David Beckham es uno de esos exfutbolistas que ha sabido hacerse hueco en el mundo de la publicidad tras abandonar el terreno de juego. Su belleza, su físico de infarto y su familia ideal son un reclamo excelente para las firmas, que no dudan en contar con el astro del balón para sus campañas más ambiciosas.
Durante la noche del lunes, el deportista inglés volvía a Madrid, ciudad en la que vivió durante los años que jugó con el Real Madrid FC, para ser la imagen de un nuevo reloj, pero su actitud dificultó mucho el trabajo a los medios convocados.El marido de Victoria Adams llegó al lugar con 10 minutos de antelación y lejos de esperar y cumplir con la conocidísima puntualidad inglesa optó por salir ante las cámaras que ya estaban preparadas. La sorpresa fue mayúscula para los fotógrafos, que no solo se vieron abordados antes de tiempo, sino que tampoco contaron con tiempo suficiente para realizar su trabajo.
Beckham posó durante menos de dos minutos ante las cámaras, sonrió, no pronunció palabra y se retiró. Quizás el deportista tenía prisa. Quizás no se sentía cómodo. Sin embargo, en su perfil de Instagram, David ha escrito: "Gran tarde en Madrid. Siempre feliz de volver a esta preciosa ciudad". Lo cierto es que el que fuera uno de los jugadores más aclamados del Madrid Galáctico ya es todo un experto en eventos de este tipo, por lo que su actitud se torna aún más incomprensible.Pero un mal día lo tiene cualquiera y a David Beckham se le perdona cualquier cosa. Y si no, que se lo digan a su mujer, que aún reniega de España por culpa del olor a ajo, de la niñera que tuvieron durante su paso por Madrid y de la amistad entre Ana Obregón y su marido.