Irene Rosales necesitaba desconectar de la rutina y de las polémicas familiares. Para ello, ha encontrado el momento perfecto para hacer las maletas e irse a un destino de playa. Eso sí, lo ha hecho sin la compañía de su marido, Kiko Rivera, que está centrado en los compromisos profesionales que tiene en el mundo de la música. La que fuera colaboradora de 'Viva la vida' no ha dudado en coleccionar momentos y los está mostrando todos.
La mujer de Kiko Rivera está disfrutando de unos días en la playa
Cerrar galeríaDesplegar galería
Coleccionando momentos durante sus vacaciones
Aunque está siendo bastante discretas durante sus vacaciones en la playa y que no quiere mostrar mucho de lo que está viviendo, Irene Rosales nos ha sorprendido con algunos de los momentos que está disfrutando: «Coleccionando momentos. Puestas de sol para mi», ha escrito durante varios atardeceres que ha visto. Está siendo su momento favorito del día y ha dejado constancia de eso.
Dejando de lado las polémicas
Ha sido un año especialmente complicado por todas las polémicas familiares. Esto es lo que le ha llevado a buscar un hueco en su apretada agenda para irse a desconectar de todo lo malo. Se ha ido con su familia y está exprimiendo al máximo el tiempo con ellos.
Sin Kiko Rivera
El hecho de que no esté pasando estos días con Kiko Rivera no implica que haya crisis entre ellos. Irene Rosales y el dj no siempre encuentran momentos para disfrutar de vacaciones juntos y tienen huecos para pasar tiempo con sus respectivas familias. Hace unos días, a sabiendas de que se iban a separar por unos días, el matrimonio se fue a disfrutar de una cena romántica: «Momentos que me dan la vida», reconocía.
Sin olvidar a sus padres
Irene siempre se acuerda de sus padres, que fallecieron con muy poco tiempo de diferencia. Aunque siempre piensa en ellos, los atardeceres son el momento de recordarlos una vez más: «Otro más… Siempre pensando en ellos», ha escrito emocionada.
Algún caprichito que otro
Durante los días de playa siempre entra hambre. Eso le pasa también a Irene, que encuentra placer en comerse un dulce después de comer en la playa. A ella no le vale un helado, prefiere un bollo. No hay nada como disfrutar al máximo de las vacaciones, no solo por la desconexión, también por comer bien.