La pasión de Britney Spears por el baile es de sobra conocida y es que antes que cantante fue bailarina y en sus espectáculos se le valoraba más por sus movimientos que por su voz enlatada, pues no solía cantar en directo. Pero sus coreografías improvisadas desde el salón de su casa parece que han preocupado muchos a sus fans, pues entienden que tanta vuelta sobre sí misma, mientras suda sin cesar, podría encerrar algún tipo de problema. Mucho se ha hablado y especulado al respecto, pero ahora ha sido la propia artista la que ha querido tomar la palabra para explicar por qué realiza estos ‘extraños’ bailes y los comparte con sus fans, mientras que lleva años sin subirse a un escenario para hacer lo mismo. Y es que detrás de estos simpáticos vídeos que causan furor hay un grave problema médico.
Vídeo: Instagram
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La cantante se ha hartado de ser diana de críticas y chanzas por estos vídeos en los que muestra sus dotes como bailarina, aunque quizá no de la mejor forma. Su principal intención es mantenerse activa desde casa, hacer ejercicio y, si de paso puede entretener a sus seguidores, mejor que mejor. Pero ¿por qué? Ahora lo ha confesado al fin y es que asegura que sufre un daño en los nervios del lado derecho de su cuerpo, una dolencia para la que “no hay cura, excepto Dios, supongo”.
Britney Spears lo está pasando mal por esta afección en los nervios que, según ella misma detalla, “se produce a veces cuando no recibes suficiente oxígeno en el cerebro. Ese daño hace que partes de tu cuerpo se entumezcan”. Sobre todo, sus manos y es que hay ocasiones en las que se despierta con las manos “completamente entumecidas”, como así quiere dejar claro para frenar la oleada de mensajes negativos sobre sus vídeos bailando desde la seguridad de su hogar. La artista define el dolor como “alfileres o agujas en el lado derecho de mi cuerpo, suben hasta mi cuello y la parte que más me duele es la sien. Da miedo”, reconoce.
Vídeo: Instagram
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¿Y qué tiene que ver este dolor con sus vídeos bailando? Pues Britney Spears lo ha dejado bien claro: “Cuando bailo no siento el dolor”, por lo que no piensa a renunciar a sus sesiones de baile para ayudarla a hacer más llevadero su día a día: “Es como si mi mente se fuera a un lugar de mi niña interior. Y, aunque ya no me muevo como solía hacerlo, realmente creo que mi fe me ha dado fuerza”. Con ello, la cantante entiende el baile como un “medicamento”, pues cuando se deja llevar por la música y sus músculos siguen el compás del ritmo “realmente siento que el oxígeno llega a mi cerebro. Mis ojos están más abiertos y puedo aguantar la cabeza correctamente. Estoy mejorando mucho”, sentencia. Y a quien no le gusten sus vídeos, tan sencillo como no darle al play…