Hace ahora un año la serie ‘Sueños de libertad’ (Antena 3) tomaba el testigo de la mítica 'Amar es para siempre'. Todo un reto superado con éxito tras convertirse en la serie más vista de la televisión con una media de más 1,2 millones de espectadores y 13'2 % de cuota de pantalla. Carolina Lapausa (44) es una de las actrices que se embarcó desde el principio en esta aventura, interpretando a la doctora Luz Borrell.
Y lo cierto es que, en este año, su talento y su talante han logrado que su personaje haya cobrado cada vez más relevancia, ganándose además el cariño de la gente. Con una sólida preparación y trayectoria a sus espaldas, la actriz nos confiesa que está en constante modo aprendizaje tanto en su profesión como en la vida, a la que se enfrenta sin temor desde que superó la anorexia.
"En el colegio era ‘Antoñita la fantástica’. Siempre estaba con obras de teatro, películas o creyéndome que era Madonna en sus videoclips", recuerda Carolina Lapausa en su entrevista con SEMANA.
Foto: Paco Navarro.
Su lucha contra la anorexia
Durante 16 años has estado dando clases de teatro a jóvenes con trastorno de conducta alimentaria, un problema que tú padeciste.
Sí, para mí, estos chicos han sido unos maestros de la interpretación y de la vida. Ha sido un regalo aprovechar mi experiencia y lo que yo viví y cómo lo viví para ayudarlos y verlos crecer y curarse a través del teatro. Me desvinculé de esta labor porque era incompatible con mi trabajo en la serie, pero es una puerta que tengo siempre abierta porque me satisface mucho personalmente.
Cuando te tocó a ti no había tanta ayuda…
No, yo pedí ayuda cuando terminé mis estudios de interpretación en la RESAD (Real Escuela Superior de Arte Dramático), que fue cuando me dio el mayor brote y adelgacé mucho. Ya tenía trabajo, pero el nuestro es muy diferente por horarios, logística… Mi familia no sabía ayudarme, porque, aunque hacían lo que podían, no entendían una forma tan distinta de vivir. Yo ni sabía bien lo que me pasaba ni a quién recurrir... No se comentaba el tema y, cuando se hacía, se hablaba de chicas que quieren ser delgadas para parecerse a modelos, cuando realmente tienes un miedo tremendo a vivir. La imagen, la comida, es la punta del iceberg. Y sí, yo estaba muy perdida, pero tuve la inmensa suerte de que la amiga de una amiga era psicóloga y me ayudó.
Es importante que personas conocidas como tú habléis de estos temas…
Siempre estoy abierta a ello y a colaborar. Porque no solo lo he sufrido yo, también he visto el sufrimiento de cerca y, como es algo de lo que se puede salir, hay que hacer lo posible para que los jóvenes cojan confianza y pidan ayuda.
Su familia, su tesoro
¿Te consideras una persona muy familiar?
Sí, tengo una familia estupenda y la suerte es que vivimos muy cerca. Nos llevamos muy bien, pero también nos permitimos mucha vida independiente. Mis padres son unos juerguistas que salen de marcha hasta altas horas de la madrugada (risas)… Y luego hay cosas en el día a día que te atan en el buen sentido. A mí, por ejemplo, me gusta mucho pasar tiempo con mis sobrinos y también tengo una perra y mi familia me ayuda con ella.
Coco, tu perrita…
Sí, es mi perrihija (risas).
La reciente boda de Luz Borrell con Luis Merino (Guillermo Barrientos) ha sido uno de los grandes acontecimientos de esta producción de Diagonal (Banijay Iberia) y Atresmedia.
Foto: Manuel Fiestas.
¿Tus padres son muy fans de la serie?
Mucho, pero están enfadadísimos conmigo porque no suelto prenda (risas). Pero la verdad es que para mí es muy satisfactorio, porque, de alguna manera, tomo el pulso al espectador real.
La doctora Luz Borrell
Tras su emotiva boda, ¿qué le espera a Luz Borrell?
Va a enfrentarse a muchas heridas del pasado y a poder curarlas de alguna manera, pero también se van a ir abriendo otras nuevas. Va a dar muchas sorpresas.
¿En qué aspectos te identificas con ella?
En que es una mujer que defiende su escala de valores. También en esa parte orgullosa, pero que sabe pedir perdón cuando se ha equivocado y en esa faceta de querer ayudar y cuidar.
Las mujeres de hoy en día debemos mucho a antecesoras como Luz…
Había mujeres muy valientes que vivían de una manera muy moderna. En la ficción tenemos a Luz Borrelll y en la vida real a Carmen Laforet o Maruja Mallo, mujeres que, en su momento, rompieron reglas y que, gracias a ellas, las que hemos ido detrás hemos podido sumarnos a ese carro y conquistar más derechos.
Te confiesas hipocondríaca, pero eso interpretando a una doctora es un plus, ¿no?
Bueno, ahora voy al médico y me dan ganas de decirle que soy una de ellos (risas). Pero debo reconocer que interpretar a Luz Borrell me ha curado un poco la hipocondría, porque veo la medicina desde otro punto de vista.
¿Quiénes han sido tus asesores e inspiraciones para interpretar a la doctora?
Tengo dos amigos médicos que me asesoran cuando hay situaciones complicadas. En lo personal, me he inspirado en las conversaciones de mi madre y sus amigas. Y luego, tengo dos referentes: Concha Velasco y Núria Espert, a las que siempre tengo presentes.
Un año en 'Sueños de libertad'
¿Qué balance haces de este año en’ Sueños de libertad’?
Esto está siendo un máster. Aprendes mucho como actriz, porque te da tiempo a profundizar en el personaje. A mí me está aportando artísticamente una sensación parecida a la que siento cuando estoy sobre un escenario.
"Sueños de libertad' me está aportando artísticamente una sensación parecida a la que siento cuando estoy sobre un escenario", afirma la actriz.
Foto: Paco Navarro.
Ya sois una familia...
Sí, hay muy buen ambiente. Trabajamos a un ritmo muy rápido y, cuando te llevas bien y haces equipo para afrontar la presión, es una gozada.
¿Con quiénes has creado una amistad más personal compartiendo incluso tiempo libre?
Todos nos llevamos muy bien y tenemos oportunidad de vernos fuera de la serie y de forjar una amistad más allá de lo que es el trabajo, pero obviamente con quien más trato tengo en pantalla, también lo tengo fuera. Con Natalia Sánchez tengo muy buena relación y la adoro: siempre digo que Begoña y Luz forjan su amistad en paralelo a la mía con ella. Pero con Dani Tatay, Agnès Llobet, Roser Tapias y Willy Barrientos también tengo muy buena amistad y nos vemos fuera. Hay muy ambiente dentro y lo traspasamos fuera de la pantalla también.
Vocación artística
Con tanto rodaje y estudio, ¿te queda tiempo para ti?
He aprendido a organizarme. Aparte de pasar tiempo de calidad con la gente que quiero, intento mantener mis aficiones: hacer deporte, pasear por la naturaleza, ir al teatro y al cine, leer y escribir. Busco tiempo de debajo de las piedras, pero a veces aflojo y digo: "Esta semana toca descansar".
Y también escribes y haces tus pinitos dirigiendo...
Sí. Tengo un proyecto para dirigir teatro el próximo año. En cuanto a lo de escribir, durante mucho tiempo lo he hecho por placer, pero ahora se están abriendo nuevas oportunidades y hay un proyecto de ficción con visos de que se pueda compartir para el público de manera profesional.
¿Desde niña tuviste vocación artística?
Sí, en el colegio era ‘Antoñita la fantástica’. Siempre estaba con obras de teatro, películas o creyéndome que era Madonna en sus videoclips (risas).
Pero, al principio, te atraía más la danza, ¿no?
Sí, tendría unos seis o siete años, y mis hermanas, mi madre y sus amigas se apuntaron a clases de danza en un sitio muy familiar. Un día, la profesora le dijo a mi madre: “A esta chica hay que darle cancha”. Ahí empecé a bailar más en serio y me presenté al conservatorio. Pero sí es cierto que, a medida que iba creciendo, aunque la danza me encanta, se me quedaba pequeña. Fui necesitando otro tipo de lenguaje y ya dije: “Yo creo que la interpretación va a ser lo mío”.