"Yo era de su familia. Teníamos más de 45 años de amistad", ha afirmado sobre la tonadillera.
El nombre de Loli Pozo, la quiosquera a la que Isabel Pantoja debe 76.000 euros, continúa en boca de todos. Hace tan solo unos días, la cantante optó por no presentarse al acto de conciliación en el Juzgado de Instrucción número 1 de Chiclana con motivo de esta deuda. La octogenaria ha hablado sobre el tema en 'Sábado Deluxe' donde ha mostrado su dolor por la indiferencia de la artista. "Yo era de su familia. Teníamos más de 45 años de amistad".
La quiosquera ha recordado cómo un día de 2014 la cantante le solicitó este préstamo. "Una tarde allí en Cantora me pidió el dinero. Yo con todo mi corazón se lo presté y hasta hoy. Le hizo una primera transferencia de 80.000 euros a su cuenta bancaria", ha explicado. Más tarde, su hermano le pediría otros 6.000 euros porque le dijo le hacían falta. Unos años después le devolvieron 10.000 euros. "Eso lo tengo yo todo justificado en las cuentas del banco".
Loli ha mostrado su pesar por todo este asunto: "No la conozco". Añadía que su relación con la tonadillera empezó a cambiar a raíz de la deuda que contrajo con ella. "Ella nunca ha sido así. No sé quién la ha vuelto así, no lo puedo asegurar". Ha explicado que no sabe a qué se debe su comportamiento actual. La cantante optó por no presentarse al acto de conciliación con la octogenaria que se celebró hace tan solo unos días. "Yo le mandé un burofax que tampoco respondió. Por las buenas hice un acto de conciliación".
El silencio de la artista
La última vez que ambas se encontraron fue hace dos años. "Fui a ver a su madre al hospital de Jerez cuando estaba grave". En aquella ocasión la artista también la evitó, un comportamiento que ha venido adoptando en los últimos tiempos y que ella no se explica dada la relación que tenían. "Yo quiero lo mío, lo demás no quiero nada. Lo que yo he trabajado, porque el silencio mata". Añadía que lo que más malestar le ha causado ha sido la indiferencia de Isabel Pantoja hacia ella. Y es que ha llegado a afirmar que la consideraba parte de su propia familia.
Esta deuda se remonta al año 2014 cuando la tonadillera se vio envuelta en el sonado caso Malaya que finalmente la llevaría a la cárcel durante dos años. Según ha contado Loli, la artista le pidió un día personalmente 80.000 euros con el objetivo de frenar su entrada en prisión. Su conexión era tan buena que no dudó en realizarle este préstamo. Se trataba de una cuantiosa cantidad que había ganado durante años de duro trabajo al frente de un quiosco ubicado en el barrio de Los Remedios de Sevilla.