Alerta máxima en Inglaterra, donde ha vuelto a quedar en evidencia que la seguridad del palacio de Buckingham deja mucho que desear. Los habitantes del palacio no pueden tan siquiera descansar en paz, dado que el miedo a que un loco se cuele en las instalaciones para campar a sus anchas es tan palpable, que se ha convertido ya en algo habitual. Y es que no es la primera vez que una persona ajena a la familia y a sus trabajadores se cuela en el edificio real para demostrar que la seguridad es pobre e ineficaz.Una plaga de ratas en Buckingham pone a Isabel II de los nervios
Un joven de 22 años ha logrado acceder al interior del Palacio de Buckingham y ha sido detenido a tan solo unos metros de la puerta de la habitación en la que dormía la reina Isabel II. Un susto mayúsculo y que se pudo evitar in extremis, porque la intención del joven era ver a la soberana y, después, ¿quién sabe?Isabel II se pone moderna por su cumpleañosEl equipo de seguridad de palacio no advirtió la presencia de este joven hasta que fue demasiado tarde. Entró saltando la valla principal del palacio y sorteando puertas y recorriendo pasillos hasta que estuvo a escasos metros de la Reina Isabel II. Estaba indefensa y bien podríamos estar lamentando la tragedia, pero por fortuna fue detenido antes de que molestase el real sueño de la regente.
Los hechos tuvieron lugar en la madrigada del martes al miércoles y el detenido se encuentra aún en dependencias policiales a la espera de conocer sus intenciones. Será acusado de un delito de allanamiento de morada, pero podría haberse producido un mal mayor y parece que la tragedia es más fácil de lo que uno podría imaginar en un primer momento. Si su intención fuese asesinar a la Reina Isabel II, unos minutos más habrían sido fatales.En 1982 ya se coló el famoso Michael Fagan en Buckingham. Como en esta ocasión, la reina Isabel II se libró de milagro. Fagan logró entrar en palacio y llegar incluso más lejos que este joven de 22 años, porque entró en la habitación de la reina, se sentó en su cama mientras ella dormía e incluso habló con ella medio dormida: “¿Qué estás haciendo aquí?”, le preguntó Isabel II al descubrir a un desconocido sentado en su cama.