ha querido pasar por alto. Por este motivo, en 'Sálvame', la de Paracuellos del Jarama no ha dudado en hablar de las virtudes de su marido, al que dio el 'sí, quiero' hace un año.
"Miguel cambió todos mis planes. Aparte de mi familia, mi hija y él son lo principal en mi vida. Lo que más quiero yo", confesaba la madrileña. A su pareja no le gusta que Belén hable de él, pero en su aniversario Kiko Hernández la ha animado a repasar su bonita historia de amor ante la audiencia. "Imagina que no está en tu vida, que el día que te dio una bajada de azúcar no lo hubieras conocido. ¿Cómo sería tu vida sin él?", le preguntaba. "No lo sé", respondía, sincera. "Ahora soy feliz. Es todo lo contrario a mí. Es muy tranquilo, yo soy muy nerviosa. Me sabe llevar muy bien. También tiene defectos: es muy cabezón. Pero en mi vida es muy importante".
"Le he visto cuatro veces y he hablado dos palabras", le recordaba el colaborador, haciendo hincapié en la discreción de Miguel. "Muchas veces no lo pasa bien porque soy su mujer. Es una persona que tiene su trabajo. Nunca ha querido hacer una entrevista o hacer un 'Deluxe", recalcaba la princesa del pueblo.
"Miguel me tranquiliza, es una persona muy coherente"
Al rememorar el día de su enlace matrimonial, Belén ha hecho hincapié en que ni siquiera ese día quiso ser protagonista. "Sabía desde un primer momento que no iba a salir", puntualizaba. "Él me tranquiliza, pero es una persona muy coherente. Me da la razón y si me tiene que decir 'te has equivocado' me lo dice. Cuando pasa algo y veo varios WhatsApp y sé que me va a regañar. Me dice: 'No has estado bien, no llevas razón'. Agradezco mucho que sea como es conmigo".
Y es que Miguel, siempre en un discreto segundo plano, sabe lidiar con el carácter de Belén, más temperamental. "Me conoce muy bien. Sabe cómo soy yo y me dice que con tranquilidad y sabiendo lo que digo. Él sobre todo me dice que no me altere y que piense lo que digo antes de decirlo. Me regaña más que me dice: 'Has estado bien", añadía. "Miguel respeta mucho mi trabajo y me lo ha dicho. Seguro que hoy no quiere pertenecer a nuestro mundo. No por nada, sino porque él esta preparado para hacer lo que hace".
"Ya era hora de que me tocara algo bueno"
Como pareja, Belén y Miguel son complementarios. "Es verdad que a mí mis maneras me pierden", ha reconocido. Por eso le viene bien la templanza de su marido, que es el amor de su vida. "Ya era hora de que me tocara algo bueno", confesaba.
La colaboradora ha recordado que Miguel Marcos fue su principal apoyo cuando se destapó que su mánager, Toño Sanchís, la estafara y se quedara con una parte importante de los beneficios de su trabajo. "Ahí él fue fundamental, porque me ayudó mucho en el tema emocional. Nosotros vivimos juntos el tema de éste que se lo lleva todo... Que por cierto, José, el marido de la Tina, cortó todos los cables por debajo de la casa. Porque este señor cortó todos los cables de la casa", explicaba Belén al hablar de la vivienda que Sanchís tenía en Villanueva del Pardillo y que es suya después de comprarla en subasta pública.
"Me gustaría tener un hijo con él"
Pero Miguel Marcos no solo es muy importante para Belén. También es muy apreciado por su entorno: "También es muy importante para la familia. Mi madre lo adora. Es muy buena persona". Sus planes de boda ante el altar siguen en pie. Ni el coronavirus ni la cuarentena le han quitado las ganas de jurarle amor eterno ante los ojos de Dios. "No tengo fecha ni nada", subrayaba. "Me gustaría casarme por la iglesia y me gustaría tener un bebé. Él no tiene hijos. Me gustaría por mí. Me gustaría tener un hijo con él porque sé como es". A sus 46 años, sabe que quedarse embarazada supondría un reto: "Si me quedo embarazada soy de alto riego. Tengo una edad. A Miguel le da miedo mi azúcar, mi diabetes".
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El dardo envenenado de Belén a Jesulín
Ha sido entonces cuando ha recalcado que Miguel Marcos "es un padrazo. No es que lo vaya a ser, es que lo es. Lo que tienen que ser otras personas… no hace falta". Un dardo envenenado a Jesulín de Ubrique, padre de su hija Andrea, a quien en numerosas ocasiones ha echado en cara no haberse hecho cargo de la joven como debería.