Carla Vigo ha dado un golpe en la mesa. La sobrina de la Reina Letizia no tiene reparo en defender a sus seres queridos de las críticas públicas, y en esta última ocasión no iba a ser distinto. La joven no ha tenido reparo en parar los pies a un seguidor que estaba haciendo comentarios negativos sobre su padre, Antonio Vigo, los cuales ella no ha tolerado.
Carla Vigo planta cara a quienes critican a su padre, Antonio Vigo: "Qué rastrero me parece"
El ‘hater’ en cuestión hacía referencia a la educación que había brindado Antonio Vigo a Carla: “Esta chica madre por desgracia no tiene, pero su padre creo que no la enseñó a quererse a ella misma”. Unas palabras que han dolido especialmente a la prima de la Princesa Leonor, que no ha tardado en reaccionar: “Anda que atreverse a meterte con mi padre sin conocerle. Qué rastrero me parece”. Además, su defensa no ha quedado ahí, y ha seguido firme en su postura: “Conmigo os podéis meter, pero con mi padre ni media”, ha zanjado.
Cabe destacar que no es la primera vez que Carla planta cara a los ‘haters’ para salir en defensa de su padre. En 2021, la joven aseguró que no iba a consentir que nadie se metiera con el escultor, ni mucho menos con su papel como progenitor: “Esto ya sí que no lo consiento. A mi padre no lo metáis, porque ahí ya sí que saco las garras”, aseveraba con rotundidad.
La sobrina de la Reina Letizia, en pie de guerra contra los 'haters'
Su difícil situación rutinaria ha hecho que Carla esté situada en el foco de atención de personas de todos los rincones del país durante los últimos años. Sin embargo, la joven ha seguido con su vida con total normalidad, mostrando un férreo apoyo hacia la Reina Letizia y sus primas públicamente, y sin perder de vista su trayectoria profesional interpretativa pese a las adversidades. También está consiguiendo sus propósitos gracias a la compañía de su novio, Xavi Macías, que se ha convertido en uno de los pilares fundamentales de su vida. Y aunque hay quienes no terminaban de creerse la relación, la sobrina de la consorte ha defendido a su pareja a capa y espada cuando lo ha creído oportuno de quienes consideran que no es “muy sincero”, o que quizá ella no es su prototipo a nivel físico: “Me trata como una reina y me cuida mucho”, dijo ella.
También Carla ha tenido que enfrentarse a los comentarios de personas que han criticado su estilo a la hora de vestir: “¿Por qué ella se viste tan mal siempre? Se viste con ropa muy provocativa”. Ahí no solo salía ella misma en su propia defensa, sino también sus seguidores: “Y a ti qué te importa. Cada uno se viste como le da la gana”, “Qué asco dan algunos comentarios, por favor: educación y respeto y para Carla mi deseo de que sea feliz”, “Pues una chica joven con un top negro… Si es provocativo para ti, pues vives en otra órbita” o “No me extraña que nos extingamos… La autoestima es fundamental y esta chica se pone lo que le da la gana y nosotros no somos nadie para criticarla… Basta ya”, eran algunos de los mensajes de cariño que recibía.
Probablemente, estos comentarios de aliento hayan sido de gran ayuda para la joven, que no ha pasado por su mejor momento en estos últimos meses. En septiembre, volvía al piso tutelado del que se había marchado en abril después de recibir el alta y comenzar a vivir sola. Se trata de un domicilio que se inauguró en octubre de 2019 y opera al amparo de la Asociación de Iniciativas Sociales (AISS), es decir, una organización “no lucrativa que pone a disposición pisos tutelados para personas con enfermedad mental”.
Por ahora, se desconocen las razones que llevaron a Carla a tener que dar un paso atrás en su independencia. Lo que está claro, es que en este lugar cuenta con el apoyo de los profesionales pertinentes para mantener su estado anímico en la mejor situación posible. Según El Español, el coste anual de las plazas por vivir en estos pisos tutelados es de 1.500 euros con todo incluido. Si se opta por un dormitorio individual, el valor asciende a los 1.790 euros, lo que significa que, a partir del mes mencionado, la joven ha tenido únicamente que hacer frente a sus gastos personales, aunque eso implique estar más controlada por los médicos. Por otro lado, a la sobrina de doña Letizia no le ha quedado más remedio que decir adiós al piso de alquiler en el que vivía en pleno centro de Madrid, que contaba con “un vestidor enorme” solo para ella, y en el que parecía estar totalmente feliz.