Nació en un lugar de La Mancha, como Don Quijote, aunque él sí se acuerda de su nombre, Miguel Esteban, una pequeña localidad toledana de menos de 5.000 habitantes, de quien tomó su apellido artístico. Alejandro de Miguel (43) es uno de los diseñadores (aunque él prefiere el término modista) más conocidos de nuestro país, No presume de clientas famosas, muchas de ellas amigas y es tímido y discreto, pero ha vestido a Ana Obregón, Anne Igartiburu, Paula Echevarría... y a la mismísima Reina Sofía.. Su centro de operaciones, su taller, está en su pueblo natal, pero nos abrió las puertas de su tienda madrileña, en el corazón del barrio de Salamanca y allí intentamos que nos hablara de Doña Sofía, sin mucho éxito, y de su trabajo, que es su gran pasión.
¿Alejandro de Miguel no es tu nombre auténtico?
No, el mío real además lo tiene registrado un diseñador catalán. Mi apellido es un homenaje a mi pueblo, que tiene mucho que ver con lo que soy. Ellos me han apoyado, fueron mis primeros clientes, estoy presente en casi todas las bodas con mis vestidos, mis costureras son de ahí… Yo las llamo mis hadas y cosen como los ángeles. Pena que no haya relevo generacional, porque la media de edad ahora es de 62 años.
Alejandro de Miguel tuvo clara su vocación desde muy pequeño.
Luis Miguel González
A ti también te apasiona coser, ¿no?
Sin duda, es lo que más me gusta, desde niño. Mis padres tenían un taller de confección y yo, llegaba del cole y me sentaba en una escalera de caracol que había, con las piernas colgando y me quedaba enganchado en los barrotes mirando como cosían.
Cuando se iban todos, porque el taller estaba en casa, y se apagaban las luces, yo intentaba hacer unas mangas, o un cuello, así como a escondidas y lo dejaba en el cesto con el resto de las prendas que hacían las costureras. Mi objetivo era que no se diesen cuenta, porque eso significaba que pasaba el control de calidad, que lo había hecho bien.
A día de hoy, cuando estoy muy estresado, le digo a mis hermanas, que me llevan la agenda, que me dejen un día libre, sin clientas, sin compromisos, porque quiero coser un vestido. Es lo que más me relaja.
¿Y cuándo decidiste que eso es lo que querías hacer?
Yo lo tenía clarísimo desde el principio. Y ya con 16 años lo dije: "quiero coser", y empecé a hacerlo en el taller de mi madre. Luego, con 18 años, y recién sacado el carnet de conducir, venía a Madrid con el coche a estudiar Patronaje y diseño de moda. Y abrí mi propio taller en el pueblo de al lado (Pedro Muñoz).
El modista, como le gusta que le llamen, en su atelier de Madrid.
Luis Miguel González
¿Porqué en el pueblo de al lado?
Para no hacerle la competencia a mis padres, que me avalaron, pero lo tuve que pagar yo todito: las máquinas, el local, todo, con mucho esfuerzo. Me acuerdo que puse un cartel en la plaza, “Se buscan chicas para coser” y vinieron unas 50, pero ninguna sabía. Al principio tuve que coser yo todo, día y noche, para pagar aquello. Luego aprendieron el oficio, hicimos un taller muy bueno y me apoyaron muchísimo.
Echando la vista atrás, ¿no fue una locura?
Puede, pero lo volvería a hacer. Mis padres me aconsejaban por mi bien, y porque me querían, que no me dedicase a esto porque no me iba a poder ganar la vida. Sabían lo duro que era porque vivieron esos años 90 en los que apenas podían pagar los salarios porque las grandes firmas mandaban la ropa a China o en Marruecos, que costaba muy poco y la producción que dejaban en España la pagaban muy mal. Esa obsesión para demostrar que sí podía vivir de lo que me gusta… eso es lo que me ha hecho siempre trabajar el doble.
Y pasaste de confeccionar ropa de encargo a la alta costura. ¿recuerdas el primer traje que vendiste?
Por supuesto. Fue para una señora de mi pueblo que se llama María Luisa y que vino a encargarme un traje de madrina. Se lo hice, dio el campanazo, como se suele decir, y empezó el boca a boca a surtir efecto.
Alejandro de Miguel dice que coser tambien le relaja y le ayuda a combatir el estrés.
Luis Miguel González
Si tuvieses que definir tu estilo, ¿cómo lo harías?
Soy modista y no me gustan las etiquetas. Puedo hacer trajes más modernos o clásicos en función de la clienta que vienen a buscarme. El dominar el oficio es también saber interpretar a la clienta que tienes. Hay gente que tiene las ideas muy claras y viene a pedirte algo en concreto, pero si me piden mi opinión y se dejan aconsejar siempre funciona mejor.
Nada más entrar por la puerta sé lo que les va a funcionar. Yo estoy en el mundo de la moda para poner guapas a las mujeres, para sacarles el máximo partido, elegir el color que más le favorece a su tono de piel, el patrón que más les va a estilizar y embellecerlas. También te digo que alguna vez me he negado a hacer un vestido, porque si veo que va a quedar ridículo, prefiero no hacerlo.
Tú eres conocido sobre todo por los diseños de las famosas. ¿Es igual de importante?
Es distinto. Pero quien pone al corriente las cuentas de mi empresa son las clientas que no son conocidas, que son el 99,9 % de nuestro trabajo y las que hacen que mi empresa sea rentable y funcione. Pero las famosas son un escaparate muy bueno para lucir mis vestidos. Yo soy de un pueblo pequeño de Toledo y me he dado a conocer en toda España gracias a los medios de comunicación y a las famosas que han llevado mis trajes.
Y parece que te has especializado en Campanadas, Nochevieja… has llegado a tener tus diseños en dos y tres televisiones distintas a la vez.
Es que a mí me encantan las Campanadas, es algo que me divierte muchísimo. Yo siempre me voy de vacaciones en septiembre, pues cuando vuelvo ya estoy pensando en Campanadas. Este año me tomé las uvas con el mando a distancia. Tenía a Eva González en el especial de Antena 3 con Roberto Leal, y también a la competencia, a Verónica Dulanto, que estaba en Telecinco; en la Sexta a Cristina Pardo, que la adoro, me inspira tanto... Y también las Campanadas de mi tierra, en Castilla La Mancha Televisión, que este año vestía a las dos presentadoras, Mariló Leal y Lucía Escribano.
¿Tener tanta visibilidad añade presión?
Soy trajes muy mediáticos y al minuto ya están las redes sociales ardiendo. Y la verdad es que hasta ahora he tenido suerte porque suelen ser críticas buenas, y lo llevo bien, me divierto.
¿Los diseñadores sois un poco como los confesores?
Huy, yo podría hasta escribir un libro, y tenía incluso pensado el título, pero no lo haré jamás. Es que compartimos momentos muy íntimos, me cuentan cosas de su día a día. Yo las veo como son, al natural.
¿Y cómo es vestir a la reina Sofía?
Solo decir que estoy muy orgulloso de haberle podido hacer varios trajes porque para mí es la reina más elegante del mundo, Me encanta que me elija, es tal el respeto que le tengo que para mí es un honor, y me emociono solo con decirlo. Me siento muy afortunado. Pero también me gustaría vestir a doña Letizia y a la princesa Leonor. Es que tenemos una familia real estupenda.
La Reina Sofía lució una chaqueta joya de Alejandro de Miguel el pasado mes de octubre, en los Premios Princesa de Asturias 2024.
Nos contabas que tus hermanas llevan tu agenda, ¿qué papel juega tu familia?
Ellos son importantísimos, son fundamentales. Está Carolina, que se encarga de la parte de atención al cliente, que me coge todas las citas, y está todo el día al teléfono. Y luego María Jesús, que se encarga más de la contabilidad. Y mis padres, que ya están jubilados, pero cuyo apoyo y cariño son también fundamentales. Somos una familia muy unida.
¿Este trabajo da para vivir bien?
Sí, no me puedo quejar. De lo que me quejo es de que no tengo tiempo para disfrutarlo, solo trabajo y trabajo.
Dinos un sueño que te queda por cumplir.
Me encanta viajar. Y lo hago mucho, hace poco contaba y creo que he estado en más de 30 países, porque yo tengo 15 días al año que son sagrados y me hago un viaje largo, con familia o amigos. A lo mejor es para compensar. Yo creo que perdí un poco mi juventud y a muchos amigos, porque por ejemplo la etapa universitaria no la viví, las fiestas, salir por ahí... estaba siempre trabajando. Quizás me gustaría más tiempo libre, sí, creo que eso.
¿Has tenido que renunciar a muchas cosas?
Supongo que sí, porque al final te dedicas única y exclusivamente a cultivar una faceta de tu vida, que es el trabajo. Aunque conservo algunos recuerdos maravillosos de la época en la que vivía en Málaga y jugaba al baloncesto.
¿Y eso?
A ver, yo es que mido 1,97 m y ya medía eso con 13-14 años, menos mal que paré de crecer. Me fichó el Unicaja de Málaga y la Selección Española, siendo un niño, y le sacaba medio cuerpo a los de mi edad. Jugaba bien al baloncesto, pero aunque tenía habilidades para el deporte, y sobre todo altura, yo lo tenía clarísimo, a mí lo que me gustaba era coser.
Alejandro de Miguel quiere que sus diseños sean accesibles a todas las mujeres.
Luis Miguel González
Una última pregunta. Hablemos de precios. ¿Cuánto nos costaría tener un diseño tuyo?
Me gusta pensar que soy el diseñador del lujo asequible, para que todas las españolas puedan tener un Alejandro de Miguel en su armario, ese sería mi sueño. Está claro que son trajes hechos en España y a medida, pero puedes encontrar vestidos desde 500 €, aunque luego hay trajes de novia o madrina de miles de euros, pero intentamos ajustarnos al presupuesto de cada clienta.
Maquillaje: María Emma García para Alberto Dugarte Institute