En las últimas horas, el nombre de Concha Velasco ha vuelto a sonar con fuerza. Son muchos los rumores que han apuntado a que la salud de la actriz habría empeorado considerablemente, del mismo modo que su situación económica. Dos factores por los que, supuestamente, la familia se habría planteado incluso cambiar la residencia de la intérprete de ‘¡Mamá, quiero ser artista!’. Una serie de informaciones que la revista Semana ha podido contrastar de la mano del entorno más cercano a la protagonista.
Tal y como los más allegados a Concha Velasco han confirmado para esta revista, la situación de la vallisoletana es exactamente igual que hace dos meses. La que fuera esposa de Paco Marsó no ha sufrido ni un solo cambio en lo que a su salud se refiere, razón por la que sigue viviendo su día a día en Orpea Punta Galea, una residencia ubicada en el municipio de Las Rozas. En el enclave en cuestión es en el que la artista permanece desde el pasado 21 de marzo de 2022, tal y como confirmábamos por aquel entonces.
Del mismo modo, la economía de la intérprete sigue siendo la misma. Pese a estar ingresada en el centro mencionado, Concha goza de una situación monetaria muy similar a la que tenía hace más de doce meses. Algo de lo que han querido dejar constancia sus seres queridos en su conversación para este medio con el objetivo de poner punto final a todos los comentarios que, en las últimas semanas, se han vertido sobre la figura de Velasco.
Las idas y venidas de Concha Velasco
Cabe destacar que, en el último año y medio, muchos han sido los momentos en los que la actriz ha hecho saltar las alarmas por un empeoramiento en su estado de salud. Uno de ellos ocurría el pasado 25 de junio cuando su hijo, Manuel Velasco, era preguntado por un reportero de ‘Fiesta’ sobre cómo se encontraba su progenitora. Por su parte, el gran apoyo de Concha optaba por guardar silencio en lo que a lo relacionado con su madre se refiere para únicamente dar las gracias con un nudo en la garganta y un tono de voz bastante tímido. Pero lo cierto es que su gesto no pasó desapercibido para las cámaras allí presentes, que notaron que estaba mucho más decaído y preocupado que de costumbre.