Antonio Banderas suele hacer inversiones con el dinero que consigue gracias a su carrera como actor. Tiene mucha visión en los negocios y se ha demostrado a lo largo del tiempo, la última que vuelve a ser noticia es la compra de su avión, al cual se ha subido en los últimos días en Madrid, a donde tenía que viajar para grabar la promoción de su próxima película, 'Competencia oficial'. "Me he comprado un avión porque los odio. No me gusta en absoluto volar. Estaba harto de los líos de los aeropuertos, los autógrafos.... Me dije ‘sé que me va a costar mucho dinero, pero prefiero vivir mejor", dijo en 2018. Su compra fue una auténtica ganga, si se tiene en cuenta que el precio de este avión nuevo es de 20 millones de euros. Se trata del modelo Gulfstream G200, el mismo que adquirió Cristiano Ronaldo hace seis años, eso sí, con un cambio y es que el malagueño prefiere alquilarlo cuando no lo usa para sacarle rentabilidad.
El prestigioso actor se lo compró a Telefónica cuando todavía tenía muy pocos kilómetros, siendo un medio de transporte que le permite volar con la mayor discreción. Le ayuda a volar en España, también a lo largo de Europa o incluso más allá y todo ello a una velocidad increíble: 900 kilómetros por hora. Por él, han pasado pasajeros muy importantes, ejemplo de ello, altos ejecutivos de telecomunicaciones, un viaje que, a buen seguro, recordarán como muy placentero. Cuenta con grandes comodidades y una capacidad de 8 plazas para pasajeros y dos para tripulantes, dos baños y una cocina completa, todo ello con calidades excelentes y en muy buen estado.
No es barato mantener un avión, ya que hay que tener en cuenta que además del precio que te cuesta tenerlo estacionado, también hay que abonar el de los pilotos, cantidades que puede costear gracias a su arrendamiento a terceros. Además de esta inversión a la que está sacando rendimiento, Antonio Banderas ha invertido en otros campos como la adquisición de parte de la conocida y mítica taberna de 'El Pimpi', la cual está situada en Málaga, una gran inversión inmobiliaria de 8 casas, 14 locales y el teatro del Soho, en la Costa del Sol. Precisamente sobre este último se ha confesado sin pudor alguno: "Quiero vivir, no vivir muerto. Y para mí, ahora, vivir es esto. Todos los que hacemos estos estamos un poco locos, y es una auténtica locura invertir una cantidad ingente de dinero por un aplauso, pero así es como deseo vivir".