"Cuando Dios le entrega a uno un don, también te da un látigo; y el látigo es únicamente para autoflagelarse", escribió Truman Capote en el prefacio de su libro 'Música para camaleones'. Unas palabras que también podrían aplicarse a Amparo Muñoz, para quien su espectacular belleza fue el don y a la vez el látigo que le destruyó su vida. Coronada como la mujer más guapa del Universo en 1974, consiguió tener una trayectoria destacable en el cine, pero muy pronto todo se vino abajo convirtiendo sus sueños en la peor de las pesadillas. Hoy, Misses de las nuevas generaciones todavía recuerdan su dura vida.
Nacida en Vélez-Málaga (Málaga), el 21 de junio de 1954, era la mayor de los seis hijos de Manuel Muñoz, chapista, y Juana. Su espectacular físico la marcó desde niña. Sus compañeros de 2º de Bachillerato ya la eligieron Miss Curso y su barrio malagueño la proclamó Miss Arroyo de Los Ángeles en 1970, aunque siendo una adolescente sus aspiraciones eran trabajar como secretaria y formar una familia... Pero en ocasiones el destino tiene preparadas muchas sorpresas.
Los comienzos de Amparo Muñoz
Fu precisamente trabajando como secretaria en una empresa de publicidad de vallas de exteriores cuando el director de periódico 'Sur de Málaga', donde ella acudía a poner los anuncios, la animó para que se presentara a certamen de Miss Costa del Sol. Amparo se alzó con el triunfo y pocas semanas después logró llevarse la corona de Miss España 1973.
Inmediatamente aquella joven tímida, como ella misma dejaba patente en sus primeras declaraciones tras coronarse: "Soy muy vergonzosa, al desfilar en traje de baño pasé el momento más enojoso de mi vida", se convertía en una de las mujeres más famosas de nuestro país y daba sus primeros pasos en el cine. Pero la explosión definitiva solo tardó unos meses más en llegar, cuando en el 22 de julio de 1974, consiguió ser la única española de la historia coronada Miss Universo, en Filipinas.
El sueño de Amparo Muñoz convertido en pesadilla
Empezaba para Amparo Muñoz un sueño que muy pronto se desvaneció, a pesar de sus grandes ilusiones. Solo seis meses después de ganar el certamen renunció al título (la primera Miss en hacerlo) porque no estaba dispuesta a aguantar los abusos y manipulaciones de la organización, que a ella le trajeron desmayos, ansiedad, insomnio y un diagnóstico de depresión nerviosa: "Creo, sinceramente, que los concursos de belleza sirven para manipular a la mujer y su personalidad", manifestó entonces. Eso sí, su decisión le trajo consecuencias. Recibió amenazas, perdió dinero por incumplimiento del contrato y dejó la vida en Nueva York, para trabajar en el cine español, que a mediados de los años 70 vivía la fiebre del destape.
Muchos años más tarde en sus memorias, 'La vida es el precio', publicadas en 2005, confesó que al poco tiempo de ganar el concurso incluso había recibido ofertas para dedicarse a la prostitución de lujo. "No se anduvieron con muchos rodeos. Los argumentos eran sencillos y directos: Ganarás mucho dinero, nadie tiene por qué enterarse…".
Amparo llegó a convertirse en icono de la transición con películas como 'Sensualidad', 'La otra Alcoba', de Eloy de la Iglesia, o 'Mamá cumple cien años", del director Carlos Saura, un papel que le valió el premio a la mejor actriz secundaria en el Festival de Bruselas.
Éxito profesional, sin éxito en el amor
Su buen momento profesional no iba paralelo al sentimental, donde la actriz no acababa de encontrar al hombre adecuado.
Su primer gran amor conocido fue el actor Máximo Valverde, todo un galán del cine español de la época y un auténtico donjuán, que dejó a Isabel Pantoja, con quien estaba saliendo en aquellos momentos, por ella. Pero cuando Amparo conoció en el rodaje de 'La otra Alcoba' al actor y cantautor vasco Patxi Andion el flechazo fue tan fuerte que solo tres meses después terminaron casándose, el 16 de mayo de 1976.
La boda de Amparo y Patxi fue el acontecimiento del momento. Celebrada al aire libre en la ermita del señorío de Andión, en Navarra, con más de 5.000 asistentes y retransmitida en directo por la radio. Ella era una de las mujeres más bellas del mundo, reconvertida en actriz de prometedora carrera y él, uno de los cantautores en boga del momento, famoso por sus canciones contestatarias, su compromiso de izquierdas y muy atractivo. Unos ingredientes que los convertían en la pareja perfecta, que muy pronto saltó por los aires.
Patxi Andion era controlador y quería que su mujer se limitara a ser ama de casa, algo que la malagueña no pudo soportar. El matrimonio resultó "un calvario por los celos continuos e infundados de él. Convirtió la convivencia en un infierno". Y solo dos años después de la boda se separaron.
El siguiente amor fue el productor Elías Querejeta, entonces casado y padre de una hija. Junto a él vivió los mejores momentos como mujer y como actriz, con títulos como el antes citado "Mamá cumple cien años" y "Dedicatoria", de Jaime Chávarri.
Tras su ruptura, Amparo vivió fugaces idilios con algunos solteros de oro de la época. El que más huella le dejó fue Antonio Flores: "Creo que yo le gustaba como mujer. A mí también me gustaba Antonio, era muy sensual y tenía un cuerpo precioso", confesó en su biografía.
El trabajo la llevó a México, donde conoció en 1980 al chileno Flavio Labarca (anticuario y acusado por tráfico de estupefacientes), que se convirtió en su segundo marido, el 24 de junio de 1983 por un colorista rito balinés: "Aunque no fuera válida en España, para mis padres y para mí, fue una boda muy seria". Y ese fue otro de los puntos de inflexión de su vida.
Cinco años estuvo con Flavio, donde se alternaba la pasión con fuertes discusiones y es en esa época cuando comienzan sus problemas con las drogas, que luego no pudo superar del todo: "Con él me deslicé por el precipicio de la droga", confesó.
Los problemas de Amparo Muñoz con la justicia
Y precisamente por las drogas comenzaron sus problemas, también con la justicia. En 1983 durante el último día de rodaje de la película 'Demasiado hermosa' en Filipinas, Muñoz abofeteó y tiró del pelo a la productora, Natalia Palanca, que la demandó. Dos años después, la española sería condenada a cuatro años de cárcel.
En 1987 fue detenida en Barcelona durante la 'Operación primavera', acusada de posesión de drogas, concretamente de heroína, Poco después fue puesta en libertad, pero ya el mundo del cine empezaba a darle la espalda.
El falso Sida que acabó destruyéndola
Sin embargo, lo peor estaría por llegar. Fue cuando en enero de 1990 se publicó que Amparo Muñoz padecía Sida, en un momento en el que la enfermedad, por desconocimiento, llevaba aparejada un estigma social. Otros famosos, como Miguel Bosé, también se vieron atrapados en el mismo bulo, pero el cantante tuvo el gran altavoz del programa de televisión de Mercedes Milá para desmentirlo. Amparo Muñoz no.
Muy afectada anímicamente por la falsa noticia, comenzó su época de ostracismo. Llegó entonces su tercera boda con Víctor Rubio, con quien se casó en Málaga el 16 de febrero de 1991, para separarse tres años después. En ninguno de sus tres maridos encontró al que buscaba: "No he recibido ningún apoyo de ellos ¿Por qué tengo que encontrarme siempre con hombres tan cobardes? Soy la mejor demostración de la tendencia humana a repetir los mismos errores" se lamentó en un resumen de su desafortunada vida sentimental.
La vuelta al cine de Amparo Muñoz
En esa etapa pasó por grandes problemas económicos que la obligaron a vender todos los bienes que había adquirido a lo largo de su vida y se introdujo al budismo. Desaparecida de la vida pública y olvida más de un lustro, el director Paul Naschy la recuperó para el cine tras ver un programa nostálgico sobre ella en Canal Sur. Él la sacó del olvido para que participara en la la película Licántropo: El asesino de la luna llena, en 1996. Y después, Fernando León de Aranoa le dio uno de los papeles protagonistas de su aclamada ópera prima, 'Familia', con una gran interpretación de de Amparo Muñoz.
Pero por desgracia, la alegría de su vuelta a la interpretación y su reconciliación con el mundo de la farándula que le había dado la espalda no duró demasiado. En este caso fue la enfermedad real, no la inventada, la culpable.
La enfermedad y el final de Amparo Muñoz
En 2003 lo médicos le confirmaron que tenía un tumor cerebral y tuvo que ser intervenida en Valencia de una malformación en el cerebelo. Se repuso de dos aneurismas que le paralizaron la mitad del cuerpo y le hicieron mirar de frente a la muerte: "Casi nadie se acordó de venir a visitarme. De los hombres con los que tuve una relación más o menos estable, únicamente se interesó por mí Elías Querejeta. Eché de menos a muchas personas que dijeron quererme", aseguró entonces.
Amparo Muñoz murió el 27 de febrero de 2011 con solo 56 años en su Málaga natal. rodeada del cariño de los suyos, que nunca le soltaron la mano.
"Salí de Málaga en 1973 y volví 30 años después, enferma y desorientada, acostada sobre un colchón en un monovolumen", así resumía su periplo vital en sus memorias, redactadas con la ayuda del escritor y periodista Miguel Fernández, la propia Amparo Muñoz. La mujer más bella que vivió la vida entre el cielo y el infierno.