En las últimas semanas la princesa Victoria de Suecia y su marido, Daniel Westling, han tenido que afrontar los insistentes rumores sobre su posible divorcio. Así lo apuntaban diferentes medios de su país. Una situación que obligó a tomar medidas insólitas hasta la fecha para atajarlos.
Tanto como que la Casa Real publicase un comunicado el pasado 11 de febrero desmintiendo la noticia. Pero no solo eso. Apenas una semana más tarde, era la propia pareja la que enviaba otra nota de aclaración, en la que negaba cualquier crisis en su matrimonio en un intento de proteger a su familia. Ellos son padres de dos hijos: Estelle, de diez años, y Oscar, de cinco.
Pues bien, desde entonces la heredera y su esposo no han dejado de salir en público para cumplir con diferentes compromisos oficiales. Un llamativo incremento de su agenda conjunta que muchos interpretan como la necesidad de escenificar ante el mundo que 'aquí no sucede nada'.
Sin embargo, como diría nuestra querida coach Cristina Soria, hay un lenguaje no verbal que puede evidenciar mucho más de lo que se quiere mostrar. Así lo podemos inferir de su última salida pública.
Victoria (44) y Daniel (48) fueron de visita al Instituto de Estudios Europeos, en Estocolmo. Llegaron al lugar a pie, caminando por la acera como cualquier ciudadano normal. La pareja iba charlando distendidamente mientras se acercaban al lugar.
Sin embargo, en esos instantes se pudo observar un momento algo tenso entre ellos. Con gesto muy serio, ambos parecían estar discutiendo sobre algo o intercambiando las últimas impresiones antes de abordar este acto. La princesa incluso llegó a gesticular con sus manos dirigiéndose a su marido...
Una vez se fueron acercando, con las cámaras ya en la puerta del recinto, la pareja cambió de expresión y empezó a relajarse. Saludaron educadamente a los presentes y posaron ante los objetivos con la mejor actitud y una amplia sonrisa. También dentro volvieron a posar, lógicamente, aunque de nuevo vimos gestos cariacontecidos en sus respectivos rostros.
Quizás las últimas informaciones dudando sobre la felicidad de su matrimonio les han acabado afectando más. La princesa dio el 'sí, quiero' al que fuera su entrenador físico el 19 de junio de 2010. Precisamente en 2020 celebraron su décimo aniversario de boda protagonizando un romántico posado en los jardines de su residencia.
El reciente comunicado, firmado por ellos dos, pretendía alejar las sombras sobre ellos de manera contundente: "Ha llegado a nuestro conocimiento que existe una amplia difusión de rumores negativos acerca de nuestra relación privada. Se están difundiendo acusaciones acerca de una traición en nuestra relación y de un divorcio inminente. En casos normales, no realizamos comentarios sobre rumores y especulaciones, pero para proteger a nuestra familia queremos dejar claro, de una vez por todas, que los rumores son completamente infundados".
Aunque les costó mucho casarse (al principio los reyes Carlos Gustavo y Silvia de Suecia no veían con buenos ojos a su futuro yerno), Victoria y Daniel demostraron que su amor era más fuerte. Unidos en lo bueno y en lo malo, incluso superando los graves problemas de salud del príncipe (que tuvo que ser trasplantado de riñón) y sin escatimar en gestos de cariño. Aun cuando ahora estén más serios de lo habitual...