"Me dieron tres horas de vida", ha confesado Ainhoa Arteta sobre el grave problema de salud que sufrió el pasado verano.
"Me llamaban 'Lady Corcho' porque no me hunde nadie", ha sido uno de los titulares que nos deja la sincera entrevista de Ainhoa Arteta junto a Bertín Osborne. La soprano se ha abierto en canal para recordar algunos de los episodios más destacados de su vida, también los más duros. Desde el día que volvió a nacer, hasta la terrible violación que sufrió en Nueva York.
La guipuzcoana ha comenzado la entrevista en 'Mi casa es la tuya' recordando su última y complicada etapa. "A mí me salvó Andalucía, la Seguridad Social y el hospital Virgen del Rocío. No tengo palabras para agradecer a médicos, enfermeras...", ha manifestado. Fue el pasado verano cuando a consecuencia de la complicación de un cólico nefrítico terminó con un fallo multiorgánico que casi le cuesta la vida. "Me tienen que trasladar en helicóptero. Llegué por los pelos y no me enteré de mucho más. Me indujeron a un coma. Estuve seis días de coma inducido y me dieron tres horas de vida".
El día que Ainhoa Arteta volvió a nacer
La tolosarra ha recordado el episodio más complicado en cuestión de salud. Ha contado que no reaccionaba a ningún antibiótico y que solamente le quedaba la penicilina -a la que era alérgica desde pequeña-. "La suerte que tuve es que la penicilina me hizo una alergia cutánea, pero me salvó. De esto no me enteré hasta que salí del coma. Fue entonces cuando me dijeron lo que había pasado". Desde aquel preciso instante no puede más que celebrar intensamente la vida. "Recuerdo que después me operaron. Salí con todas las extremidades sin riego. Hay mucha gente que no ha tenido la suerte que he tenido yo. Yo ahora vivo".
También ha contado que a consecuencia de la intubación se le cerró un ganglio de la cuerda derecha. "Me quedé sin voz, no podía ni hablar ni cantar. En noviembre me operaron a cuerda abierta y gracias a Dios la operación salió bien. Todavía estoy en recuperación. Estoy en campamento tres y todavía me queda para hacer cumbre", ha afirmado haciendo un símil de montaña. Aunque nunca ha perdido la sonrisa. "Lo he pasado muy mal, pero gracias a Dios tengo una familia y unos amigos que han sido mi apoyo. Mucha gente que me ha apoyado. Gracias al amor estoy aquí. Gracias al amor infinito de mis amigas".
Durante su entrevista, Ainhoa Arteta también ha contado dos circunstancias que han marcado mucho su vida. "A los seis años yo iba con mis cromos a jugar con mis primas y un tío me dijo si le iba a ayudar a bajar unos paquetes. Según iba subiendo esa persona iba haciendo unas cosas que sabía que no estaban bien. Empecé a gritar. Fíjate cómo sería el trauma que llegué a casa y me había defecado encima".
Una terrible violación
Cuando vivió en Nueva York sufrió una violación de la que ha hablado sin tapujos. "Esas cosas te dejan muy marcada". Todo ocurrió cuando llegaba de noche a casa. Una persona se coló en el portal donde vivía. "No recuerdo lo que pasó, solo temblaba. Era la época en la que estaba Rudy Giuliani como alcalde de la ciudad y tu vida valía una mierda". De haber salido viva de aquello, también está tremendamente agradecida. "Soy una persona afortunada. He podido dedicarme a lo que me apasionaba desde pequeña. El sueño americano famoso a mí me ha ocurrido. He tenido hijos, no me he dejado nada en el tintero. Bueno, sí, me he dejado amantes en el tintero", ha bromeado.
También ha reconocido que no piensa enamorarse próximamente: "Mis amigas me lo tienen prohibido y tienen razón. Hasta que no tenga el corazón en la cabeza, eso no se contempla", ha explicado. Respecto a sus cuatro maridos, ha señalado que es muy complicado vivir con una mujer con su proyección profesional. "Cuatro y punto. Esa ha sido la gran tontería en mi vida. Nunca he sido muy ligona y no lo soy. He sido más bien arisca, soy de bufar", ha confesado.
Habla de sus hijos
Ainhoa Arteta tiene dos hijos, la mayor de 21 años y el pequeño de 12. Ambos sienten "amor odio" por su profesión, según ha revelado. "Me pongo a cantar en casa y mi hijo se poner a chillar. Me boicotea completamente". Aunque ha contado que nunca le han reprochado nada, sí que ha vivido situaciones difíciles. Como aquel día en el que debía salir a cantar y su pequeña no se despegaba de su falda llorando sin parar. "Mi hija nunca me lo ha reprochado, al revés cuando he flaqueado, ella siempre me ha animado a seguir. Ella no me concibe de otra manera. Sabe que soy feliz cantando".