Es la última folclórica de nuestro país. La última gran estrella de la música popular, para lo bueno y para lo malo. El nombre de Isabel Pantoja (68) despierta pasiones y debates encendidos, porque han sido muchos los capítulos que han convertido su biografía en leyenda, desde la virginidad con la que llegó al altar, a convertirse en la viuda de España, pasando por relaciones controvertidas o el enfrentamiento con sus dos hijos, con los que ahora no mantiene ninguna relación.
Pero, sin duda, el episodio más turbulento de todos ha sido su entrada en prisión.
Se cumplen diez años de aquel negro día que nunca podrá olvidar la tonadillera y que permanece en la retina de todos los españoles.
Así fue la entrada en prisión de Isabel Pantoja
El 21 de noviembre de 2014 a las 7.55 horas de la mañana dos funcionarias de prisiones escoltaban a la tonadillera en su entrada a la cárcel de Alcalá de Guadaíra, en Sevilla, donde iba a cumplir una condena de dos años por blanqueo de capitales. También fue condenada a una multa de 1.147.000 euros.
Con su larga melena recogida en una coleta, gafas de sol XXL, un abrigo largo negro y un gran bolso, Isabel Pantoja recorrió el trayecto desde el coche a la puerta de la prisión, con el paso firme, la cabeza alta y la vista al frente. Una actitud con la que pretendía transmitir entereza y fuerza ante el futuro que tenía por delante.
Seguro que cuando las puertas se cerraron tras ella un escalofrío recorrió su cuerpo, pero, fiel a la actitud que siempre ha mostrado, no dejó traslucir públicamente la más mínima emoción.
El lugar de cuyo nombre no quiere acordarse
Comenzó entonces el periodo más oscuro de una vida con muchas luces y también sombras, que ha tenido en este episodio el más duro de su existencia.
Ha pasado una década y todavía nadie ha podido escuchar de su boca sus verdaderos sentimientos durante los días que pasó en prisión, hasta que el 2 de marzo de 2016 consiguió la libertad tras haber cumplido dos tercios de la condena estipulada.
En las pocas declaraciones que ha hecho en este tiempo, cultivando así la imagen de misterio de las divas de antaño, jamás ha pronunciado la palabra cárcel, y siempre se ha referido a la prisión como "ese lugar de cuyo nombre no quiero acordarme". Y ni una palabra más: "Yo es que de ese tema, no me gustaría hablar. Lo haré en su momento y claramente. No estoy preparada todavía. Trato de pasar página", manifestaba en una entrevista en El País, en 2019.
Los presuntos privilegios de la cantante en la cárcel
Algunas de las presas que compartieron con ella ese tiempo sin libertad hablaron de cierta protección y privilegios, que nunca fue una reclusa al uso y que despertaba la lógica fascinación de una estrella. Una fascinación que se reflejaba en la ayuda de algunas de las reclusas que hacían en su lugar sus tareas diarias.
No solía comer en el comedor, evitaba las salidas al patio y mantenía su tiempo ocupado participando en algunos talleres y manteniendo largas charlas con la directora del centro penitenciario.
El tiempo en prisión deja huella pero en Isabel Pantoja parece que fue una excepción. En su primer permiso penitenciario la vimos algo más delgada, pero exultante y muy sonriente, como si esos seis meses entre rejas hubieran sido un retiro voluntario.
La primera salida triunfal de prisión
Fue el 1 de junio de 2015 ,vestida de blanco y rojo, dando la cara sin su sempiternas gafas del sol y del brazo de su hermano Agustín, el mayor bastión que ha tenido durante toda su vida.
Si en su entrada en prisión intentó hacer el menor ruido posible, en el primer permiso el guion fue totalmente diferente: a pleno sol, sonriente y repartiendo saludos y besos, tanto a los medios de comunicación como a los incondicionales fans que nunca la han abandonado.
El ritual se repitió en otras ocasiones hasta que llegó su salida definitiva de prisión, en marzo de 2016.
El juicio más mediático celebrado en Málaga
Antes de llegar a convertirse en la presa más famosa de España tuvo que pasar por un juicio, que para ella supuso un auténtico calvario. En la sala de la Ciudad de la Justicia de Málaga tuvo que compartir banquillo de los acusados con Julián Muñoz y Mayte Zaldívar, dos enconados enemigos.
Con el exalcalde de Marbella había roto su relación en 2009 y la cantante quería olvidar para siempre al hombre que ella consideraba el único culpable de sus problemas con la justicia: "Quiero que Julián se olvide por completo que existo y me deje en paz", habían sido sus contundentes declaraciones cuando anunció la ruptura.
En el caso de Mayte, siempre estuvo en pie de guerra desde que esta la acusara de ser la culpable de la ruptura de su matrimonio con Julián.
Los nervios y lágrimas de Isabel Pantoja en el banquillo
Fueron unas sesiones en las que Isabel Pantoja llegaba a los juzgados acompañada por su abogado con la actitud de dignidad de siempre, pero dentro de la sala se derrumbaba por los momentos de tensión y los nervios, sin poder evitar las lágrimas.
El día que llegó la sentencia, la tonadillera vivió la peor situación de todo el proceso, junto con el momento en el que entró en prisión.
Más de cien personas, entre medios de comunicación y curiosos, la esperaban a la salida de los juzgados tras conocerse la sentencia. Pese al dispositivo policial, Isabel fue zarandeada y su chófer tuvo que subirse al techo del coche para ayudarla a entrar en el vehículo. No solo sufrió empujones y tirones de pelo, también tuvo que escuchar cómo la increpaban a gritos llamándola "ladrona", "choriza" y "delincuente"
El regreso a los escenarios
Tras la salida de prisión, Isabel Pantoja quiso volver poco a poco a la normalidad de su vida anterior y retomar su carrera, La vuelta a los escenarios tras pasar por la cárcel se convirtió en un gran acontecimiento. Fue el 10 de noviembre de 2016 en el Teatro Real Carlos III de Aranjuez, donde presentó el disco Hasta que se acabe el sol, escrito, compuesto y producido por Juan Gabriel, que había fallecido tres meses antes. Su madre y sus dos hijos fueron espectadores de excepción.
La vida actual y los planes de futuro de la cantante
En estos diez años la vida de Isabel Pantoja ha seguido fiel a su leyenda. Encerrada en su casa, con problemas económicos, algunos sustos de salud y, lo más doloroso, enfrentada a sus hijos, Kiko Rivera e Isa Pantoja, a los que no ve desde hace años. Entre medias, ha tenido que sufrir la pérdida de su madre, Doña Ana, fallecida en 2021.
"Yo no me arrepiento de nada", han sido las palabras de una Isabel Pantoja que continúa despertando la misma fascinación.
Ahora, tras dejar Cantora para iniciar una nueva etapa en Madrid, busca no perder (o recuperar) su estatus de estrella y relanzar su carrera con una gira mundial y una serie sobre su vida (supervisada por ella y seguro que 'olvidando' algunos de los capítulos menos edificantes). Está convencida de ello, porque como ha declarado: "Me he sentido ave fénix muchísimas veces".