La apertura al público del Palacio de Liria, una de la joyas arquitectónicas de la capital, ha generado gran expectación. Tanto es así que ha colgado el cartel de "no hay entradas" para este mes de septiembre. El pasado jueves 19, esta residencia privada del XIX duque de Alba -don Carlos Fitz-James Stuart- y sede de la Fundación Casa de Alba, abría sus puertas a vecinos, curiosos y turistas, que podrán ver de cerca esta construcción del siglo XVIII.
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La visita a las dependencias cuesta 14 euros y permite un recorrido a través de alrededor de veinte estancias, exclusivamente entre la primera y segunda planta del edificio. También se puede acceder al jardín ubicado en la parte delantera.
El edificio neoclásico tiene una planta rectangular compacta en su interior y lleva la firma de dos renombrados arquitectos: Ventura Rodríguez y Edwin Lutyens. Cuenta con una importante colección de arte, en sus paredes cuelgan obras de maestros de la pintura como Goya, Velázquez, Murillo, Zurbarán, Greco, Ribera, Rubens, Tiziano, Palma el Viejo, Brueghel de Velours, Madrazo y Winterhalter.
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Los salones de esta residencia privada guardan con celo un sinfín de destacados acontecimientos que han escrito un capítulo importante de la crónica social de nuestro país. Desde grandes bodas -el segundo enlace de la duquesa de Alba con Jesús Aguirre, el romántico "sí, quiero" de Fernando Fitz-James Stuart y Solís y Sofía Palazuelo, futuros duques de Alba-, a bautizos familiares -la capilla privada albergó el de Eugenia Martínez de irujo- y comuniones.
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Este palacio, denominado el "hermano pequeño del Palacio Real", fue bombardeado durante la Guerra Civil y tuvo que sufrir una importante reconstrucción, además guarda cartas manuscritas de Cristóbal Colón.