La muerte de Carlos Marín, la voz española de 'Il Divo', a los 53 años dejó desolado a todos aquellos que tuvieron la suerte de conocerle. Ingresó por problemas respiratorios y su situación era grave, no obstante, nadie podía imaginar este trágico final para el cantante. Días después del tremendo golpe para su familia, una hermana del cantante ha contado cómo será su último adiós. El artista estaba ingresado en un hospital de Manchester y, por ello, traerán su cuerpo a su país natal. Está previsto que se instale en los próximos días un velatorio, donde, aunque no se le podrá ver, llevará su traje favorito, tal y como ha dicho a ABC: "Llegará a España en un féretro sellado por tratarse de COVID, por lo que no se podrá abrir para el velatorio, pero que todo el mundo sepa que Carlos estará vestido con su traje favorito de Armani, que usaba para las actuaciones, para que pueda ir al cielo presentable para ir a cantar ahora con los ángeles".
Están rotos, no se imaginan la vida sin él, pero quieren hacer una despedida a la altura de las circunstancias. Su deseo es que todo se haga de manera ordenada y que todo el que quiera pueda darle su último adiós: "Queremos que se respeten los horarios asignados, pues habrá horarios en que solo se permitirá la entrada a familiares y amigos íntimos ". Todos los que le conocieron solo tienen buenas palabras hacia él al ser alguien tremendamente especial: "Le echamos mucho de menos y pedimos que, por favor, se trate esta información con el máximo respeto posible. Toda su familia, y Geraldine, estamos muy muy agradecidos por todo el apoyo y demostraciones de cariño que nos han ido llegando. Carlos es una persona muy grande y en casa estamos todos muy orgullosos de él".
«Mi hermano ha fallecido porque se infectó con COVID en su variedad DELTA (...) A finales de 2019 se contagió en Los Ángeles de un virus que le causó una neumonía", dice Rosa Marín a ABC cuando se le pregunta por su cuadro médico antes y después de fallecer. Fue justo durante su hospitalización cuando los expertos le recetaron un tratamiento muy agresivo, cuyos efectos podían ser arrolladores. "Los médicos le trataron con un antibiótico nuevo muy fuerte, cuyos efectos secundarios podrían cristalizar los tendones en una persona de cada mil y pico, pero mi hermano se encontraba mal y aceptó ser tratado con ese antibiótico. Se curó (sospechamos que pudo ser coronavirus en sus primeras cepas en EEUU), pero lamentablemente se le cristalizó el tendón de ambos pies y tuvo que ser operado. Allí aún tenía ligeras secuelas de la neumonía que pilló en Estados Unidos por lo que tuvieron que tratarle dos días más para estabilizar su oxígeno en sangre", ha comentado su hermana.
Pudo abandonar el hospital y retomar sus compromisos profesionales, pero volvió a sentirse mal de nuevo. Recibió tras su alta la vacuna contra el coronavirus, pero no bastó, pues los problemas respiratorios llamaron de nuevo a su puerta. "Intentó hacerse el fuerte y aguantar el tirón, pero finalmente tenía dificultad respiratoria por lo que pidió que le llevaran al hospital. Al llegar le hicieron pruebas y determinaron que era COVID", comenta. Sus pulmones estaban débiles, tanto que no pudieron superarlo, pero pudo estar acompañado por un miembro de su familia hasta el último aliento. "Sus pulmones estaban ya muy comprometidos, por lo que a pesar de haber recibido el mejor tratamiento que existe, sus pulmones no pudieron superarlo".