Beyoncé ha logrado aceptar su cuerpo tras años castigandolo con dietas y ejercicios que le provocaban fatales consecuencias. Ahora es más feliz tras entender que la perfección no es para ella y tampoco quiere encajar en el ideal de otros si con ello pierde salud mental
Beyoncé está contando los días para cumplir 40 años y lo hace pudiendo presumir ante el mundo de ser dueña de un cuerpo escultural. Eso sí, no lo hace con orgullo, pues la cantante ha sufrido mucho para estar conforme con su propia anatomía y después de años tratando de remodelar su silueta para ajustarse a los cánones de belleza impuestos por el mundo de la moda, ahora la madurez le ha llevado a la certeza de que la felicidad no está en poseer un cuerpo de escándalo, sino aceptarse a uno mismo, valorar lo que tenemos, incluso nuestro propio físico, y no luchar contra él. Una vez alcanzado este punto vital, Beyoncé se ha sentido segura para confesar lo que ha sufrido al respecto y es que desde que era bien pequeña ha vivido bajo el yugo de unos cánones de belleza en los que no terminaba de encajar.
Beyoncé ha confesado en una entrevista concedida a la revista ‘Harper’s Bazaar’ que ha sufrido a lo largo de su vida de numerosas presiones relacionadas con su apariencia física. A pesar de ser un icono de belleza a nivel mundial, lo cierto es que ella misma tiene inseguridades contra las que ha batallado a lo largo de su carrera, pero no ha sido hasta que ha encontrado la aceptación de sí misma cuando ha alcanzado la felicidad y plenitud personal que buscaba. La artista asegura que ha pagado un precio demasiado alto por vivir rodeada de gente que se preocupaba en demasía de su físico y cómo le afectaban las críticas que recibía por no tener las medidas que desde siempre se habían aceptado como perfectas, para después caer en la evidencia de que la perfección es un ideal en el que no todos encajan o, lo que es más importante, en el que no todos están dispuestos a encajar.
“En el pasado, pasaba demasiado tiempo haciendo dieta, con la idea errónea de que cuidar de uno mismo significaba hacer ejercicio y ser demasiado consciente de su cuerpo”, recuerda Beyoncé en su entrevista, que enumera las secuelas que le ha dejado en su vida este tipo de rutina que creía saludable hasta percatarse de que se estaba castigando a sí misma persiguiendo un ideal absurdo. Y es que esto, junto a la ajetreada rutina de una estrella de la música a nivel internacional, le ha pasado una alta factura: “Personalmente he luchado con el insomnio que me causaron las giras durante más de la mitad de mi vida. Años de desgastar mis músculos por bailar con tacones. Estrés en mi cabello y piel, por los aerosoles, los tintes y el calor del rizador y el maquillaje pesado que uso mientras sudo en el escenario”. Muchos contras para que el mundo entero se fije tan solo en los pros de ser una diva a su altura.Beyoncé se esforzaba demasiado por lucir perfecta, no solo por ser más hermosa de lo que es, sino también por sacar adelante a los suyos, que se alimentan de su fama: “Sentí la presión de ser la columna vertebral de mi familia y mi negocio y no me di cuenta de cuánto pesa en mi propiedad”. Pero, por fortuna, ha recapacitado y se ha dado cuenta de que antes debe cuidar de sí misma para así pensar en el resto y que el físico es una ilusión que se desvanece y que nada tiene que ver con la salud. “Mi salud, la forma en que me siento cuando me despierto por la mañana, mi tranquilidad, la cantidad de veces que sonrío, lo que le doy a mi mente y me cuerpo, estas son las cosas en las que me concentro ahora”, reconoce la artista, que considera que “la salud mental también se trata del cuidado personal. Estoy aprendiendo a romper el ciclo de mala salud y negligencia, enfocando mi energía en mi cuerpo y tomando nota de las señales sutiles que me está dando. Tu cuerpo te está diciendo todo lo que necesitas saber, pero tuve que aprender a escucharlo”.
Parte del éxito cosechado en esta andadura por conseguir la plenitud personal la ha conseguido tras descubrir los beneficios del CBD, un derivado del cannabis con efectos relajantes, pero sin efectos narcóticos como la marihuana: “He visto sus beneficios sobre el dolor y la inflamación. Me ha ayudado a aliviar mis noches inquietas y la inquietud que acompaña a la incapacidad de conciliar el sueño”, señala.